¿El último once de Arrasate? |
Y sí, Jagoba Arrasate es el culpable de la situación actual de la Real y su cese ya parece la única medida posible para tratar de que esta arruinada temporada no vaya a peor. No ha sabido conducir a una muy buena plantilla, incluso con sus desajustes, se ha metido en camisas de once varas con movimientos tácticos que el equipo no ha sabido seguirle y el nivel de sus jugadores ha ido decreciendo progresivamente. El culmen han sido estos dos últimos partidos, la derrota con el Getafe y este empate con el Córdoba, dos encuentros de los que sólo sale una acción digna de aplauso, la jugada con la que Hervías marcó hace una semana su primer gol en Primera División. Lo demás, basura. Y no por falta de entrega, porque siempre ha dado la sensación de que los jugadores de la Real corren. Pero corren mal. Y manejan el balón aún peor. Ni hablar ya de su posición o de sus movimientos sobre el campo. Arrasate no sabe arreglar eso y sus jugadores, como hace una semana, han vuelto a dejar tirado a su técnico a pesar de hablar y hablar en público. La vergüenza es tan suya como de Arrasate.
No puede haber disculpa posible a que este equipo, que tan bien ha venido sabiendo gestionar las situaciones límite desde que regresó a Primera, haya ofrecido dos actuaciones tan mediocres como las últimas cuando estaba en juego el futuro de un entrenador al que tanto han defendido de palabra y cuando la Real se ha instalado en las posiciones de cola de la clasificación por méritos propios sobre todo. Y más teniendo en cuenta que los rivales en estos dos días han sido Getafe y Córdoba. Arrasate no ha acertado con lo que había que cambiar en el equipo, como tampoco acertó hace una semana o en partidos precedentes. El equipo no ha mostrado ni el más mínimo signo de mejoría, ni en juego ni en la estrategia, ni en la colocación, ni en los aspectos más técnicos del juego. Lo que la Real está viviendo es una involución asombrosa y a la que resulta imposible encontrar una explicación racional. Los dos puntos que se ha dejado la Real en Córdoba se explican también en el ridículo nivel arbitral y en la carambola de una jugada que nada tuvo que ver con el juego de su rival, pero es también la condena a la mediocridad que exhibe.
El gol realista, el 0-1, llegó de la forma más absurda. Finnbogason fue trabado cerca del córner en la banda derecha del ataque realista, una falta a todas luces innecesario y por la que el Córdoba pagó un precio alto. Canales botó la falta de una forma tan deficiente como viene acostumbrando a hacerlo durante toda la temporada, pero Vela se las arregló para prolongar el balón y, ante una asombrosa pasividad defensiva del Córdoba, Iñigo Martínez empujó el cuero al fondo de la red. Era el primer tiro a puerta de la Real y llegaba en el minuto 22. Y no es que el Córdoba hubiera hecho absolutamente nada mejor para que el resultado pudiera haber sido otro. De hecho, su única ocasión fue precisamente un córner, bien peinado en el primer palo pero que no encontró rematador en el segundo, donde Yuri despejó sin oposición. Fue, probablemente, la única acción acertada del lateral en todo el encuentro. Todo corazón, pero nulo acierto, y eso no se puede justificar con su falta de experiencia en Primera porque sus ex compañeros del Eibar muestran mucho más que él.
Yuri, en todo caso, es la anécdota, porque no es él quien debe levantar el nivel del equipo y toda la Real merece el más sonoro de los suspensos. Sólo Zubikarai, en una buena salida para tapar a Ghilas sin ángulo, mostró algo digno de Primera División. Iñigo rompe fueras de juego con una facilidad lamentable, Ansotegi no puede ser ahora la solución a los problemas defensivos, Zaldua no se parece demasiado al chaval que conquistó la banda derecha de manos de Carlos Martínez, Markel es un jugador sin incidencia alguna en los partidos, ya ni siquiera en la faceta defensiva, Pardo cada día que pasa parece menos jugador, Canales y Chory no sacan partido al movimiento que se les ve, Vela se parece más al de sus primeros meses en la Real que al jugador decisivo que viene siendo desde entonces y Finnbogason hasta ahora está dejando una impresión más pobre que la de Seferovic en todos los minutos que jugó después de su golazo en Lyon. Arrasate es culpable de que el valor de los jugadores caiga, pero éstos merecen un reproche tan severo como el que merece el técnico txuri urdin porque parece que no saben dar siquiera un pase a un compañero.
La patética primera parte que ofrecieron Córdoba y Real Sociedad, de la que no merece destacarse nada más, tuvo una continuación natural en la segunda. Pero con esta tendencia al suicidio que viene demostrando el equipo txuri urdin, era evidente que siempre iba a estar más cerca el 1-1 que el 0-2. No hubo un solo jugador realista que disfrutara de opción alguna para matar el partido. Ni uno. Y eso, ante una defensa que había encajado goles en todos los partidos de la Liga salvo en uno, la de un colista desmoralizado por estar otra vez por debajo en el marcador, es sencillamente gravísimo. Claro que peor aún es encajar ante un equipo que sigue sin conocer la victoria y que apenas sumaba cinco goles en ocho partidos. El Córdoba debió marcar en el minuto 62, en una jugada sonrojantemente defendida por la Real y que Xisco, prácticamente sobre la misma línea, envió fuera de una forma incomprensible. Dos minutos después, Markel salvó los muebles lanzándose para cortar un pase de la muerte desde la derecha del ataque cordobesista y fue entonces cuando empezó el carrusel de cambios.
En la Real, los relevos suelen estar bastante cantados y son una muestra más de la desesperación de Arrasate. Aunque no suela estar entre los peores y dentro del terrible nivel colectivo del equipo, Chory siempre es el primero en salir. Hoy dejó su sitio a Zurutuza. El mensaje era tan evidente como poco efectivo: había que fortalecer el centro del campo. Por eso era igualmente obvio que Pardo sería el segundo relevo, para dar entrada a Granero. Y finalmente se marchó Canales para que entrara Xabi Prieto. Arrasate modificó todo el núcleo central del equipo salvo al intocable Markel Bergara. Aunque Zurutuza y Prieto sí consiguieron algún leve atisbo de mejoría, un espejismo nada más, su aportación fue pobre y el juego del equipo no mejoró. Ni tampoco su gestión del partido, pues en ningún momento dio la sensación de frenar bien al Córdoba. Era, simplemente, que enfrente había un rival de nivel aún más bajo que el del equipo txuri urdin.
Entre tan mediocre espectáculo, Del Cerro Grande quiso sumarse a la fiesta. Su arbitraje fue un galimatías en el que tuvo la fortuna de que los jugadores no quisieron entrar, hasta el punto de que no le dieron motivos para señalar falta alguna hasta pasados los veinte minutos, precisamente hasta el libre directo que sirvió a la Real para hacer el 0-1. En la segunda parte, el colegiado se descontroló, cada minuto que pasaba parecía estar arbitrando peor y empezó a tomar decisiones raras, como no sancionar más de una falta clara sobre Vela. Y así llegó a convertirse en otro protagonista del partido, dando validez a un tanto ilegal, el segundo que le hacen esta temporada a la Real con la mano, algo que ya debe de ser todo un récord. La jugada, como la del 0-1, rocambolesca. Un centro de Fede Cartabia desde la banda izquierda acabó cerrándose y estrellándose en el larguero. El rebote lo impulsó Xisco con el brazo al interior de la portería realista. Zubikarai y Ansotegi lo vieron. Sus protestas, como siempre, leves, algo incomprensible dada la gravedad y la trascendencia de la acción. ¿Carácter? Cero.
Era el 1-1, que de nuevo, como hace una semana, llegó en las postrimerías del partido, en el minuto 87. Esta vez no dio tiempo a que el Córdoba buscase el gol de la victoria, esencialmente porque el andaluz es un equipo de enormes limitaciones. El empate era un premio descomunal para los de Djukic toda vez que la Real había conseguido adelantarse en el marcador. Nadie podrá negar la justicia del resultado, incluso en el desesperante nivel exhibido por ambos equipos no resulta una barbaridad pensar que el Córdoba podría haberse quedado los tres puntos con más facilidad que la Real. Pero es asombroso que los árbitros sigan decidiendo partidos con su incompetencia sin que aquí pase nada. El Celta hizo el segundo gol ante la Real también con la mano. Contra el Valencia un gol de Iñigo Martínez se quedó en fantasma porque el asistente no quiso saber nada y el derribo a Canales en el área del Eibar se quedó sin sancionar, Y así, incontables decisiones trascendentes y menos decisivas. Ahí se han ido muchos puntos que habrían ayudado a que la situación de la Real fuera otra.
Pero, obviamente, no lo es. El equipo txuri urdin termina la novena jornada de Liga bordeando el descenso y todavía fuera de esas posiciones por un milagro ante el Real Madrid, la única victoria en lo que llevamos de Liga, habiendo sumado sólo seis puntos de 27 posibles, con un arranque terrible que ya está entre los peores de la historia del equipo, y haciendo que los buenos tramos de juego ante el propio Real Madrid, Valencia, Celta o Almería, acompañaran o no esos resultados, no sean ya más que olvidados oasis dentro de un desierto que parece no tener fin. Arrasate ha fracasado en el objetivo de dar continuidad a la mejor Real en una década y sus jugadores han contribuido a colocar muchas de las piedras que ya forman la lápida de este proyecto. La pregunta antes del partido de Córdoba era si Arrasate y sus jugadores serían capaces de resucitarlo después de la soberana decepción del encuentro ante el Getafe. Y la respuesta, a pesar de contar con la incompetencia de Del Cerro Grande como aliada, es que no. Lo de Córdoba ha sido el esperpento final.
3 comentarios:
Partido clave para el futuro de Arrasate. Pero se ha empatado. No se ha perdido. Y qué hacemos con Arrasate?? Una Real más aseada, que lo ha intentado pero con un equipo al que le queda mucho por ser competitivo (el Córdoba es mi otro equipo, y al que sigo de cerca como a la Real).Nos harán seguir perdiendo el tiempo y prolongando la agonía de Arrasate?? A ver cuando nos enfrentemos a equipos más solventes.
Por lo que parece el Presi nos concede dos jornadas más en las que hacer el ridículo. Que sigamos perdiendo puntos. Como no nos harán falta...
Antonio, pues ese viene a ser el gran problema. Como dices, el Córdoba es un equipo al que le falta mucho y no sólo no logramos hacerle peligro sino que encima nos dejamos empatar. Complicado. Si en el primero no hay victoria, me resulta complicado que haya un segundo partido, pero, la verdad, pocos pensábamos que no ganando en Córdoba podría seguir...
Javi, tienes toda la razón. La preparación física, sin necesidad de que seamos expertos, es algo que llama demasiado la atención en lo negativo. Y sí, para mí ha sido de lo peor que he visto en muchos años, creo que por desgracia se notaba en la crónica...
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