domingo, diciembre 10, 2006

BARCELONA 1 - REAL SOCIEDAD O Por fin apareció la Real, pero no tuvo suerte

Otra derrota más, pero ésta es la primera con un sabor distinto. Esta vez sí vimos a la Real jugar un partido. No es que su fútbol en el Camp Nou fuera brillante, pero fue fútbol por primera vez. Ronaldinho hizo que la Real saliera de vacío de Barcelona, pero, insisto, por primera vez, con una sensación distinta. La Real dejó fútbol en la Ciudad Condal y, ahora sí, ese es el camino a seguir para evitar el descenso.
Habrá quien diga que la igualdad del partido se debió a que el Barça lo jugó como una pachanga y habrá quien afirme que no fueron demasiadas las ocasiones de gol de los realistas. Y quizá tengan razón, pero en una temporada tan descorazonadora como la actual, me agarro a un clavo ardiento con tal de terminar ilusionado un partido. Aunque se pierda. Y no vi sólo un clavo. Vi muchas cosas positivas.
Ya empieza a ser habitual tener que destacar el paradón antológico que Bravo nos deja en cada partido. Esta vez fue a Ronaldinho, que nos dejó a todos helados con una tijera que habría provocado que incluso los realistas aplaudiéramos si llega a entrar. El partidazo de Mikel González fue para enmarcar. La lucha de Kovacevic, los balones que aguanta, las jugadas que propicia compensan con creces que el serbio no tenga la agilidad y velocidad de antaño. Y pocos equipos, por mucho que el Barça esté pensando en otras cosas, va a tener más posesión que los locales. La Real lo hizo, gracias también a un buen partido de Aranburu (¡por fin en el doble pivote!).
¿Y por qué perdió la Real? Lo primero que viene a la mente son las tres clarísimas ocasiones de que dispuso, la de Aranburu en la primera parte que sacó Belletti y las dos en los últimos minutos con las que Valdés se erigió en el héroe del partido, primero a Darko y después a Mikel González. O en los dos rebotes que podrían haber acabado con un gol en propia puerta (a perro flaco todo son pulgas; a la Real eso sólo le pasa en contra...). Pero el análisis de todo lo que sucedió en el campo obliga a tener en cuenta dos factores más. Primero, el claro fuera de juego de Gudjohnsen en el gol barcelonista. El trío arbitral anuló dos goles al Barça en la primera parte por esa infración y por lo visto les debió parecer demasiado repetir la acción una vez más. No está siendo una temporada positiva de los árbitros con la Real y hay que decirlo sin que nadie piense que es una excusa. Y no lo es porque el motivo fundamental de ese gol fue el agujero permanente que tuvo la Real en su banda izquierda y que se vio claramente en la jugada del gol. Rekarte se empeñó durante todo el partido (¿órdenes de Lotina para frenar a los centrocampistas del Barça o error táctico del jugador?) en tirarse al centro y dejar demasiados metros de ventaja a un Giuly que si llega a tener la noche inspirada podría haber metido en el área no menos de una docena de balones de gol. Gari Uranga y Aranburu, de hecho, se tuvieron que multiplicar para intentar cerrar esa banda.
Lotina tampoco acertó con los cambios, porque no supo dar al equipo la profundidad que necesitaba para ir a por el empate. Queda por ver qué pasara si Skoubo se recupera y la Real puede disponer de su 9 doble. Sí acertó en el once inicial, con el que otra vez sorprendió a todo el mundo. Este partido fulmina todas las excusas. Si la Real ha sido capaz de jugar al fútbol en el Camp Nou, ¿qué no habría podido hacer si no se hubieran tirado a la basura tantos minutos de partidos como el del Getafe? A falta de fichajes, Aranburu debe ser uno de los mediocentros. Y la exigencia debe ser mucho mayor tanto para Xabi Prieto, que todavía no ha aparecido esta temporada, como para Jesuli. Los dos pasaron inadvertidos por Barcelona. Lotina tampoco reaccionó a tiempo para paliar la sangría de la banda izquierda. Y cuando lo hizo fue para colocar a Garrido de extremo, precisamente cuando el partido demandaba más atacantes para ir a por un Barcelona con diez jugadores (la primera tarjeta a Sylvinho es tan terrorífica como la que sacó a Bravo, ambas por perder tiempo; la segunda es justa), aunque sólo fuera durante los cinco minutos que faltaban.
Y, pese a todo, el partido a mí me dejó una sensación ilusionante. Hoy no me importa tanto lo que puedan hacer el Nastic, el Athletic o el Betis. Hoy pienso que la Real se va a salvar. Y lo pienso por primera vez en la temporada. Porque he visto jugar a la Real y me gusta. Y porque creo que hay mucho margen de mejora en un equipo que, incluso con este nefasto arranque de temporada, no es tan malo. Estoy convencido de que hay tres peores y de que la Real lo va a demostrar.

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