Una vez despreciada la posibilidad de medir el joven talento de la Real contra la asentada categoría del Barcelona, llega la hora de probar al equipo de Philippe Montanier como visitante en su segunda prueba lejos de Anoeta (sábado, 22.00 horas, Iberostar Estadi, La Sexta). Dos partidos ya disputados, una victoria y una derrota. A la renuncia de Barcelona le siguió un buen debut en Anoeta que se debió solventar con mucha más claridad de la que expresó el marcador final. La timorata apuesta en el Camp Nou encontró su reflejo luminoso en la alegría atacante que sufrió el Celta en su visita a San Sebastián. Y ahora le toca a Montanier decidir qué Real quiere enseñar lejos de San Sebastián. El temor está en que toque lo que funciona y que prolongue la leyenda de sentar al autor de los goles. La esperanza, en que la Real asuma por fin todo el fútbol que lleva dentro y juegue lejos de Anoeta como lo hace en algunos tramos de los partidos ante su público.
De un tiempo a esta parte, las convocatorias de Montanier generan casi tanta expectación como sus onces iniciales. En esta ocasión, los 19 escogidos hacen que la alineación del técnico francés en Mallorca sea todo un misterio. Hay tres bajas con respecto al grupo que escogió el galo para enfrentarse al Celta, todas ellas por problemas físicos: Zubikarai, Elustondo y Chory Castro. Los cuatro que entran son noticia por diferentes motivos. Iñigo Martínez y Zurutuza entran en su primera convocatoria tras superar sus respectivas dolencias, y es una sorpresa especialmente la presencia del centrocampista. Vuelve Javi Ros, que debutó en Primera en el Camp Nou. Y entra por primera vez Royo, que será el suplente de Claudio Bravo. Una vez cedido Sarpong al Hércules y teniendo en cuenta el parte médico, Montanier sólo ha tenido que descartar a un jugador, que ha vuelto a ser un Carlos Martínez que da la impresión de que lo tendrá difícil para lograr la confianza de Montanier si no media sanción o lesión de Estrada.
Bravo será el portero titular, regresando de nuevo al campo en el que debutó con la Real. La defensa sólo parece plantear una incógnita, y es el nombre del lateral izquierdo. De la Bella ha iniciado bien la temporada, pero José Ángel, fichaje de este verano, aún no ha jugado en ese puesto. Por la derecha jugará Estrada y en el centro sería una sorpresa que no entrara Iñigo Martínez para acompañar a Mikel González. Cadamuro estará en el banco. Sin Elustondo, parece claro que Markel Bergara será el 4 del equipo. Pero la duda está en sus acompañantes, que determinarán qué apuesta hace Montanier. Illarramendi parece fijo y Zurutuza sería raro que entrara en el once. Mantener a Griezmann reforzaría el mensaje ganador. Ros parece una opción más conservadora y la duda, camino de ser eterna, vuelve a ser si Pardo tendrá un hueco en el once inicial. A falta de conocer el descarte, Montanier se lleva toda la artillería. Si Griezmann jugara en el ataque, Xabi Prieto, Vela y Agirretxe (bigoleador la pasada jornada) se jugarían dos puestos. Vistos los precedentes, Ifrán tiene menos opciones.
La Real arranca la tercera jornada en la duodécima posición, gracias a los tres puntos que consiguió ante el Celta. El Mallorca, por su parte, es sexto (la última posición europea) con cuatro puntos, los que logró ganando en casa al Espanyol por 2-1 y empatando en Málaga en la pasada jornada. El balear es uno de los nueve equipos que todavía no conoce la derrota en lo poco que llevamos de Liga. El foco de atención en este partido, una vez que Montanier aclare el descarte y siga perfilando el papel de todos sus jugadores en este equipo, está en el rendimiento que pueda dar la Real lejos de Anoeta. El equipo txuri urdin no ganó ni un solo encuentro como visitante en la segunda vuelta de la temporada pasada, emulando lo que sucedió en la anterior, con Martín Lasarte en el banquillo. Si esta Real quiere aspirar a algo más que la permanencia, debe ser más regular a domicilio y campos como el Iberostar parecen propicios para luchar por los tres puntos en condiciones de igualdad. En las filas del Mallorca hay tres ex realistas, Nsue, Víctor y Martí.
Mallorca y Real Sociedad se han visto las caras en las islas en 24 ocasiones, 21 de ellas en Primera División. El balance es claramente favorable a los locales en la máxima categoría, con sólo tres victorias del conjunto donostiarra y seis empates, por doce triunfos bermellones. La victoria más abultada de la Real es el 1-3 de la temporada del subcampeonato, la 2002-2003, con goles de De Pedro de penalti, Karpin y Kovacevic. La mayor goleada del Mallorca es el 5-2 de la temporada 2005-2006. Aunque con el cambio de siglo la Real acumuló cuatro temporadas consecutivas puntuando en Mallorca, no gana allí precisamente desde el año 2003. Desde entonces, ha acumulado cuatro derrotas y dos empates. En el Iberostar han jugado en diez ocasiones, con dos triunfos de la Real y cinco del Mallorca. En Segunda División, estos dos equipos se han enfrentado en tres ocasiones, todas ellas en la década de los 40 del siglo pasado, en los que la Real no conoce la victoria, sólo sumó un empate a uno en la temporada 45-46 y los otros dos encuentros se saldaron con triunfo local.
La última vez que la Real visitó Mallorca fue en la Copa del Rey de la pasada temporada, en la sonrojante noche del 6-1 que supuso la eliminación del equipo de Montanier. Con el 2-0 favorable de la ida y un gol más anotado por Ifrán al comienzo del partido de vuelta, la Real se dejó remontar en un partido inaceptable. Encajó cuatro goles en ocho minutos antes del descanso. Montanier, brazos a la espalda, no movió ficha hasta que la debacle era irremediable y el 6-1 campeaba ya en el marcador. Una noche muy negra. En la Liga, el equipo txuri urdin se llevó también una derrota de Mallorca pero el escenario fue diametralmente opuesto. Era la quinta jornada del campeonato liguero y la Real todavía estaba intentando encontrar su fútbol. En Mallorca exhibió grandes ideas, con algo de lentitud, y mereció ganar con claridad, pero estrelló tres balones en los palos. Agirretxe no desaprovechó una gran asistencia de Vela para adelantar a los realistas, pero el Mallorca empató casi inmediatamente por medio de Víctor y el ahora txuri urdin Chory Castro hizo el 2-1 ya en la segunda mitad. Esta fue una derrota inmerecida.
viernes, agosto 31, 2012
domingo, agosto 26, 2012
REAL SOCIEDAD 2 - CELTA 1. Entrando en Anoeta con buen pie
Buen estreno el de la Real en Anoeta, entrando con buen pie en el arranque de esa otra temporada que arranca en la segunda jornada. No la que excluye los partidos contra Barcelona y Madrid, sino la del equipo como local. Anoeta ha sido la base de los éxitos recientes de la Real, de los ambiciosos y de los limitados, y el partido contra el Celta encerraba más peligro de lo que algunos imaginaban. Y el equipo txuri urdin superó la prueba con muy buena nota. Sin embargo, tuvo sus momentos de descontrol que podrían haber costado muy caros. Al final, y remontando un resultado adverso, los de Montanier tuvieron la fortaleza de solventar una situación que se había tornado muy peligrosa con el gol del Celta en el arranque de la segunda mitad. Agirretxe cumplió con el papel de goleador que el técnico txuri urdin optó por no darle en el Camp Nou y anotó dos goles que son una llamada de atención importante sobre el papel que puede jugar en este equipo. Griezmann, Vela y Pardo fueron otros de los nombres del partido.
Tras la goleada en el Camp Nou, la única línea que no tocó Montanier fue la defensa. Ni Cadamuro ni José Ángel, más sorprendente en este segundo caso, no olvidemos que se trata de un fichaje, entraron en el once inicial. Las dudas sobre el estado físico de Elustondo le dejaron en el banquillo, confirmando así el técnico francés que la posición de 4, salvo sorpresa, se la repartirán durante la temporada el mencionado Elustondo y Markel, titular ante el Celta. Illarramendi, con menos presencia que ante el Barça, también se confirma como centrocampista adelantado, y a partir de ahí es donde se pueden localizar las claves del partido. Griezmann actuó como tercer centrocampista, un descarado mediapunta enmascarado en el 4-3-3 de Montanier. Y, confirmando lo que se vino diciendo durante la pretemporada, demostró que el puesto es muy adecuado a sus condiciones futbolísticas. Mejor con un delantero en punta, Agirretxe, y bien asistido por dos extremos, Vela y Xabi Prieto.
Decía Montanier tras la derrota del Camp Nou que él nunca había sentado a un goleador en la siguiente jornada. Como parece haber olvidado los precedentes de la pasada campaña, decidió inaugurar la presente temporada esta ya transitada senda con Chory Casto, autor del tanto de la Real en Barcelona y suplente en el estreno en Anoeta. Sin embargo, es ahí donde poco se puede decir de la labor de Montanier. Cuando se trata de elegir hombres, cada realista y el entrenador que lleva dentro tendrá una opinión. El once y la forma de jugar que dispuso Montanier ante el Celta sólo tuvo ese elemento de discusión, las preferencias personales, sobre todo en la línea más ofensiva en la que tantos y tan buenos elementos tiene a su disposición el técnico, porque la Real salió al campo a hacer lo que tenía que hacer. Dominó al Celta con firmeza durante los primeros 45 minutos y generó suficientes ocasiones de gol como para irse al intermedio con una clara ventaja en el marcador.El fútbol, no obstante, no siempre premia el buen trabajo.
Entre las ocasiones de las que dispuso la Real en ese primer acto, hay que contar tres disparos a la madera, dos de ellos en la misma jugada, primero de Agirretxe y después de Ansotegi, y un tercero de Griezmann en una de las muchas acciones en las que actuó como un auténtico puñal que cortó por la mitad la defensa viguesa. Pero el 0-0 al descanso no sólo tuvo que ver con la falta de puntería de la Real, sobresaliente en el resto de aspectos del juego. El árbitro de la contienda, Pérez Montero, acumuló dos errores de bulto en apenas veinte minutos, los dos de gran trascendencia y los dos perjudicando a la Real. Primero, obvió un penalti por mano de Túñez en un salto con Ansotegi. Después, anuló un gol legal de Agirretxe, que había rematado de cabeza con categoría un centro de Xabi Prieto. El fuera de juego lo marca el asistente estando tres metros por delante de la línea defensiva en una jugada mucho más fácil de seguir, pero el estamento arbitral sigue libre de culpa en claros errores de preparación como éste. El recital arbitral continuó con un torbellino de tarjetas amarillas que no tuvo ningún sentido y que, por supuesto, perjudicó a la Real, afortunadamente sin mayores consecuencias en forma de expulsiones.
El equipo de Montanier estuvo a punto de dar al traste con todo su buen trabajo de la primera mitad en un inicio de la segunda bastante calamitoso. Uno de los fichajes del Celta, Krohn-Dehli, inédito hasta entonces, empezó a entrar en juego y a encontrar un metro de ventaja concedido por la defensa realista en cada ataque vigués. Aunque bien es verdad que en el tramo final de la primera mitad el Celta ya se había intentado estirar y forzó varios cortes muy oportunos de un entonado De la Bella y un notable Mikel González, en los cinco primeros minutos de la reanudación, los vigueses atacaron más que en toda la primera mitad, forzando una gran intervención de Bravo y anotando el 0-1. Fue en una jugada del mencionado Krohn-Dehli que dejó el tanto a placer a De Lucas. La Real había regresado de los vestuarios con una caraja de esas que ya se han visto más veces en Anoeta y por momentos parecía mucho más factible el 0-2 que el empate de los locales.
Pero apareció de nuevo Griezmann para hacer la jugada del partido, cruzando como un rayo toda la línea defensiva del Celta para asistir en diagonal a Agirretxe, que clavó el balón en el fondo de la portería tras tocar en el palo izquierdo de Javi Varas. Un golazo. Y, más que un golazo, una demostración de carácter. Del centrocampista francés por asumir los galones que ya le corresponden en este equipo y del delantero por asumir el rol goleador que todavía muchos aficionados realistas, con los que no estoy de acuerdo, creen que no puede asumir. Y más después del gol anulado, una de esas jugadas que, sumadas a algún fallo ocasional, amenazan siempre con minar la moral de un delantero. Con el partido más abierto que nunca, Griezmann volvió a aparecer en el inicio de la jugada del segundo gol, que sucedió sólo siete minutos más tarde. Él abrió a Vela, quien peleó y peleó un balón en la izquierda hasta introducirlo en el área pequeña, donde dos jugadores del Celta y su portero no supieron entenderse. Agirretxe, más listo que el hambre, aprovechó la indecisión para tocar levemente el balón e introducirlo en la portería.
Para entonces, y sin haber alcanzado ese minuto 70 que tanto marcó los relevos de Montanier durante la temporada pasada (¿era o no era un detalle a corregir en esta segunda temporada y que le hemos venido señalando los más críticos con su labor?), el técnico francés ya había introducido un primer cambio. Pardo entró por Illarramendi. Y el joven canterano volvió a dar una espléndida lección futbolística, de esas que hacen dudar de lo que le pasa al técnico por la cabeza cuando justifica sus ausencias aduciendo que los aficionados no han visto jugar a Pardo. Pardo no es un jugador de futuro, sino de presente. Que Lasarte pensara eso mismo de Griezmann es parte de lo que permite que hoy Montanier tenga al jugador que tiene para asumir el mando ofensivo del equipo. Cada partido en el que Pardo no recibe el papel que se gana cada vez que pisa el césped, es un partido perdido. Supo mover el partido a su antojo, liderar las jugadas de ataque del equipo, congelar el tiempo cuando el partido lo necesita. Pardo dejó de nuevo a la gente con la boca abierta.
La inclusión en el partido de Chory Castro por Vela, cansadísimo por el esfuerzo (el mexicano tarda en ponerse físicamente al cien por cien, pero se le ve mejor que hace un año en ese sentido), también permitió que la Real llegara al final del partido siendo muy peligrosa en sus ataques. El tercer cambio de Montanier alentó más dudas y fomentó recuerdos de la temporada pasada, cuando decidió apostar claramente por amarrar el 2-1 sacando del verde al bigoleador Agirretxe, ovacionado con justicia, y poniendo sobre él a Elustondo. En esos minutos finales, Bravo tuvo que intervenir en un par de ocasiones para salvar los muebles. La segunda parte, aunque ofreció los goles y la remontada, estuvo mucho más loca que la primera. En ella, la Real no supo mantener el dominio del juego y eso le pudo costar caro. Eso fue lo más reprochable del juego del equipo txuri urdin, pero que nadie se engañe: la Real mereció ganar y con más claridad de lo que señaló el marcador. Y además dejó grandes detalles.
Si la primera derrota, en un partido señalado como tal de antemano en casi todas las quinielas, no es el fin del mundo, la primera victoria, en un partido que también muchos consideraron a priori como uno de los más ganables (no olvidemos, en casa y ante un recién ascendido), tampoco es el argumento para lanzar las campanas al vuelo. Pero la Real ganó con todo merecimiento un partido en el que no jugaron dos jugadores que la pasada temporada estaban en el equipo tipo, Iñigo Martínez y Zurutuza, en el que Ifrán no participó ni un solo minuto (lo que, de momento, confirma los peores augurios sobre el puesto que ocupa en esta plantilla), en el que Pardo apenas tuvo media hora y en el que dos de los tres fichajes de la temporada no fueron titulares. Con esos mimbres, Montanier tendría que empezar ya a entender los motivos por los que la afición estaba, si no eufórica, sí muy ilusionada con esta temporada. Porque la Real tiene un potencial enorme. Para estar entre los ocho primeros, como dijo durante la semana Bravo, o como para no considerar un partido contra el Barcelona de otra Liga, como afirmó Xabi Prieto. La ambición, la de Griezmann, la de Agirretxe, la de Pardo, es una buena guía para que lleguen los éxitos. Dejemos que se note.
Tras la goleada en el Camp Nou, la única línea que no tocó Montanier fue la defensa. Ni Cadamuro ni José Ángel, más sorprendente en este segundo caso, no olvidemos que se trata de un fichaje, entraron en el once inicial. Las dudas sobre el estado físico de Elustondo le dejaron en el banquillo, confirmando así el técnico francés que la posición de 4, salvo sorpresa, se la repartirán durante la temporada el mencionado Elustondo y Markel, titular ante el Celta. Illarramendi, con menos presencia que ante el Barça, también se confirma como centrocampista adelantado, y a partir de ahí es donde se pueden localizar las claves del partido. Griezmann actuó como tercer centrocampista, un descarado mediapunta enmascarado en el 4-3-3 de Montanier. Y, confirmando lo que se vino diciendo durante la pretemporada, demostró que el puesto es muy adecuado a sus condiciones futbolísticas. Mejor con un delantero en punta, Agirretxe, y bien asistido por dos extremos, Vela y Xabi Prieto.
Decía Montanier tras la derrota del Camp Nou que él nunca había sentado a un goleador en la siguiente jornada. Como parece haber olvidado los precedentes de la pasada campaña, decidió inaugurar la presente temporada esta ya transitada senda con Chory Casto, autor del tanto de la Real en Barcelona y suplente en el estreno en Anoeta. Sin embargo, es ahí donde poco se puede decir de la labor de Montanier. Cuando se trata de elegir hombres, cada realista y el entrenador que lleva dentro tendrá una opinión. El once y la forma de jugar que dispuso Montanier ante el Celta sólo tuvo ese elemento de discusión, las preferencias personales, sobre todo en la línea más ofensiva en la que tantos y tan buenos elementos tiene a su disposición el técnico, porque la Real salió al campo a hacer lo que tenía que hacer. Dominó al Celta con firmeza durante los primeros 45 minutos y generó suficientes ocasiones de gol como para irse al intermedio con una clara ventaja en el marcador.El fútbol, no obstante, no siempre premia el buen trabajo.
Entre las ocasiones de las que dispuso la Real en ese primer acto, hay que contar tres disparos a la madera, dos de ellos en la misma jugada, primero de Agirretxe y después de Ansotegi, y un tercero de Griezmann en una de las muchas acciones en las que actuó como un auténtico puñal que cortó por la mitad la defensa viguesa. Pero el 0-0 al descanso no sólo tuvo que ver con la falta de puntería de la Real, sobresaliente en el resto de aspectos del juego. El árbitro de la contienda, Pérez Montero, acumuló dos errores de bulto en apenas veinte minutos, los dos de gran trascendencia y los dos perjudicando a la Real. Primero, obvió un penalti por mano de Túñez en un salto con Ansotegi. Después, anuló un gol legal de Agirretxe, que había rematado de cabeza con categoría un centro de Xabi Prieto. El fuera de juego lo marca el asistente estando tres metros por delante de la línea defensiva en una jugada mucho más fácil de seguir, pero el estamento arbitral sigue libre de culpa en claros errores de preparación como éste. El recital arbitral continuó con un torbellino de tarjetas amarillas que no tuvo ningún sentido y que, por supuesto, perjudicó a la Real, afortunadamente sin mayores consecuencias en forma de expulsiones.
El equipo de Montanier estuvo a punto de dar al traste con todo su buen trabajo de la primera mitad en un inicio de la segunda bastante calamitoso. Uno de los fichajes del Celta, Krohn-Dehli, inédito hasta entonces, empezó a entrar en juego y a encontrar un metro de ventaja concedido por la defensa realista en cada ataque vigués. Aunque bien es verdad que en el tramo final de la primera mitad el Celta ya se había intentado estirar y forzó varios cortes muy oportunos de un entonado De la Bella y un notable Mikel González, en los cinco primeros minutos de la reanudación, los vigueses atacaron más que en toda la primera mitad, forzando una gran intervención de Bravo y anotando el 0-1. Fue en una jugada del mencionado Krohn-Dehli que dejó el tanto a placer a De Lucas. La Real había regresado de los vestuarios con una caraja de esas que ya se han visto más veces en Anoeta y por momentos parecía mucho más factible el 0-2 que el empate de los locales.
Pero apareció de nuevo Griezmann para hacer la jugada del partido, cruzando como un rayo toda la línea defensiva del Celta para asistir en diagonal a Agirretxe, que clavó el balón en el fondo de la portería tras tocar en el palo izquierdo de Javi Varas. Un golazo. Y, más que un golazo, una demostración de carácter. Del centrocampista francés por asumir los galones que ya le corresponden en este equipo y del delantero por asumir el rol goleador que todavía muchos aficionados realistas, con los que no estoy de acuerdo, creen que no puede asumir. Y más después del gol anulado, una de esas jugadas que, sumadas a algún fallo ocasional, amenazan siempre con minar la moral de un delantero. Con el partido más abierto que nunca, Griezmann volvió a aparecer en el inicio de la jugada del segundo gol, que sucedió sólo siete minutos más tarde. Él abrió a Vela, quien peleó y peleó un balón en la izquierda hasta introducirlo en el área pequeña, donde dos jugadores del Celta y su portero no supieron entenderse. Agirretxe, más listo que el hambre, aprovechó la indecisión para tocar levemente el balón e introducirlo en la portería.
Para entonces, y sin haber alcanzado ese minuto 70 que tanto marcó los relevos de Montanier durante la temporada pasada (¿era o no era un detalle a corregir en esta segunda temporada y que le hemos venido señalando los más críticos con su labor?), el técnico francés ya había introducido un primer cambio. Pardo entró por Illarramendi. Y el joven canterano volvió a dar una espléndida lección futbolística, de esas que hacen dudar de lo que le pasa al técnico por la cabeza cuando justifica sus ausencias aduciendo que los aficionados no han visto jugar a Pardo. Pardo no es un jugador de futuro, sino de presente. Que Lasarte pensara eso mismo de Griezmann es parte de lo que permite que hoy Montanier tenga al jugador que tiene para asumir el mando ofensivo del equipo. Cada partido en el que Pardo no recibe el papel que se gana cada vez que pisa el césped, es un partido perdido. Supo mover el partido a su antojo, liderar las jugadas de ataque del equipo, congelar el tiempo cuando el partido lo necesita. Pardo dejó de nuevo a la gente con la boca abierta.
La inclusión en el partido de Chory Castro por Vela, cansadísimo por el esfuerzo (el mexicano tarda en ponerse físicamente al cien por cien, pero se le ve mejor que hace un año en ese sentido), también permitió que la Real llegara al final del partido siendo muy peligrosa en sus ataques. El tercer cambio de Montanier alentó más dudas y fomentó recuerdos de la temporada pasada, cuando decidió apostar claramente por amarrar el 2-1 sacando del verde al bigoleador Agirretxe, ovacionado con justicia, y poniendo sobre él a Elustondo. En esos minutos finales, Bravo tuvo que intervenir en un par de ocasiones para salvar los muebles. La segunda parte, aunque ofreció los goles y la remontada, estuvo mucho más loca que la primera. En ella, la Real no supo mantener el dominio del juego y eso le pudo costar caro. Eso fue lo más reprochable del juego del equipo txuri urdin, pero que nadie se engañe: la Real mereció ganar y con más claridad de lo que señaló el marcador. Y además dejó grandes detalles.
Si la primera derrota, en un partido señalado como tal de antemano en casi todas las quinielas, no es el fin del mundo, la primera victoria, en un partido que también muchos consideraron a priori como uno de los más ganables (no olvidemos, en casa y ante un recién ascendido), tampoco es el argumento para lanzar las campanas al vuelo. Pero la Real ganó con todo merecimiento un partido en el que no jugaron dos jugadores que la pasada temporada estaban en el equipo tipo, Iñigo Martínez y Zurutuza, en el que Ifrán no participó ni un solo minuto (lo que, de momento, confirma los peores augurios sobre el puesto que ocupa en esta plantilla), en el que Pardo apenas tuvo media hora y en el que dos de los tres fichajes de la temporada no fueron titulares. Con esos mimbres, Montanier tendría que empezar ya a entender los motivos por los que la afición estaba, si no eufórica, sí muy ilusionada con esta temporada. Porque la Real tiene un potencial enorme. Para estar entre los ocho primeros, como dijo durante la semana Bravo, o como para no considerar un partido contra el Barcelona de otra Liga, como afirmó Xabi Prieto. La ambición, la de Griezmann, la de Agirretxe, la de Pardo, es una buena guía para que lleguen los éxitos. Dejemos que se note.
viernes, agosto 24, 2012
PREVIA Real Sociedad - Celta. La Real 2012-2013, segundo intento
Segunda jornada y segundo intento para la Real 2012-2013 (sábado, 19.00 horas, Anoeta, Canal + Liga y Gol TV). Después de la rotunda y previsible, que no tan fácilmente disculpable, goleada en el Camp Nou, el equipo de Philippe Montanier está obligado a mejorar sus prestaciones. Parte desde el farolillo rojo de la clasificación y aunque una segunda jornada siempre es pronto para hacer cualquier juicio de valor tampoco se puede obviar el hecho de que no sumar en dos jornadas y con las perspectiva de otro partido fuera de casa no sería una situación cómoda para el equipo. Anoeta ha dado muchos puntos a la Real desde que regresó a Primera División y el objetivo que siga siendo así ante un rival que ha compartido algunos de los momentos más trascendentes de la Real en la última década y que cuenta con las simpatías de la parroquia txuri urdin. Ésta espera con impaciencia ver los estrenos en casa de Chory Castro, goleador en el Camp Nou, y José Ángel, suplente en el debut liguero.
Había expectación por conocer la lista de Montanier para este segundo partido, el primero de la temporada en Anoeta, después del revuelo que causó la exclusión de Ifrán del grupo que viajó a Barcelona. Y sólo hay una novedad entre los 18 escogidos. Precisamente Ifrán, el gran ausente de la primera convocatoria, es la única novedad, y entra en el grupo en lugar de Javi Ros, que tuvo minutos en el encuentro del Camp Nou. Como en ese primer partido, Iñigo Martínez y Zurutuza causan baja. Los demás descartes de Montanier son los mismos, Carlos Martínez y el deshaucidado Sarpong. Elustondo, que había sido duda hasta el último entrenamiento de este viernes, finalmente ha entrado en la convocatoria.
Habrá cambios en el once inicial, pero la mayoría de ellos no son fáciles de predecir. Bravo estará en la portería. Estrada y Mikel González también parecen tener seguro su puesto en la línea defensiva, y lo normal es que José Ángel sea titular por primera vez en lugar de De la Bella, gris como casi todo el equipo en el Camp Nou. Es bastante previsible que Ansotegi deje su puesto a Cadamuro. En el centro del campo, todo parece supeditado al estado físico de Elustondo, titular fijo si está en condiciones. Si no, Markel ocuparía su lugar. Los dos otos lugares del centro del campo están en el aire, pero las ausencias de Zurutuza y Ros hacen pensar que Griezmann tendrá un puesto en esa línea, probamente junto a Illarramendi. Y en ataque, Xabi Prieto, Chory Castro, Agirretxe y Vela parecen tener ventaja en la lucha por tres puestos con respecto al mencionado Ifrán.
Tanto la Real como el Celta comenzaron la temporada con derrota. El equipo txuri urdin fue arrollado en el Camp Nou por un Barcelona que apenas encontró resistencia. El 5-1 final dejó a la Real en la última posición de la tabla, compartiendo puestos de descenso, curiosamente, con Osasuna y Athletic de Bilbao. Anoeta tendrá la primera oportunidad de la temporada de juzgar a su equipo. A pesar de su primera derrota, le recibirá con toda seguridad con aplausos, pero el once que escoja el técnico realista y el resultado que vaya teniendo el partido pueden hacer que se rememoren momentos de la temporada pasada o las recientes declaraciones de Montanier sobre Pardo. El Celta cayó derrotado en Balaídos por la mínima ante el Málaga, aunque las crónicas hablan de un equipo que jugó un buen fútbol y que dará guerra en su regreso a la élite. En Donostia hay confianza en el factor campo, porque en Anoeta la Real ha ganado la mitad de los encuentros que ha jugado como local en las dos últimas temporadas, pero sería un error considerar este encuentro como una victoria segura.
Real Sociedad y Celta han jugado en 49 ocasiones. 40 de ellas han tenido lugar en Primera División, con un saldo de 24 victorias para la Real, cuatro para el Celta y doce empates. En los trece partidos disputados desde que la Real se mudó a Anoeta, la estadística es más igualada, con cinco triunfos locales, tres visitantes y cuatro empates. La mayor goleada txuri urdin es el 7-3 de la temporada 52-53, con dos tantos de Echeveste e Igoa, uno de Carlos y Barinaga, y otro en propia puerta de Juan Francisco. La mayor diferencia de goles está en el 5-0 de la 54-55, materializado por Paz, Elizondo, Zubillaga, Iriondo y Sarasqueta. La victoria más clara del Celta es el 1-3 de la temporada 70-71. En Segunda, los datos son aún más positivos para la Real, con seis victorias, dos empates y una sola derrota. Real y Celta bajaron a Segunda de la mano, tras enfrentarse a tres jornadas del final de la temporada 2006-2007, el ascenso txuri urdin llegó en 2010 con los vigueses como rival y se escapó la tercera Liga para los realistas en la 2002-2003 precisamente en Balaídos. Los duelos deportivos directos no han impedido que ambas aficiones se profesen mucho cariño.
La última vez que se vieron las caras en Anoeta Real Sociedad y Celta fue, precisamente, el día de la celebración del ascenso en la temporada 2009-2010. Aquel día sí se daba por sentado que la victoria se iba a quedar en casa, y se quedó. Había más de 30.000 almas dentro de Anoeta empujando y quién sabe cuántas más fuera del estadio donostiarria, todas ellas deseando estallar de júbilo con el ascenso. Los goles llegaron ya en la segunda mitad, el primero de Xabi Prieto de penalti (tuvo que repetirlo porque al árbitro no le gustó su paradinha y se lesionó en el tobillo saltando la valla para celebrarlo) y el segundo de Carlos Bueno. El último duelo en Primera entre estos dos equipos fue el ya mencionado duelo de la temporada 2006-2007. El Celta borró del campo a la Real en la primera mitad, pero se marchó al descanso ganando sólo por 0-1, gol olímpico de Gustavo López. Pero tras el descanso la Real resucitó. Primero Savio, después Kovacevic y finalmente Rekarte, con sus últimos goles con la camiseta txuri urdin, certificaron un auténtico ejercicio de fe y dieron alas a la ilusión de la permanencia, que finalmente no se consiguió.
Había expectación por conocer la lista de Montanier para este segundo partido, el primero de la temporada en Anoeta, después del revuelo que causó la exclusión de Ifrán del grupo que viajó a Barcelona. Y sólo hay una novedad entre los 18 escogidos. Precisamente Ifrán, el gran ausente de la primera convocatoria, es la única novedad, y entra en el grupo en lugar de Javi Ros, que tuvo minutos en el encuentro del Camp Nou. Como en ese primer partido, Iñigo Martínez y Zurutuza causan baja. Los demás descartes de Montanier son los mismos, Carlos Martínez y el deshaucidado Sarpong. Elustondo, que había sido duda hasta el último entrenamiento de este viernes, finalmente ha entrado en la convocatoria.
Habrá cambios en el once inicial, pero la mayoría de ellos no son fáciles de predecir. Bravo estará en la portería. Estrada y Mikel González también parecen tener seguro su puesto en la línea defensiva, y lo normal es que José Ángel sea titular por primera vez en lugar de De la Bella, gris como casi todo el equipo en el Camp Nou. Es bastante previsible que Ansotegi deje su puesto a Cadamuro. En el centro del campo, todo parece supeditado al estado físico de Elustondo, titular fijo si está en condiciones. Si no, Markel ocuparía su lugar. Los dos otos lugares del centro del campo están en el aire, pero las ausencias de Zurutuza y Ros hacen pensar que Griezmann tendrá un puesto en esa línea, probamente junto a Illarramendi. Y en ataque, Xabi Prieto, Chory Castro, Agirretxe y Vela parecen tener ventaja en la lucha por tres puestos con respecto al mencionado Ifrán.
Tanto la Real como el Celta comenzaron la temporada con derrota. El equipo txuri urdin fue arrollado en el Camp Nou por un Barcelona que apenas encontró resistencia. El 5-1 final dejó a la Real en la última posición de la tabla, compartiendo puestos de descenso, curiosamente, con Osasuna y Athletic de Bilbao. Anoeta tendrá la primera oportunidad de la temporada de juzgar a su equipo. A pesar de su primera derrota, le recibirá con toda seguridad con aplausos, pero el once que escoja el técnico realista y el resultado que vaya teniendo el partido pueden hacer que se rememoren momentos de la temporada pasada o las recientes declaraciones de Montanier sobre Pardo. El Celta cayó derrotado en Balaídos por la mínima ante el Málaga, aunque las crónicas hablan de un equipo que jugó un buen fútbol y que dará guerra en su regreso a la élite. En Donostia hay confianza en el factor campo, porque en Anoeta la Real ha ganado la mitad de los encuentros que ha jugado como local en las dos últimas temporadas, pero sería un error considerar este encuentro como una victoria segura.
Real Sociedad y Celta han jugado en 49 ocasiones. 40 de ellas han tenido lugar en Primera División, con un saldo de 24 victorias para la Real, cuatro para el Celta y doce empates. En los trece partidos disputados desde que la Real se mudó a Anoeta, la estadística es más igualada, con cinco triunfos locales, tres visitantes y cuatro empates. La mayor goleada txuri urdin es el 7-3 de la temporada 52-53, con dos tantos de Echeveste e Igoa, uno de Carlos y Barinaga, y otro en propia puerta de Juan Francisco. La mayor diferencia de goles está en el 5-0 de la 54-55, materializado por Paz, Elizondo, Zubillaga, Iriondo y Sarasqueta. La victoria más clara del Celta es el 1-3 de la temporada 70-71. En Segunda, los datos son aún más positivos para la Real, con seis victorias, dos empates y una sola derrota. Real y Celta bajaron a Segunda de la mano, tras enfrentarse a tres jornadas del final de la temporada 2006-2007, el ascenso txuri urdin llegó en 2010 con los vigueses como rival y se escapó la tercera Liga para los realistas en la 2002-2003 precisamente en Balaídos. Los duelos deportivos directos no han impedido que ambas aficiones se profesen mucho cariño.
La última vez que se vieron las caras en Anoeta Real Sociedad y Celta fue, precisamente, el día de la celebración del ascenso en la temporada 2009-2010. Aquel día sí se daba por sentado que la victoria se iba a quedar en casa, y se quedó. Había más de 30.000 almas dentro de Anoeta empujando y quién sabe cuántas más fuera del estadio donostiarria, todas ellas deseando estallar de júbilo con el ascenso. Los goles llegaron ya en la segunda mitad, el primero de Xabi Prieto de penalti (tuvo que repetirlo porque al árbitro no le gustó su paradinha y se lesionó en el tobillo saltando la valla para celebrarlo) y el segundo de Carlos Bueno. El último duelo en Primera entre estos dos equipos fue el ya mencionado duelo de la temporada 2006-2007. El Celta borró del campo a la Real en la primera mitad, pero se marchó al descanso ganando sólo por 0-1, gol olímpico de Gustavo López. Pero tras el descanso la Real resucitó. Primero Savio, después Kovacevic y finalmente Rekarte, con sus últimos goles con la camiseta txuri urdin, certificaron un auténtico ejercicio de fe y dieron alas a la ilusión de la permanencia, que finalmente no se consiguió.
miércoles, agosto 22, 2012
El peligro de Montanier
Philippe Montanier viene siendo discutido desde que aterrizó en la Real. Desde que se convirtió, sin quererlo, en damnificado por las malas formas con las que el club cesó a Martín Lasarte hasta los gritos de "Montanier dimisión" que se escucharon la pasada temporada durante el partido contra el Betis. Con contrato en vigor tuvo que ser ratificado por el Consejo de Administración, eso dice mucho de la situación. Pero, ya pensando en esta su segunda temporada, Montanier contaba con una ventaja, y es que el equipo consiguió la salvación de forma holgada, mejorando lo que se hizo con Lasarte en el banquillo en la primera temporada tras el regreso a la élite. Se habló de borrón y cuenta nueva. De empezar de cero. De aprovechar el conocimiento de los errores cometidos y de la propia plantilla de la Real para que ésta fuera una temporada totalmente diferente a la primera en lo que se refiere a la confianza de los aficionados realistas en su entrenador.
El caso es que sólo ha pasado una jornada de Liga y el propio Montanier se ha ocupado de dilapidar los beneficios de esa situación y la buena voluntad de la afición. Y no tiene nada que ver con perder 5-1 en el Camp Nou o arrancar desde la última posición de la tabla. Eso es circunstancial, pero hay otras cosas que son mucho más definitorias. No es el francés un entrenador especialmente estimulante cuando toma la palabra. No se le recuerdan grandes discursos ni pasará a la historia por sus ruedas de prensa. Pero a veces deja frases molestas, de esas que pueden cabrear a jugadores y aficionados a partes iguales. Y eso es lo que ha hecho Montanier, no sé si inconscientemente o como parte de alguna estrategia que se me antoja ahora mismo ininteligible, cuando el pasado lunes dijo en Teledonosti que la mayoría de quienes piden que Rubén Pardo tenga un hueco en el once de la Real no le han visto jugar.
Antes de entrar en materia, retrocedamos unas semanas. Ya durante la pretemporada, Montanier hizo unas declaraciones que me gustaron muy poco. Dijo que en Anoeta había una mayoría silenciosa que estaba contenta con el equipo y con su trabajo. De esa forma, despreció las críticas que se escuchan entre los aficionados y ninguneó aquella protesta ante el Betis (que tuvo un tibio precedente en la primera vuelta, en Vallecas, cuando la Real llegó a ser colista de Primera; aquel día, no obstante, desde la grada que ocupaba la afición txuri urdin se cargó más contra la labor de Loren en la dirección deportiva que contra la de Montanier en el banquillo). Con esas palabras, Montanier evidenció que no le gustan las voces discrepantes. No las escucha. Nunca le han llevado a hacer autocrítica, porque eso es algo que todavía no ha demostrado en sus análisis posteriores a los encuentros o, ya puesto, a su primera temporada.
Volvamos a Pardo. El problema no está en la confianza que pueda tener el técnico en el chaval. Él es el entrenador, y si cree que no tiene que ponerle en el once, tendrá sus motivos. Yo no los entiendo, entre otras cosas porque no los ha explicado, y tengo derecho a decirlo, pero él manda. Como manda a la hora de defenestrar a Llorente o Ifrán. Puedo estar de acuerdo o no, pero la decisión es suya. Lo que no entiendo es que la defensa de sus decisiones sea siempre echar balones fuera. Que no le hemos visto jugar, dice. Todos pudimos verle antes incluso de que debutara con el primer equipo, comandando a la selección sub-19 que se proclamó campeona de Europa el pasado verano. Y todos le vimos en los pocos minutos que le dio en la Liga, en especial en el partido contra el Sevilla, en el que marcó su primer gol con el primer equipo. Le vimos, no lo soñamos. Y yo dije entonces que estaba seguro de no haber visto el mejor partido posible de Pardo, que tenía margen de mejora. Pero estuvo francamente bien. Por eso es delirante que el entrenador de la Real se escude en que no le hemos visto para argumentar una de sus decisiones.
Frases como ésta evidencian un individualismo por parte del técnico que pone en peligro la estrategia del club, que no comulga con lo que intentan impulsar Aperribay y Loren, y eso a largo plazo puede ser un problema mayor. No es compatible que el presidente trace comparaciones entre este equipo y el campeón de los años 80 para que después llegue el entrenador y diga que no entiende la euforia de la afición. No es lógico que la Real haga una apuesta de futuro por Pardo y rechace una oferta de 10 millones de euros del Real Madrid por un jugador que ni siquiera había debutado en Primera División para que luego llegue el técnico y diga que los que pedimos una oportunidad no le hemos visto jugar. Y no termina de ser normal que, al mismo tiempo que justifica así la ausencia de Pardo, diga que los centrocampistas de la Real en el Camp Nou hicieron un gran trabajo oscuro, porque todos vimos (y sufrimos) el partido y la goleada.
Lo cierto es que Montanier emite señales de no enterarse de lo que sucede en su equipo, y eso es lo preocupante. En la mismo entrevista, dijo también que no deja en el banquillo al goleador de la jornada anterior, que eso no ha sucedido nunca. Curioso. La Real marcó 46 goles en la Liga y diez autores de un tanto se quedaron fuera del once en la siguiente jornada. Le sucedió a Agirretxe tras golear a Barcelona, Mallorca, Zaragoza y Rayo; a Vela, tras marcar al Sevilla y al Levante; a Estrada tras anotar frente al Granada; a Ifrán después de su gol al Málaga; a Zurutuza y Elustondo tras participar en la goleada al Sporting; y al propio Pardo tras su único gol de la temporada ante el Sevilla. Diez de 46 parece un porcentaje demasiado amplio como para que el entrenador o sus ayudantes no lo noten. Para mí, eso es sólo una muestra de las muchas cosas que el técnico no ve. Y si no ve los problemas, no los puede solucionar. Ese es el peligro de Montanier.
El caso es que sólo ha pasado una jornada de Liga y el propio Montanier se ha ocupado de dilapidar los beneficios de esa situación y la buena voluntad de la afición. Y no tiene nada que ver con perder 5-1 en el Camp Nou o arrancar desde la última posición de la tabla. Eso es circunstancial, pero hay otras cosas que son mucho más definitorias. No es el francés un entrenador especialmente estimulante cuando toma la palabra. No se le recuerdan grandes discursos ni pasará a la historia por sus ruedas de prensa. Pero a veces deja frases molestas, de esas que pueden cabrear a jugadores y aficionados a partes iguales. Y eso es lo que ha hecho Montanier, no sé si inconscientemente o como parte de alguna estrategia que se me antoja ahora mismo ininteligible, cuando el pasado lunes dijo en Teledonosti que la mayoría de quienes piden que Rubén Pardo tenga un hueco en el once de la Real no le han visto jugar.
Antes de entrar en materia, retrocedamos unas semanas. Ya durante la pretemporada, Montanier hizo unas declaraciones que me gustaron muy poco. Dijo que en Anoeta había una mayoría silenciosa que estaba contenta con el equipo y con su trabajo. De esa forma, despreció las críticas que se escuchan entre los aficionados y ninguneó aquella protesta ante el Betis (que tuvo un tibio precedente en la primera vuelta, en Vallecas, cuando la Real llegó a ser colista de Primera; aquel día, no obstante, desde la grada que ocupaba la afición txuri urdin se cargó más contra la labor de Loren en la dirección deportiva que contra la de Montanier en el banquillo). Con esas palabras, Montanier evidenció que no le gustan las voces discrepantes. No las escucha. Nunca le han llevado a hacer autocrítica, porque eso es algo que todavía no ha demostrado en sus análisis posteriores a los encuentros o, ya puesto, a su primera temporada.
Volvamos a Pardo. El problema no está en la confianza que pueda tener el técnico en el chaval. Él es el entrenador, y si cree que no tiene que ponerle en el once, tendrá sus motivos. Yo no los entiendo, entre otras cosas porque no los ha explicado, y tengo derecho a decirlo, pero él manda. Como manda a la hora de defenestrar a Llorente o Ifrán. Puedo estar de acuerdo o no, pero la decisión es suya. Lo que no entiendo es que la defensa de sus decisiones sea siempre echar balones fuera. Que no le hemos visto jugar, dice. Todos pudimos verle antes incluso de que debutara con el primer equipo, comandando a la selección sub-19 que se proclamó campeona de Europa el pasado verano. Y todos le vimos en los pocos minutos que le dio en la Liga, en especial en el partido contra el Sevilla, en el que marcó su primer gol con el primer equipo. Le vimos, no lo soñamos. Y yo dije entonces que estaba seguro de no haber visto el mejor partido posible de Pardo, que tenía margen de mejora. Pero estuvo francamente bien. Por eso es delirante que el entrenador de la Real se escude en que no le hemos visto para argumentar una de sus decisiones.
Frases como ésta evidencian un individualismo por parte del técnico que pone en peligro la estrategia del club, que no comulga con lo que intentan impulsar Aperribay y Loren, y eso a largo plazo puede ser un problema mayor. No es compatible que el presidente trace comparaciones entre este equipo y el campeón de los años 80 para que después llegue el entrenador y diga que no entiende la euforia de la afición. No es lógico que la Real haga una apuesta de futuro por Pardo y rechace una oferta de 10 millones de euros del Real Madrid por un jugador que ni siquiera había debutado en Primera División para que luego llegue el técnico y diga que los que pedimos una oportunidad no le hemos visto jugar. Y no termina de ser normal que, al mismo tiempo que justifica así la ausencia de Pardo, diga que los centrocampistas de la Real en el Camp Nou hicieron un gran trabajo oscuro, porque todos vimos (y sufrimos) el partido y la goleada.
Lo cierto es que Montanier emite señales de no enterarse de lo que sucede en su equipo, y eso es lo preocupante. En la mismo entrevista, dijo también que no deja en el banquillo al goleador de la jornada anterior, que eso no ha sucedido nunca. Curioso. La Real marcó 46 goles en la Liga y diez autores de un tanto se quedaron fuera del once en la siguiente jornada. Le sucedió a Agirretxe tras golear a Barcelona, Mallorca, Zaragoza y Rayo; a Vela, tras marcar al Sevilla y al Levante; a Estrada tras anotar frente al Granada; a Ifrán después de su gol al Málaga; a Zurutuza y Elustondo tras participar en la goleada al Sporting; y al propio Pardo tras su único gol de la temporada ante el Sevilla. Diez de 46 parece un porcentaje demasiado amplio como para que el entrenador o sus ayudantes no lo noten. Para mí, eso es sólo una muestra de las muchas cosas que el técnico no ve. Y si no ve los problemas, no los puede solucionar. Ese es el peligro de Montanier.
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lunes, agosto 20, 2012
BARCELONA 5 - REAL SOCIEDAD 1 La impotencia prevista
Perder en Barcelona es normal, sí. Perder así no puede serlo. No debería. No, porque la sensación predominante ha sido la impotencia. La derrota no ha llegado porque el Barça haya pasado por encima de la Real, es que la Real se ha presentado en el Camp Nou sabedora de que no estaba ofreciendo lo mejor de sí misma. Ni por planteamiento, ni por jugadores, ni por trabajo. Y de esos tres aspectos el mayor responsable es su entrenador, Philippe Montanier, que no ha sido capaz de solucionar los problemas que sufre el equipo desde que él asumió el mando hace ya más de un año. Pero no se ha quedado ahí. Los nombres propios, los cambios, los movimientos de jugadores y, de nuevo, las falsas expectativas que el propio Montanier generó durante la pretemporada han ahondado en esa sensación de impotencia. Bravo, Illarramendi y Castro son los únicos nombres propios que se pueden mentar junto a algún adjetivo positivo. El resto, muy lejos de lo que está Real tiene capacidad de ser. Y así, en el Camp Nou, es inevitable la goleada. 5-1 y porque el Barça pisó el freno tras el descanso sonrojando aún más a una Real impotente.
Montanier escogió el once y el esquema que muchos realistas temían antes del encuentro. Una de las críticas más justas y argumentadas con hechos que ha recibido el técnico francés desde que aterrizó en la Real es que aún no ha sido capaz de aprender de sus errores. Colocar de nuevo en el once titular a un doble pivote formado por Elustondo y Markel es uno de esos errores, uno que Martín Lasarte también cometió aunque el uruguayo sí aprendió de aquello. Montanier no. La apuesta era evidentemente defensiva, una concesión a que el Barcelona controlara aún con más intensidad el balón y, por tanto, una invitación a que la pelota rondara continuamente el área de Bravo. Así es como caen los goles ante un equipo como éste. Nadie dice que parar al Barcelona sea fácil, pero si una docena de equipos caen goleados cada temporada jugando así en ese estadio no debe de ser ésta la mejor manera de afrontar un partido así. Desde luego, sí la más fácil de justificar. Y sin duda la propuesta más sencilla de encajar en ese absurdo planteamiento de que "este partido no es de nuestra Liga".
Ya es preocupante la apuesta por el doble pivote de Markel y Elustondo, y se advirtió masivamente en los días previos al partido. Montanier no vio el peligro. Pero aún así no me parece la conclusión más negativa de la gestión de su plantilla que hizo el francés en este partido. Obviamente es un partido, sólo un partido. Y en el peor de los escenarios. Pero saquemos conclusiones, porque se puede y porque se debe. Pardo no saltó ni un minuto al campo, y cuando Illarramendi se marchó lesionado el que entró al partido fue Ros. Pardo es, ahora mismo, el sexto centrocampista del equipo y si recordamos la gran cantidad de ocasiones que no le dio la pasada temporada cuando ya se las había ganado con sus actuaciones en el césped, no sé si tiene muchos visos de cambiar la cosa. Ojo, que el mercado no se cierra hasta el día 31 y a un jugador así lo quiere el Madrid igual se lo piensa. Ifrán se quedó en San Sebastián, fuera de la convocatoria, cuando, por el esquema de juego escogido por Montanier, hubiera sido más adecuada su presencia que, por ejemplo, la de Xabi Prieto. El uruguayo no es que sea el sexto atacante del equipo. Es que hasta José Ángel jugó en ataque en la segunda mitad, cuando el partido ya agonizaba. Y tampoco creo que vaya a cambiar.
Volvamos al comienzo del partido. La norma más respetada para puntuar en campos como el del Barcelona es aguantar el marcador inicial el mayor número de minutos posible y esperar que la ansiedad del todopoderoso equipo local deje algunas opciones de meter el cuchillo. Empeorando el ya deficiente cumplimiento de esta máxima en las dos últimas temporadas, la Real encajó el primer gol del partido en el minuto 4. Sólo la forma en que llegó podía empeorar la sensación de ir perdiendo tan pronto. Y el gol llegó en un córner. La Real de Montanier falla estrepitosamente en las jugadas de estrategia. Se sabía la temporada pasada, se ha revivido en pretemporada. ¿Y cómo llega el primer gol en contra de la Liga? De córner. Faltaba Iñigo Martínez, claro, pero Ansotegi estuvo muy blando en el marcaje a Puyol, que remató a placer Que falta trabajo en esta Real es una obviedad que supera todo análisis supeditado al nivel del rival, y tampoco parece que eso pueda cambiar. Lo mismo sucede con su centro del campo, y no hay más que ver los movimientos equivocados y las clamorosas ausencias tanto de Elustondo como Markel en prácticamente todas las jugadas de ataque del Barça.
En el centro del campo hay una buena noticia, no obstante, la misma con la que nos congratulamos al comienzo de la pasada temporada, y se llama Illarramendi. Montanier le encomendó hoy la misión que la pasada temporada realizaba Zurutuza, la de correr por todo el campo, llegar tanto a la frontal del área propia para cortar las acometidas del Barcelona (algo que no tendría que hacer si el equipo alinea un doble pivote tan defensivo como el de hoy) como a la contraria e Illarra cumplió con creces. Atrás ayudó cuanto pudo y en ataque protagonizó las dos primeras jugadas de ataque del equipo txuri urdin. En la primera estuvo muy cerca de marcar el gol del empate, tras rematar la primera y única conexión del partido entre Griezmann y Xabi Prieto. En la segunda, con una preciosa asistencia al primer toque a Chory Castro, le sirvió en bandeja el gol del empate. No quiero eso decir que Castro no tenga su mérito, no. Sin serlo, su disparo es de auténtico killer. El primer fichaje realista de esta temporada apunta muy buenas maneras, aunque por el momento no hay comunicación con su lateral, ni en defensa ni en ataque.
Era el minuto 9. Había quien se frotaba las manos pensando en que esta vez sí plantaría cara la Real en este imposible escenario. Nada más lejos de la realidad. Soñar es muy bonito, pero eso sólo duró dos minutos, los que tardó Messi en aprovechar una nueva jugada marcada por la tibieza del centro del campo txuri urdin, ese que no se enteró en ningún momento por dónde iba el partido, para lanzar un trallazo imparable. Y ya puestos a aniquilar toda esperanza y ahondar en el fracaso de la máxima de mantener el partido vivo, al cuarto de hora el resultado ya era de 3-1. Messi, su segundo gol de la noche, puso tierra de por medio en el marcador culminando un pase de Tello, que encontró una auténtica autopista en la banda izquierda de su ataque, la defendida por un sobrepasado Estrada. La eficacia de Messi y un Tello desequilibrante eran las mejores bazas de un Barcelona que estaba jugando a placer ante una Real blanda, sin ánimo ni ilusión para puntuar en una plaza como el Camp Nou, incapaz ya de generar esperanza desde su once inicial y sólo con un par de atisbos futbolísticos como respuesta.
No hay más que ver cómo llegaron las dos ocasiones de la Real para comprobar cuál habría podido ser la mejor baza de la Real. Fueron combinaciones entre sus mejores hombres. Si esos "mejores hombres" son pocos es mucho más difícil conseguir dichas combinaciones. En el banquillo de la Real estaban Pardo, Vela, Agirretxe y José Ángel. En tierra se quedó Ifrán. Y era evidente que Griezmann de falso nueve no iba a oler el balón en un partido como éste. No sirve de mucho colocar al canterano francés jugando por dentro y en el centro del campo en los encuentros de pretemporada si cuando llega la competición la apuesta no tiene nada que ver con lo ensayado previamente con éxito. Ese es otro de los errores de los que Montanier no aprende. Hace un año diseñó durante la pretemporada un equipo que gustara de tener el balón, que empleara la paciencia como arma ofensiva, y cuando comenzó la Liga vimos a una Real totalmente diferente, incisiva y rápida en sus ataques pero deseosa de ceder el balón al rival. Por segunda pretemporada consecutiva, y aunque sea sólo con la posición en la que empleó a Griezmann (y también a Xabi Prieto), Montanier nos dio gato por liebre.
El final del partido llegó con el 4-1, justo después de que Elustondo optara por lanzar desde el centro del campo una jugada que tenía pinta de ser un buen tres para tres que Valdés despejó con facilidad a córner. Muy poco bagaje ofensivo que, además, no encontró ninguna continuidad en la segunda mitad, donde no hubo ningún disparo entre los tres palos de Valdés. El cuarto del Barça, éste sí, fue un jugadón de los que el equipo ahora de Vilanova acostumbra a interpretar, pero de nuevo quedó la sensación de que la defensa realista se descosió con una facilidad inusitada merced al siempre deficiente apoyo desde el centro del campo. Tello dio otra asistencia a Pedro, que entró desde el pico del área absolutamente libre de marca. El castigo al descanso era tan duro como justo para un equipo que nunca quiso afrontar el reto de puntuar en el Camp Nou. Montanier, por supuesto, no reaccionó al descanso. Como siempre, lento de reflejos. Con ese 4-1 ya en el luminoso, el Barcelona había hecho ya dos cambios en el primer cuarto de hora de la segunda mitad. La Real, ninguno. En todo caso, el francés reaccionó antes de lo acostumbrado y comenzó a mover el banquillo en el minuto 65.
Con otro entrenador, ese primer cambio habría que haberlo entendido como una rectificación del planteamiento inicial. Con Montanier sólo será una huida hacia adelante que seguramente no modificará en absoluto sus planteamientos de futuro. Elustondo dejó su puesto a Vela. El mexicano se colocó en punta, Illarramendi retrasó su posición y Griezmann, ahora sí, se colocó en la mediapunta. Pero ya no había partido, así que cualquier movimiento era baldío. Lo era, además, porque la Real no compareció en la segunda mitad. Ni siquiera se afrontó con dignidad el castigo de tener que jugar 45 minutos más de un partido sentenciado y el Barcelona se puso a disfrutar de lo lindo. Se divirtió con jugaditas de toque sobre el césped. Las que quiso y como quiso hacerlas. El marcador le dio igual y se contentó con despertar algunos "oh" en el público, con levantar algunos aplausos y con hacer disfrutar a una parroquia que en ningún momento temió por el resultado. Eso debería dolernos a todos los realistas. Eso y que la segunda parte fuera una farsa deportiva en la que ya nada había en juego y en la que la Real sólo consiguió cargarse de tarjetas amarillas.
Tito Vilanova dio descanso a Puyol y contentó a Piqué con muchos minutos, dio al Camp Nou la oportunidad de saludar a Iniesta y, para colmo, convirtió el partido en un homenaje a Villa, reaparecido felizmente tras su larguísima lesión. La Real, por supuesto y ya desprovista de toda dignidad en su actuación de hoy, se sumó a la fiesta y permitió que el Guaje marcara el quinto gol del Barça, algo que, en realidad, celebramos todos los que gustamos del fútbol. A Montanier sólo le quedaba un detalle más para terminar de soliviantar a la afición y no falló. Cuando un Illarra exhausto tuvo que retirarse, el francés decidió introducir en el campo a Ros, relegando de nuevo a Pardo en el escalafón del centro del campo en contra de todas las ilusiones de la afición. La pasada temporada jugó muchos minutos de la basura. En esta comienzo no jugando ni siquiera esos. Con Pardo o sin él, con Montanier o sin él, lo cierto es que el marcador fue el que quiso el Barça y el Barça quiso sólo cinco goles. Pudieron ser seis si Bravo no lo evita y si González González, que había demostrado quién es sacando una amarilla a Xabi Prieto por una mano y perdonándosela a Puyol por el mismo motivo, hubiera pitado un posible penalti de De la Bella a Iniesta.
Salvo sorpresa descomunal en los partidos que restan de la primera jornada, la Real comenzará la Liga 2012-2013 como colista. Obviamente, no tiene ninguna importancia a estas alturas de la temporada, pero cabe recordar que el equipo txuri urdin no ocupó ni un solo minuto posiciones de descenso en la temporada de su regreso a Primera con Lasarte como entrenador y en las dos siguientes con Montanier ya ha ocupado al menos en una jornada el farolillo rojo de la tabla. Parece evidente que el único discurso posible para hacer frente a la debacle realista en el Camp Nou es, de nuevo, aquello de que este partido no es de nuestra Liga, que esa empieza el sábado que viene ante el Celta. A mí me sigue pareciendo una explicación mediocre. En agosto no se hacen juicios, pero el primer partido, al margen del nivel del rival, evidencia que Montanier no ha aprendido. Y eso a mí me hace pensar en una temporada idéntica a la pasada. Es decir, por debajo de nuestras posibilidades. Ni crecimiento ni nada. Languidecer y punto. Ojalá me equivoque. Pero esta Real de hoy pocos partidos ganará. La Real que sí tenemos, aunque no se disponga sobre el césped, ganaría muchos. Pero hay que ponerla y trabajarla. Lo de hoy estaba más que previsto, lo demás eran ensoñaciones felices que no se correspondían con la realidad.
Montanier escogió el once y el esquema que muchos realistas temían antes del encuentro. Una de las críticas más justas y argumentadas con hechos que ha recibido el técnico francés desde que aterrizó en la Real es que aún no ha sido capaz de aprender de sus errores. Colocar de nuevo en el once titular a un doble pivote formado por Elustondo y Markel es uno de esos errores, uno que Martín Lasarte también cometió aunque el uruguayo sí aprendió de aquello. Montanier no. La apuesta era evidentemente defensiva, una concesión a que el Barcelona controlara aún con más intensidad el balón y, por tanto, una invitación a que la pelota rondara continuamente el área de Bravo. Así es como caen los goles ante un equipo como éste. Nadie dice que parar al Barcelona sea fácil, pero si una docena de equipos caen goleados cada temporada jugando así en ese estadio no debe de ser ésta la mejor manera de afrontar un partido así. Desde luego, sí la más fácil de justificar. Y sin duda la propuesta más sencilla de encajar en ese absurdo planteamiento de que "este partido no es de nuestra Liga".
Ya es preocupante la apuesta por el doble pivote de Markel y Elustondo, y se advirtió masivamente en los días previos al partido. Montanier no vio el peligro. Pero aún así no me parece la conclusión más negativa de la gestión de su plantilla que hizo el francés en este partido. Obviamente es un partido, sólo un partido. Y en el peor de los escenarios. Pero saquemos conclusiones, porque se puede y porque se debe. Pardo no saltó ni un minuto al campo, y cuando Illarramendi se marchó lesionado el que entró al partido fue Ros. Pardo es, ahora mismo, el sexto centrocampista del equipo y si recordamos la gran cantidad de ocasiones que no le dio la pasada temporada cuando ya se las había ganado con sus actuaciones en el césped, no sé si tiene muchos visos de cambiar la cosa. Ojo, que el mercado no se cierra hasta el día 31 y a un jugador así lo quiere el Madrid igual se lo piensa. Ifrán se quedó en San Sebastián, fuera de la convocatoria, cuando, por el esquema de juego escogido por Montanier, hubiera sido más adecuada su presencia que, por ejemplo, la de Xabi Prieto. El uruguayo no es que sea el sexto atacante del equipo. Es que hasta José Ángel jugó en ataque en la segunda mitad, cuando el partido ya agonizaba. Y tampoco creo que vaya a cambiar.
Volvamos al comienzo del partido. La norma más respetada para puntuar en campos como el del Barcelona es aguantar el marcador inicial el mayor número de minutos posible y esperar que la ansiedad del todopoderoso equipo local deje algunas opciones de meter el cuchillo. Empeorando el ya deficiente cumplimiento de esta máxima en las dos últimas temporadas, la Real encajó el primer gol del partido en el minuto 4. Sólo la forma en que llegó podía empeorar la sensación de ir perdiendo tan pronto. Y el gol llegó en un córner. La Real de Montanier falla estrepitosamente en las jugadas de estrategia. Se sabía la temporada pasada, se ha revivido en pretemporada. ¿Y cómo llega el primer gol en contra de la Liga? De córner. Faltaba Iñigo Martínez, claro, pero Ansotegi estuvo muy blando en el marcaje a Puyol, que remató a placer Que falta trabajo en esta Real es una obviedad que supera todo análisis supeditado al nivel del rival, y tampoco parece que eso pueda cambiar. Lo mismo sucede con su centro del campo, y no hay más que ver los movimientos equivocados y las clamorosas ausencias tanto de Elustondo como Markel en prácticamente todas las jugadas de ataque del Barça.
En el centro del campo hay una buena noticia, no obstante, la misma con la que nos congratulamos al comienzo de la pasada temporada, y se llama Illarramendi. Montanier le encomendó hoy la misión que la pasada temporada realizaba Zurutuza, la de correr por todo el campo, llegar tanto a la frontal del área propia para cortar las acometidas del Barcelona (algo que no tendría que hacer si el equipo alinea un doble pivote tan defensivo como el de hoy) como a la contraria e Illarra cumplió con creces. Atrás ayudó cuanto pudo y en ataque protagonizó las dos primeras jugadas de ataque del equipo txuri urdin. En la primera estuvo muy cerca de marcar el gol del empate, tras rematar la primera y única conexión del partido entre Griezmann y Xabi Prieto. En la segunda, con una preciosa asistencia al primer toque a Chory Castro, le sirvió en bandeja el gol del empate. No quiero eso decir que Castro no tenga su mérito, no. Sin serlo, su disparo es de auténtico killer. El primer fichaje realista de esta temporada apunta muy buenas maneras, aunque por el momento no hay comunicación con su lateral, ni en defensa ni en ataque.
Era el minuto 9. Había quien se frotaba las manos pensando en que esta vez sí plantaría cara la Real en este imposible escenario. Nada más lejos de la realidad. Soñar es muy bonito, pero eso sólo duró dos minutos, los que tardó Messi en aprovechar una nueva jugada marcada por la tibieza del centro del campo txuri urdin, ese que no se enteró en ningún momento por dónde iba el partido, para lanzar un trallazo imparable. Y ya puestos a aniquilar toda esperanza y ahondar en el fracaso de la máxima de mantener el partido vivo, al cuarto de hora el resultado ya era de 3-1. Messi, su segundo gol de la noche, puso tierra de por medio en el marcador culminando un pase de Tello, que encontró una auténtica autopista en la banda izquierda de su ataque, la defendida por un sobrepasado Estrada. La eficacia de Messi y un Tello desequilibrante eran las mejores bazas de un Barcelona que estaba jugando a placer ante una Real blanda, sin ánimo ni ilusión para puntuar en una plaza como el Camp Nou, incapaz ya de generar esperanza desde su once inicial y sólo con un par de atisbos futbolísticos como respuesta.
No hay más que ver cómo llegaron las dos ocasiones de la Real para comprobar cuál habría podido ser la mejor baza de la Real. Fueron combinaciones entre sus mejores hombres. Si esos "mejores hombres" son pocos es mucho más difícil conseguir dichas combinaciones. En el banquillo de la Real estaban Pardo, Vela, Agirretxe y José Ángel. En tierra se quedó Ifrán. Y era evidente que Griezmann de falso nueve no iba a oler el balón en un partido como éste. No sirve de mucho colocar al canterano francés jugando por dentro y en el centro del campo en los encuentros de pretemporada si cuando llega la competición la apuesta no tiene nada que ver con lo ensayado previamente con éxito. Ese es otro de los errores de los que Montanier no aprende. Hace un año diseñó durante la pretemporada un equipo que gustara de tener el balón, que empleara la paciencia como arma ofensiva, y cuando comenzó la Liga vimos a una Real totalmente diferente, incisiva y rápida en sus ataques pero deseosa de ceder el balón al rival. Por segunda pretemporada consecutiva, y aunque sea sólo con la posición en la que empleó a Griezmann (y también a Xabi Prieto), Montanier nos dio gato por liebre.
El final del partido llegó con el 4-1, justo después de que Elustondo optara por lanzar desde el centro del campo una jugada que tenía pinta de ser un buen tres para tres que Valdés despejó con facilidad a córner. Muy poco bagaje ofensivo que, además, no encontró ninguna continuidad en la segunda mitad, donde no hubo ningún disparo entre los tres palos de Valdés. El cuarto del Barça, éste sí, fue un jugadón de los que el equipo ahora de Vilanova acostumbra a interpretar, pero de nuevo quedó la sensación de que la defensa realista se descosió con una facilidad inusitada merced al siempre deficiente apoyo desde el centro del campo. Tello dio otra asistencia a Pedro, que entró desde el pico del área absolutamente libre de marca. El castigo al descanso era tan duro como justo para un equipo que nunca quiso afrontar el reto de puntuar en el Camp Nou. Montanier, por supuesto, no reaccionó al descanso. Como siempre, lento de reflejos. Con ese 4-1 ya en el luminoso, el Barcelona había hecho ya dos cambios en el primer cuarto de hora de la segunda mitad. La Real, ninguno. En todo caso, el francés reaccionó antes de lo acostumbrado y comenzó a mover el banquillo en el minuto 65.
Con otro entrenador, ese primer cambio habría que haberlo entendido como una rectificación del planteamiento inicial. Con Montanier sólo será una huida hacia adelante que seguramente no modificará en absoluto sus planteamientos de futuro. Elustondo dejó su puesto a Vela. El mexicano se colocó en punta, Illarramendi retrasó su posición y Griezmann, ahora sí, se colocó en la mediapunta. Pero ya no había partido, así que cualquier movimiento era baldío. Lo era, además, porque la Real no compareció en la segunda mitad. Ni siquiera se afrontó con dignidad el castigo de tener que jugar 45 minutos más de un partido sentenciado y el Barcelona se puso a disfrutar de lo lindo. Se divirtió con jugaditas de toque sobre el césped. Las que quiso y como quiso hacerlas. El marcador le dio igual y se contentó con despertar algunos "oh" en el público, con levantar algunos aplausos y con hacer disfrutar a una parroquia que en ningún momento temió por el resultado. Eso debería dolernos a todos los realistas. Eso y que la segunda parte fuera una farsa deportiva en la que ya nada había en juego y en la que la Real sólo consiguió cargarse de tarjetas amarillas.
Tito Vilanova dio descanso a Puyol y contentó a Piqué con muchos minutos, dio al Camp Nou la oportunidad de saludar a Iniesta y, para colmo, convirtió el partido en un homenaje a Villa, reaparecido felizmente tras su larguísima lesión. La Real, por supuesto y ya desprovista de toda dignidad en su actuación de hoy, se sumó a la fiesta y permitió que el Guaje marcara el quinto gol del Barça, algo que, en realidad, celebramos todos los que gustamos del fútbol. A Montanier sólo le quedaba un detalle más para terminar de soliviantar a la afición y no falló. Cuando un Illarra exhausto tuvo que retirarse, el francés decidió introducir en el campo a Ros, relegando de nuevo a Pardo en el escalafón del centro del campo en contra de todas las ilusiones de la afición. La pasada temporada jugó muchos minutos de la basura. En esta comienzo no jugando ni siquiera esos. Con Pardo o sin él, con Montanier o sin él, lo cierto es que el marcador fue el que quiso el Barça y el Barça quiso sólo cinco goles. Pudieron ser seis si Bravo no lo evita y si González González, que había demostrado quién es sacando una amarilla a Xabi Prieto por una mano y perdonándosela a Puyol por el mismo motivo, hubiera pitado un posible penalti de De la Bella a Iniesta.
Salvo sorpresa descomunal en los partidos que restan de la primera jornada, la Real comenzará la Liga 2012-2013 como colista. Obviamente, no tiene ninguna importancia a estas alturas de la temporada, pero cabe recordar que el equipo txuri urdin no ocupó ni un solo minuto posiciones de descenso en la temporada de su regreso a Primera con Lasarte como entrenador y en las dos siguientes con Montanier ya ha ocupado al menos en una jornada el farolillo rojo de la tabla. Parece evidente que el único discurso posible para hacer frente a la debacle realista en el Camp Nou es, de nuevo, aquello de que este partido no es de nuestra Liga, que esa empieza el sábado que viene ante el Celta. A mí me sigue pareciendo una explicación mediocre. En agosto no se hacen juicios, pero el primer partido, al margen del nivel del rival, evidencia que Montanier no ha aprendido. Y eso a mí me hace pensar en una temporada idéntica a la pasada. Es decir, por debajo de nuestras posibilidades. Ni crecimiento ni nada. Languidecer y punto. Ojalá me equivoque. Pero esta Real de hoy pocos partidos ganará. La Real que sí tenemos, aunque no se disponga sobre el césped, ganaría muchos. Pero hay que ponerla y trabajarla. Lo de hoy estaba más que previsto, lo demás eran ensoñaciones felices que no se correspondían con la realidad.
sábado, agosto 18, 2012
PREVIA Barcelona - Real Sociedad. Arrancando a lo grande
Arranca la Liga y para la Real lo hace a lo grande (domingo, 21.00 horas, Canal +). El Camp Nou es el primer escenario de la temporada para el equipo txuri urdin y es uno de los campos que, histórica y actualmente, más inaccesible se presenta para los intereses realistas. Dicen muchos aficionados y periodistas que el Barcelona no es de "nuestra Liga", pero ganar vale igual que en el resto de los encuentros, tres puntos. Y dice Montanier que no entiende la euforia que se ha desatado entre los realistas. Puede que sea una forma de poner la venda ante una hipotética herida que se traiga la Real desde Barcelona o puede que de verdad lo crea. El del Camp Nou es sólo el primer paso que dará este equipo para confirmar cuáles son las aspiraciones del conjunto que entrena en una temporada que empieza antes que nunca. El partido servirá para ir conociendo los planes de Montanier, para despejar algunas incógnitas sobre el papel que pueden tener algunos jugadores en esta temporada, y para saber cómo solventará las ausencias que tendrá en el debut liguero.
La primera lista de Montanier para esta temporada, y a la espera de conocer su primer once, ya deja en evidencia que el continuismo presidirá su trabajo al frente del equipo. Iñigo Martínez y Zurutuza se quedan fuera por lesión, lo que dejaba al francés en la decisión de descartar de la convocatoria a otros tres jugadores. Sarpong era el más evidente, no cuenta incluso aunque siga en el equipo, por lo que será sorprendente que entre en el grupo alguna vez. Carlos Martínez ha pasado bastante tiempo de la pretemporada en el dique seco y era fácil adivinar que no formaría parte de los 18 primeros elegidos. Y el tercero que se queda fuera es Ifrán, sobre el que hay mucho más que debatir. Del uruguayo, habitual sacrificado la pasada temporada, se ha dicho que esta temporada iba a tener más oportunidades, lo mismo que se dijo cuando se frenó su salida en diciembre. Primera lista y primera ausencia. Quizá Ifrán esté rememorando ahora algunos momentos de la pasada temporada y se haya puesto en peligro su reinserción en la dinámica del equipo. El tiempo lo dirá.
Bravo será sin ninguna duda el portero titular, por delante de Zubikarai. En la defensa hay dos nombres seguros, Estrada por la banda derecha y Mikel González en el centro. El otro puesto de central se lo juegan Ansotegi y Cadamuro. Dado el gusto de Montanier por éste último, no sería descabellada su titularidad a pesar de haberle puesto hasta ahora de lateral izquierdo y no de central. José Ángel parece tener ventaja sobre De la Bella en la otra banda. En el centro del campo, si Elustondo está para jugar los 90 minutos es titular fijo y la apuesta de Montanier, si es la defensiva que se espera, daría los otros dos puestos del centro del campo a Markel e Illarramendi. Pardo y Ros, los dos canteranos ascendidos al primer equipo este verano, esperarían en el banquillo. Parece que Montanier repetirá esa polémica variante del falso nueve, lo que dejaría a Agirretxe en la suplencia. Griezmann es titular fijo y, pese a llevar dos semanas menos de entrenamientos, parece que Vela también. Chory Castro y Xabi Prieto se juegan la otra plaza, aunque serían ambos titulares si el técnico se deja la baza del mexicano para la segunda mitad. Jugando así es aún más significativo que Ifrán se quede fuera. Sigue siendo la sexta opción en ataque para Montanier.
Comienza la temporada y nada de lo visto hasta ahora cuenta ya. Montanier se enfrenta el reto de convencer a una afición que no termina de ver clara su capacidad para dirigir una plantilla ilusionante. El técnico francés se ha encargado durante la pretemporada de rebajar la euforia que hay entre los seguidores realistas por la calidad de sus canteranos y los a priori acertados refuerzos que ha conseguido la dirección deportiva. Está por ver cómo afectará lo que suceda en este primer partido. En esta Liga de dos que es la española, las derrotas en el Camp Nou y el Santiago Bernabéu se dan por supuestas, aunque no tendría que ser así. Pero el resultado y la forma en que se produzca podrían marcar al menos el primer tramo de la temporada para Montanier y los suyos. En el Barça, debuta Tito Vilanova como entrenador. Siendo el segundo de Guardiola durante los últimos años, cabe esperar un Barcelona similar al conocido, pero un debut siempre encierra algo de trampa, por mucho que sea en el Barcelona y que juegue en su casa. Además, el Barça no ha podido contar durante la semana con sus internacionales y puede tener la cabeza en la Supercopa contra el Madrid.
Que la Real sólo haya ganado en tres de sus 66 visitas al campo del Barcelona deja bien claro que no es éste el más sencillo de los desplazamientos para la Real. Todos los encuentros se han disputado en Primera División. Además de esos tres triunfos, el conjunto txuri urdin ha empatado en otras siete ocasiones. Siempre que la Real ha marcado tres goles, ha ganado en el Camp Nou: 1-3 en las temporadas 1978-1979 con goles de Satrústegui, Idígoras y Zamora; y 1990-1991, con Atkinson y Aldridge por partida doble como goleadores (este es, hasta la fecha, el último día en que la Real venció como visitante al Barça); y 2-3 en la 1985-1986, con dos de Zamora y uno de Gajate. La mayor goleada blaugrana es el 8-2 de la campaña 1950-1951. La Real acumula catorce derrotas consecutivas en sus últimas comparecencias en el Camp Nou y 25 encuentros encajando al menos un gol, desde el 0-0 de la temporada 1983-1984. La última vez que puntuó fue en la Liga 1994-1995, 1-1 gracias a un gol de Imaz que rebotó en la espalda de Koeman casi en el último suspiro.
El encuentro de la pasada temporada dejó sensaciones agridulces. Por un lado, la Real mantuvo el partido con vida hasta el final y sólo salió derrotada por 2-1. Por otro, sacar algún punto estuvo en realidad bastante lejos. Guardiola, pensando en la Copa del Rey, torneo que finalmente conquistó, presentó un once con tres jugadores del filial, pero aún así el Barcelona tuvo un comienzo arrollador, con tres llegadas y un gol en los primeros instantes. Tello puso el 1-0 aprovechando una salida algo precipitada de Bravo. A pesar del resultado parcial y sin aprovechar las prestaciones de Pardo en su debut como titular, la Real se mantuvo fiel a su guión de esperar atrás y buscar alguna contra. El Barcelona, jugando al paso, marcó el 2-0 en el minuto 72. Messi, por supuesto, que rompía una racha de tres jornadas sin marcar. Y cuando el partido parecía resuelto, sólo dos minutos después, Vela hizo el 2-1 rematando un pase en profundidad de Griezmann, la jugada que buscó la Real desde el principio. El Camp Nou tembló y pidió la hora insistentemente, más por miedos propios y por lo ajustado del marcador que por los ataques de la Real, inocentes y sin remates claros. Una derrota tan tibia como honrosa.
La primera lista de Montanier para esta temporada, y a la espera de conocer su primer once, ya deja en evidencia que el continuismo presidirá su trabajo al frente del equipo. Iñigo Martínez y Zurutuza se quedan fuera por lesión, lo que dejaba al francés en la decisión de descartar de la convocatoria a otros tres jugadores. Sarpong era el más evidente, no cuenta incluso aunque siga en el equipo, por lo que será sorprendente que entre en el grupo alguna vez. Carlos Martínez ha pasado bastante tiempo de la pretemporada en el dique seco y era fácil adivinar que no formaría parte de los 18 primeros elegidos. Y el tercero que se queda fuera es Ifrán, sobre el que hay mucho más que debatir. Del uruguayo, habitual sacrificado la pasada temporada, se ha dicho que esta temporada iba a tener más oportunidades, lo mismo que se dijo cuando se frenó su salida en diciembre. Primera lista y primera ausencia. Quizá Ifrán esté rememorando ahora algunos momentos de la pasada temporada y se haya puesto en peligro su reinserción en la dinámica del equipo. El tiempo lo dirá.
Bravo será sin ninguna duda el portero titular, por delante de Zubikarai. En la defensa hay dos nombres seguros, Estrada por la banda derecha y Mikel González en el centro. El otro puesto de central se lo juegan Ansotegi y Cadamuro. Dado el gusto de Montanier por éste último, no sería descabellada su titularidad a pesar de haberle puesto hasta ahora de lateral izquierdo y no de central. José Ángel parece tener ventaja sobre De la Bella en la otra banda. En el centro del campo, si Elustondo está para jugar los 90 minutos es titular fijo y la apuesta de Montanier, si es la defensiva que se espera, daría los otros dos puestos del centro del campo a Markel e Illarramendi. Pardo y Ros, los dos canteranos ascendidos al primer equipo este verano, esperarían en el banquillo. Parece que Montanier repetirá esa polémica variante del falso nueve, lo que dejaría a Agirretxe en la suplencia. Griezmann es titular fijo y, pese a llevar dos semanas menos de entrenamientos, parece que Vela también. Chory Castro y Xabi Prieto se juegan la otra plaza, aunque serían ambos titulares si el técnico se deja la baza del mexicano para la segunda mitad. Jugando así es aún más significativo que Ifrán se quede fuera. Sigue siendo la sexta opción en ataque para Montanier.
Comienza la temporada y nada de lo visto hasta ahora cuenta ya. Montanier se enfrenta el reto de convencer a una afición que no termina de ver clara su capacidad para dirigir una plantilla ilusionante. El técnico francés se ha encargado durante la pretemporada de rebajar la euforia que hay entre los seguidores realistas por la calidad de sus canteranos y los a priori acertados refuerzos que ha conseguido la dirección deportiva. Está por ver cómo afectará lo que suceda en este primer partido. En esta Liga de dos que es la española, las derrotas en el Camp Nou y el Santiago Bernabéu se dan por supuestas, aunque no tendría que ser así. Pero el resultado y la forma en que se produzca podrían marcar al menos el primer tramo de la temporada para Montanier y los suyos. En el Barça, debuta Tito Vilanova como entrenador. Siendo el segundo de Guardiola durante los últimos años, cabe esperar un Barcelona similar al conocido, pero un debut siempre encierra algo de trampa, por mucho que sea en el Barcelona y que juegue en su casa. Además, el Barça no ha podido contar durante la semana con sus internacionales y puede tener la cabeza en la Supercopa contra el Madrid.
Que la Real sólo haya ganado en tres de sus 66 visitas al campo del Barcelona deja bien claro que no es éste el más sencillo de los desplazamientos para la Real. Todos los encuentros se han disputado en Primera División. Además de esos tres triunfos, el conjunto txuri urdin ha empatado en otras siete ocasiones. Siempre que la Real ha marcado tres goles, ha ganado en el Camp Nou: 1-3 en las temporadas 1978-1979 con goles de Satrústegui, Idígoras y Zamora; y 1990-1991, con Atkinson y Aldridge por partida doble como goleadores (este es, hasta la fecha, el último día en que la Real venció como visitante al Barça); y 2-3 en la 1985-1986, con dos de Zamora y uno de Gajate. La mayor goleada blaugrana es el 8-2 de la campaña 1950-1951. La Real acumula catorce derrotas consecutivas en sus últimas comparecencias en el Camp Nou y 25 encuentros encajando al menos un gol, desde el 0-0 de la temporada 1983-1984. La última vez que puntuó fue en la Liga 1994-1995, 1-1 gracias a un gol de Imaz que rebotó en la espalda de Koeman casi en el último suspiro.
El encuentro de la pasada temporada dejó sensaciones agridulces. Por un lado, la Real mantuvo el partido con vida hasta el final y sólo salió derrotada por 2-1. Por otro, sacar algún punto estuvo en realidad bastante lejos. Guardiola, pensando en la Copa del Rey, torneo que finalmente conquistó, presentó un once con tres jugadores del filial, pero aún así el Barcelona tuvo un comienzo arrollador, con tres llegadas y un gol en los primeros instantes. Tello puso el 1-0 aprovechando una salida algo precipitada de Bravo. A pesar del resultado parcial y sin aprovechar las prestaciones de Pardo en su debut como titular, la Real se mantuvo fiel a su guión de esperar atrás y buscar alguna contra. El Barcelona, jugando al paso, marcó el 2-0 en el minuto 72. Messi, por supuesto, que rompía una racha de tres jornadas sin marcar. Y cuando el partido parecía resuelto, sólo dos minutos después, Vela hizo el 2-1 rematando un pase en profundidad de Griezmann, la jugada que buscó la Real desde el principio. El Camp Nou tembló y pidió la hora insistentemente, más por miedos propios y por lo ajustado del marcador que por los ataques de la Real, inocentes y sin remates claros. Una derrota tan tibia como honrosa.
martes, agosto 14, 2012
PARTIDOS INOLVIDABLES Barcelona 1 - Real Sociedad 3 (1978-1979)
Ganar en el Camp Nou nunca ha sido fácil. Ni en los mejores momentos del
Fútbol Club Barcelona ni en sus horas más bajas. De hecho, la Real sólo lo ha
conseguido en tres de sus 66 visitas. Ahí es nada. Pero hubo un tiempo en el
que no parecía una misión tan imposible como muchos creen ahora. Un tiempo en el que
la Real siempre competía por ganar allí y no había voces que hablaran de que el partido
del coliseo blaugrana fuera de otra Liga. La primera de aquellas tres victorias
con color txuri urdin llegó en la temporada 1978-1979. Un 1-3 nunca es poca
cosa y conseguirlo en un estadio como aquel es aún más importante. Si además
aquel día, aunque entonces no se supiera, forma parte de un récord de leyenda,
merece ser recordado. Y es que aquella victoria en el Camp Nou fue el cuarto de los 38
partidos que estaría invicta la Real entre esa temporada y la siguiente, la del
todavía imbatido récord de 32 jornadas sin conocer la derrota.
La importancia de aquella victoria está en que contribuyó decisivamente a que la Real se clasificara para la Copa de la UEFA. Alberto Ormaetxea debutó en aquella campaña como entrenador del equipo y no pudo hacerlo con mejor pie, con un cuarto puesto. La Real llegó al Camp Nou en esa misma posición, pero Las Palmas, su siguiente rival en Atotxa, tenía los mismos puntos y el propio Barça le pisaba los talones a uno de distancia. Eso sí, el Barcelona ya tenía sitio en la Recopa, que acababa de ganar pocos días antes de este duelo liguero al Fortuna de Dusseldorf. De hecho, la Real le hizo al equipo culé el pertinente pasillo de homenaje a los campeones. No fue el único detalle que tuvo el equipo txuri urdin con el blaugrana, ya que, a pesar de que la defensa era uno de los fuertes de aquel equipo, dio muchas facilidades para que los locales se adelantaran en el marcador.
Y es que apenas se llevaban jugados cinco minutos de partido cuando, quizá todavía contagiados del ambiente festivo del ofrecimiento de la Recopa al Camp Nou, la defensa realista no estuvo acertada a la hora de hacerse con el cuero tras un despeje de puños de Arconada, Tras varios intentos de remate, Martínez acabó consiguiendo el gol con un disparo raso. En la primera mitad, el balón fue del Barça, que dominó territorialmente el partido y probó a Arconada en otro disparo de Martínez. La Real dio la réplica con la mejor ocasión de los primeros 45 minutos, una jugada maravillosa de López Ufarte que cedió el balón a Zamora y éste, aunque parecía un gol fácil, disparó fuera. En aquella época, por cierto, Zamora era objeto de deseo del Barça. El realista reconocía al final del partido que la victoria de la Real y la entonces aún no certificada clasificación para la UEFA hacía más difícil el traspaso. Eran todavía los tiempos en los que el derecho de retención estaba bien vigente.
Si el Barcelona había marcado pronto en el inicio del encuentro, aún menos tardó la Real en igualar la contienda al regresar de los vestuarios. Fue en el cuarto minuto del segundo acto cuando Satrústegui puso las tablas en el marcador. Los locales pidieron falta sobre Artola en el salto del delantero realista en busca de un balón bombeado, pero el colegiado no señaló nada y dio validez al posterior remate del artillero realista. El empate acentuó el control que la Real tenía sobre el partido y puso a los de Ormaetxea en disposición de irse a por la victoria. Tras el pitido final, así explicaba el técnico realista las claves del partido: "Hemos sabido sujetar perfectamente a las piezas importantes del rival y Krankl, por poner un ejemplo, no ha podido demostrar sus indudables cualidades de goleador. Asensi ha estado muy sujetado y el que más ha inquietado, sin duda, ha sido Carrasco, que tras el descanso ha estado mejor marcado y ha perdido en buena parte su peligrosidad cara al marco de Arconada".
Ormaetxea dijo que los segundos 45 minutos de la Real fueron "realmente primorosos". Es verdad que el Barcelona acusaba cansancio (la final de la Recopa pasó por la prórroga y los penaltis) y algunas bajas, pero marcar tres goles en un tiempo en un campo como el del Barça es algo grande. Nadie discutió la justicia de la victoria. Corría el minuto 57 cuando Idígoras, en una jugada personal, puso el 1-2 en el marcador. Hizo varios regates que ningún defensor blaugrana acertó a cortar y acabó aprovechando un error del goleador local aquel día, Martínez, para enganchar un disparo raso al que Artola no pudo responder. Si el dominio txuri urdin ya era grande, a partir de ponerse en ventaja los de Ormaetxea podrían haber logrado un resultado de escándalo en el Camp Nou.
Se quedó en un 1-3 tras un jugadón de Zamora, una carrera de 30 metros en la que ningún jugador del Barça pudo ni siquiera acercarse al balón. La salida a la desesperada de Artola no pudo evitar el golazo. "El tanto me ha salido bordado y aunque en estas jugadas influye la suerte lo cierto es que me vi capaz de materializarla", explicó Zamora a la conclusión del partido, que sirvió para que la Real se llevara dos puntos importantísimos en esa carrera hacia la UEFA. La Real llegó al Camp Nou después de lograr dos victorias (en Atotxa 1-0 contra el Valencia y 1-3 en Salamanca) y un empate (a cero, como local, ante el Real Madrid). Tras derrotar a domicilio al Barcelona, sumó dos puntos más venciendo en Atotxa a Las Palmas, su rival por la UEFA, por 2-0 y acabó la Liga empatando a uno en San Mamés. Tras el verano llegarían otras 32 jornadas sin perder, pero eso forma parte de otra historia. O quizá de esta misma.
Fútbol Club Barcelona (Joaquín Rifé): Artola, Zuviría, Manolo (Esteban, 63'), Olmo, De la Cruz, Martínez, Rexach, Tente Sánchez (Félix, 78'), Krankl, Asensi, Carrasco.
Real Sociedad (Alberto Ormaetxea): Arconada, Celayeta, Gajate, Kortabarria, Olaizola, Iriarte, Diego, Idígoras (E. Murillo, 78'), Zamora, Satrústegui (Amiano, 83') y López Ufarte.
Goles: 1-0, minuto 6, Martínez; 1-1, minuto 48, Satrústegui; 1-2, minuto 55, Idígoras; 1-3, minuto 73, Zamora.
Árbitro: Ausocua Sanz.
Camp Nou, casi lleno.
ABC: "En el segundo tiempo el Barcelona fue presa fácil para la Real".
Mundo Deportivo: "El precio de la gloria. Un Barça desarticulado y en relax cedió dos puntos a un discreto Real Sociedad".
La importancia de aquella victoria está en que contribuyó decisivamente a que la Real se clasificara para la Copa de la UEFA. Alberto Ormaetxea debutó en aquella campaña como entrenador del equipo y no pudo hacerlo con mejor pie, con un cuarto puesto. La Real llegó al Camp Nou en esa misma posición, pero Las Palmas, su siguiente rival en Atotxa, tenía los mismos puntos y el propio Barça le pisaba los talones a uno de distancia. Eso sí, el Barcelona ya tenía sitio en la Recopa, que acababa de ganar pocos días antes de este duelo liguero al Fortuna de Dusseldorf. De hecho, la Real le hizo al equipo culé el pertinente pasillo de homenaje a los campeones. No fue el único detalle que tuvo el equipo txuri urdin con el blaugrana, ya que, a pesar de que la defensa era uno de los fuertes de aquel equipo, dio muchas facilidades para que los locales se adelantaran en el marcador.
Y es que apenas se llevaban jugados cinco minutos de partido cuando, quizá todavía contagiados del ambiente festivo del ofrecimiento de la Recopa al Camp Nou, la defensa realista no estuvo acertada a la hora de hacerse con el cuero tras un despeje de puños de Arconada, Tras varios intentos de remate, Martínez acabó consiguiendo el gol con un disparo raso. En la primera mitad, el balón fue del Barça, que dominó territorialmente el partido y probó a Arconada en otro disparo de Martínez. La Real dio la réplica con la mejor ocasión de los primeros 45 minutos, una jugada maravillosa de López Ufarte que cedió el balón a Zamora y éste, aunque parecía un gol fácil, disparó fuera. En aquella época, por cierto, Zamora era objeto de deseo del Barça. El realista reconocía al final del partido que la victoria de la Real y la entonces aún no certificada clasificación para la UEFA hacía más difícil el traspaso. Eran todavía los tiempos en los que el derecho de retención estaba bien vigente.
Si el Barcelona había marcado pronto en el inicio del encuentro, aún menos tardó la Real en igualar la contienda al regresar de los vestuarios. Fue en el cuarto minuto del segundo acto cuando Satrústegui puso las tablas en el marcador. Los locales pidieron falta sobre Artola en el salto del delantero realista en busca de un balón bombeado, pero el colegiado no señaló nada y dio validez al posterior remate del artillero realista. El empate acentuó el control que la Real tenía sobre el partido y puso a los de Ormaetxea en disposición de irse a por la victoria. Tras el pitido final, así explicaba el técnico realista las claves del partido: "Hemos sabido sujetar perfectamente a las piezas importantes del rival y Krankl, por poner un ejemplo, no ha podido demostrar sus indudables cualidades de goleador. Asensi ha estado muy sujetado y el que más ha inquietado, sin duda, ha sido Carrasco, que tras el descanso ha estado mejor marcado y ha perdido en buena parte su peligrosidad cara al marco de Arconada".
Ormaetxea dijo que los segundos 45 minutos de la Real fueron "realmente primorosos". Es verdad que el Barcelona acusaba cansancio (la final de la Recopa pasó por la prórroga y los penaltis) y algunas bajas, pero marcar tres goles en un tiempo en un campo como el del Barça es algo grande. Nadie discutió la justicia de la victoria. Corría el minuto 57 cuando Idígoras, en una jugada personal, puso el 1-2 en el marcador. Hizo varios regates que ningún defensor blaugrana acertó a cortar y acabó aprovechando un error del goleador local aquel día, Martínez, para enganchar un disparo raso al que Artola no pudo responder. Si el dominio txuri urdin ya era grande, a partir de ponerse en ventaja los de Ormaetxea podrían haber logrado un resultado de escándalo en el Camp Nou.
Se quedó en un 1-3 tras un jugadón de Zamora, una carrera de 30 metros en la que ningún jugador del Barça pudo ni siquiera acercarse al balón. La salida a la desesperada de Artola no pudo evitar el golazo. "El tanto me ha salido bordado y aunque en estas jugadas influye la suerte lo cierto es que me vi capaz de materializarla", explicó Zamora a la conclusión del partido, que sirvió para que la Real se llevara dos puntos importantísimos en esa carrera hacia la UEFA. La Real llegó al Camp Nou después de lograr dos victorias (en Atotxa 1-0 contra el Valencia y 1-3 en Salamanca) y un empate (a cero, como local, ante el Real Madrid). Tras derrotar a domicilio al Barcelona, sumó dos puntos más venciendo en Atotxa a Las Palmas, su rival por la UEFA, por 2-0 y acabó la Liga empatando a uno en San Mamés. Tras el verano llegarían otras 32 jornadas sin perder, pero eso forma parte de otra historia. O quizá de esta misma.
Fútbol Club Barcelona (Joaquín Rifé): Artola, Zuviría, Manolo (Esteban, 63'), Olmo, De la Cruz, Martínez, Rexach, Tente Sánchez (Félix, 78'), Krankl, Asensi, Carrasco.
Real Sociedad (Alberto Ormaetxea): Arconada, Celayeta, Gajate, Kortabarria, Olaizola, Iriarte, Diego, Idígoras (E. Murillo, 78'), Zamora, Satrústegui (Amiano, 83') y López Ufarte.
Goles: 1-0, minuto 6, Martínez; 1-1, minuto 48, Satrústegui; 1-2, minuto 55, Idígoras; 1-3, minuto 73, Zamora.
Árbitro: Ausocua Sanz.
Camp Nou, casi lleno.
ABC: "En el segundo tiempo el Barcelona fue presa fácil para la Real".
Mundo Deportivo: "El precio de la gloria. Un Barça desarticulado y en relax cedió dos puntos a un discreto Real Sociedad".
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Partidos inolvidables
domingo, agosto 12, 2012
Ni adulación excesiva, ni derrotismo desmesurado
Queda una semana para que empiece la Liga. La Eurocopa y los Juegos Olímpicos han dejado poco margen a la nostalgia deportiva para el aficionado, pero casi todos los que estamos al pie del cañón jornada tras jornada sabemos que no hay nada como el fútbol de clubes. La Real, echábamos de menos a la Real. Y, una vez cerrada la pretemporada, vuelve la Real, arrancando su camino este domingo día 19 en el Camp Nou y finalizándolo el primer fin de semana de junio en Riazor. ¿Expectativas? Todas. ¿Dudas? Unas cuantas. La pretemporada es la época para hacer juicios de valor que luego la competición ratificará o desmentirá. Lo cierto es que los fichajes generaron euforia y los partidos de preparación, sobre todo los últimos, han hecho cundir cierto derrotismo. No creo que sea el momento de hacer juicios definitivos, de apostar por una adulación excesiva o por un derrotismo desmesurado. Pero sí hay que juzgar lo que se ve. No hacerlo sería una irresponsabilidad que ya hemos vivido en más de una ocasión.
Lo que yo veo, y todo esto no deja de ser más que una apuesta intuitiva que el técnico txuri urdin puede hacer saltar por los aires desde el próximo domingo, es que la segunda Real de Montanier va a ser como la primera. Que su camino es ahondar en las virtudes del equipo de la pasada temporada y tratar de solucionar los problemas, con el convencimiento absoluto de que esa es la vía no sólo más adecuada sino probablemente la única posible para este equipo. Y es ahí donde comienzan mis dudas. Cuando hablo de los paralelismos entre la Real 2012-2013 y la 2011-2012 es porque creo que el equipo va a seguir centrando sus posibilidades en ceder el balón, en el contraataque, en el acierto de Griezmann, Vela, Chory y Xabi Prieto a la hora de lanzar ofensivas fulminantes con toques rápidos y entradas desde los costados. Esas jugadas nos dieron muchos puntos en la Liga que terminó en mayo y Montanier tiene claro que esa tiene que ser su apuesta. Sin embargo, yo echo en falta más ambiciones. Con el centro del campo que puede alinear la Real, ese sueño que conforman Illarramendi, Pardo y Zurutuza (o Griezmann), creo que este equipo tiene, una vez más, más fútbol de lo que se verá.
Tengo la impresión de que Montanier volverá a formar un grupo de jugadores mucho más corto que la plantilla que tiene y que habrá algunos jugadores, y probablemente algunos importantes, que se sientan como Joseba Llorente la temporada pasada. Atrás parece que habrá pocas dudas. Bravo es indiscutible en la portería y, salvo lesión o sanción, jugará los 38 partidos de Liga, dejando a Zubikarai la Copa (¿será ésta por fin la temporada en que tomemos en serio la competición en la que más factible parece alcanzar noches gloriosas?). Los centrales titulares, una vez traspasado Demidov, son Iñigo Marttínez y Mikel González, con la gran incógnita del papel que tendrá Cadamuro. Las inoportunas lesiones de Carlos Martínez le han sacado de la lucha por la titularidad en el lateral derecho. Y parece evidente que José Ángel parte con ventaja sobre De la Bella en el izquierdo. Estos cinco jugadores inician la Liga con la etiqueta de titular y sólo un percance o su baja forma les sacará a priori del once tipo de la temporada. A partir de ahí es donde empiezan las quinielas y, sobre todo, las dudas.
Uno de los debes de Montanier que esta pretemporada no ha aclarado es la posición de Illarramendi en esta Real. Para mí, al margen de su error en el último amistoso, es el 4 más claro que hay en este equipo, pero parece que la apuesta del francés para ese puesto, bastante discutida entre la afición, seguirá siendo Elustondo. Y ojo a lo que esto implica. Markel parece arrancar como su suplente, lo que manda a Illarra a los otros dos puestos del centro del campo, que tendrá que pelear con Pardo, Zurutuza y Ros. Que Montanier haya colocado en pretemporada en esa zona a Xabi Prieto parece una probatura que no se repetirá en Liga salvo puntualmente, pero Griezmann le ha dado ahí mayor resultado y no será descabellado que desempeñe ese cometido en Anoeta contra rivales de la parte baja. Empieza a dar la impresión de que Pardo no va a poder asumir galones en el equipo y eso tiene su peligro. Él disfrutará de cada minuto en el campo, pero cada suplencia, sobre todo si se sigue ganando minutos en el campo como la temporada pasada, es un paso más para perder al jugador. La polivalencia de Ros pienso que le pasará factura. Resolverá cambios de minuto 70, pero veo difícil que Montanier piense en él para el once.
Y llegamos al ataque, donde o mucho me equivoco o la situación no va a ser nada distinta de la vivida la pasada temporada. Hay seis, juegan tres y cinco entran en la convocatoria. Sólo Montanier sabe lo que hará cada semana, pero mi impresión es que Ifrán y Agirretxe (no lo olvidemos, segundo máximo goleador txuri urdin de la pasada Liga con diez tantos) van a ser los grandes damnificados de esta situación. Lo del uruguayo, por mucho que se haya hablado bien de él esta pretemporada, no tiene muchos visos de cambiar salvo, al menos para mí, sorpresa mayúscula. En el caso de Agirretxe, ya la pasada temporada vio muchos partidos desde el banquillo, sobre todo fuera de casa, para jugar con lo que ahora se llama falso nueve, que no fue otro que Vela. Ahora Montanier cuenta con un jugador más que se acomoda a su estilo, Chory Castro. Cabe pensar que su tripleta de atacantes más habitual sería la formada por Griezmann, Vela y Chory... lo que también restará minutos a Xabi Prieto, probablemente cuarta opción, siendo Agirretxe la quinta e Ifrán la sexta. Sarpong, aunque haya dispuesto de minutos en pretemporada, no cuenta.
A día de hoy no se puede juzgar más que el trabajo de la dirección deportiva. Muy bueno, sin duda. Gran fichaje a bajo coste el de Vela. Gran movimiento para traer al final de su contrato a Chory. Y estupenda la cesión de José Ángel, que viene a cubrir una de las taras de la plantilla que se ha venido detectando con facilidad en los últimos años, la competencia en el lateral izquierdo. A pesar de las salidas de Aranburu y Llorente (que, en realidad, no contaba), la plantilla parece haber crecido en consonancia con el objetivo del club. Crecer, sí. Es esa palabra que sirvió para explicar la destitución a Martín Lasarte y que, se mire como se mire, no se justificó con lo que la Real de Montanier ofreció sobre el campo en la Liga 2011-2012. La pretemporada es sólo eso y no sirve para hacer sentencias de ningún tipo, pero yo ahora mismo tengo una opinión clara sobre la Real. Creo que tiene una plantilla muy ilusionante y un entrenador que, por ahora, me despierta las mismas dudas con las que cerré la pasada temporada. Queda una semana para empezar a ver si esta Real está para la permanencia, para la miad de la tabla o para cotas mayores. Y, sobre todo, para ver cómo quiere llegar a sus objetivos, algo que para mí es tan importante o más que su clasificación final.
Lo que yo veo, y todo esto no deja de ser más que una apuesta intuitiva que el técnico txuri urdin puede hacer saltar por los aires desde el próximo domingo, es que la segunda Real de Montanier va a ser como la primera. Que su camino es ahondar en las virtudes del equipo de la pasada temporada y tratar de solucionar los problemas, con el convencimiento absoluto de que esa es la vía no sólo más adecuada sino probablemente la única posible para este equipo. Y es ahí donde comienzan mis dudas. Cuando hablo de los paralelismos entre la Real 2012-2013 y la 2011-2012 es porque creo que el equipo va a seguir centrando sus posibilidades en ceder el balón, en el contraataque, en el acierto de Griezmann, Vela, Chory y Xabi Prieto a la hora de lanzar ofensivas fulminantes con toques rápidos y entradas desde los costados. Esas jugadas nos dieron muchos puntos en la Liga que terminó en mayo y Montanier tiene claro que esa tiene que ser su apuesta. Sin embargo, yo echo en falta más ambiciones. Con el centro del campo que puede alinear la Real, ese sueño que conforman Illarramendi, Pardo y Zurutuza (o Griezmann), creo que este equipo tiene, una vez más, más fútbol de lo que se verá.
Tengo la impresión de que Montanier volverá a formar un grupo de jugadores mucho más corto que la plantilla que tiene y que habrá algunos jugadores, y probablemente algunos importantes, que se sientan como Joseba Llorente la temporada pasada. Atrás parece que habrá pocas dudas. Bravo es indiscutible en la portería y, salvo lesión o sanción, jugará los 38 partidos de Liga, dejando a Zubikarai la Copa (¿será ésta por fin la temporada en que tomemos en serio la competición en la que más factible parece alcanzar noches gloriosas?). Los centrales titulares, una vez traspasado Demidov, son Iñigo Marttínez y Mikel González, con la gran incógnita del papel que tendrá Cadamuro. Las inoportunas lesiones de Carlos Martínez le han sacado de la lucha por la titularidad en el lateral derecho. Y parece evidente que José Ángel parte con ventaja sobre De la Bella en el izquierdo. Estos cinco jugadores inician la Liga con la etiqueta de titular y sólo un percance o su baja forma les sacará a priori del once tipo de la temporada. A partir de ahí es donde empiezan las quinielas y, sobre todo, las dudas.
Uno de los debes de Montanier que esta pretemporada no ha aclarado es la posición de Illarramendi en esta Real. Para mí, al margen de su error en el último amistoso, es el 4 más claro que hay en este equipo, pero parece que la apuesta del francés para ese puesto, bastante discutida entre la afición, seguirá siendo Elustondo. Y ojo a lo que esto implica. Markel parece arrancar como su suplente, lo que manda a Illarra a los otros dos puestos del centro del campo, que tendrá que pelear con Pardo, Zurutuza y Ros. Que Montanier haya colocado en pretemporada en esa zona a Xabi Prieto parece una probatura que no se repetirá en Liga salvo puntualmente, pero Griezmann le ha dado ahí mayor resultado y no será descabellado que desempeñe ese cometido en Anoeta contra rivales de la parte baja. Empieza a dar la impresión de que Pardo no va a poder asumir galones en el equipo y eso tiene su peligro. Él disfrutará de cada minuto en el campo, pero cada suplencia, sobre todo si se sigue ganando minutos en el campo como la temporada pasada, es un paso más para perder al jugador. La polivalencia de Ros pienso que le pasará factura. Resolverá cambios de minuto 70, pero veo difícil que Montanier piense en él para el once.
Y llegamos al ataque, donde o mucho me equivoco o la situación no va a ser nada distinta de la vivida la pasada temporada. Hay seis, juegan tres y cinco entran en la convocatoria. Sólo Montanier sabe lo que hará cada semana, pero mi impresión es que Ifrán y Agirretxe (no lo olvidemos, segundo máximo goleador txuri urdin de la pasada Liga con diez tantos) van a ser los grandes damnificados de esta situación. Lo del uruguayo, por mucho que se haya hablado bien de él esta pretemporada, no tiene muchos visos de cambiar salvo, al menos para mí, sorpresa mayúscula. En el caso de Agirretxe, ya la pasada temporada vio muchos partidos desde el banquillo, sobre todo fuera de casa, para jugar con lo que ahora se llama falso nueve, que no fue otro que Vela. Ahora Montanier cuenta con un jugador más que se acomoda a su estilo, Chory Castro. Cabe pensar que su tripleta de atacantes más habitual sería la formada por Griezmann, Vela y Chory... lo que también restará minutos a Xabi Prieto, probablemente cuarta opción, siendo Agirretxe la quinta e Ifrán la sexta. Sarpong, aunque haya dispuesto de minutos en pretemporada, no cuenta.
A día de hoy no se puede juzgar más que el trabajo de la dirección deportiva. Muy bueno, sin duda. Gran fichaje a bajo coste el de Vela. Gran movimiento para traer al final de su contrato a Chory. Y estupenda la cesión de José Ángel, que viene a cubrir una de las taras de la plantilla que se ha venido detectando con facilidad en los últimos años, la competencia en el lateral izquierdo. A pesar de las salidas de Aranburu y Llorente (que, en realidad, no contaba), la plantilla parece haber crecido en consonancia con el objetivo del club. Crecer, sí. Es esa palabra que sirvió para explicar la destitución a Martín Lasarte y que, se mire como se mire, no se justificó con lo que la Real de Montanier ofreció sobre el campo en la Liga 2011-2012. La pretemporada es sólo eso y no sirve para hacer sentencias de ningún tipo, pero yo ahora mismo tengo una opinión clara sobre la Real. Creo que tiene una plantilla muy ilusionante y un entrenador que, por ahora, me despierta las mismas dudas con las que cerré la pasada temporada. Queda una semana para empezar a ver si esta Real está para la permanencia, para la miad de la tabla o para cotas mayores. Y, sobre todo, para ver cómo quiere llegar a sus objetivos, algo que para mí es tan importante o más que su clasificación final.
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miércoles, agosto 01, 2012
Capricho de entrenador
Ya es un hecho. Joseba Llorente no formará parte de la Real Sociedad 2012-2013 y jugará cedido en Osasuna. Mucha gente ha celebrado la noticia, y entiendo sus razones. La Real no se puede permitir el lujo de tener jugadores que no cuenten, más cuando cobran tanto y más aún cuando se trata de referentes en el vestuario (por edad y por trayectoria). La entiendo, pero yo no aplaudo esta cesión. En primer lugar, porque la Real se queda sin veteranos. Llevamos años escuchando que este equipo paga sus pecados de juventud y de repente facilitamos la salida simultánea de Aranburu y Llorente. No comparto, no puedo compartir ese movimiento. La veteranía es necesaria, para solventar partidos complicados pero también para hacer crecer a esos jugadores jóvenes que tanta ilusión han despertado en la afición txuri urdin. Montanier sólo cuenta con un jugador que llegue a los 30 años, Ansotegi. Faltará algo en el vestuario realista, creo que queda sobradamente demostrado con la magnífica despedida que ha protagonizado Llorente en la sala de prensa, y espero que no tengamos que arrepentirnos de ello.
Pero más que eso, que puede salir bien porque al fútbol no se juega al fin y al cabo con el DNI, lo que me preocupa es el motivo de la salida de Llorente. No hay otro, y lo ha reconocido el delantero, que el hecho de que a Montanier no le gusta, que prefiere otros atacantes y que en la plantilla hay muchos (ojo, que a lo mejor nos llevamos una sorpresa con los minutos que puedan tener Zurutuza o Agirretxe). Eso quedó claro con los hechos, que no con las palabras, a lo largo de toda la temporada pasada. Y a mí, ya entonces, me sonaba a capricho de entrenador. El técnico del primer equipo tiene una misión muy sencilla de explicar: su trabajo es sacar rendimiento de la plantilla que le ofrece el club. Me gusta que se conforme de acuerdo a lo que quieren tanto el entrenador como la dirección deportiva, hasta ahí todo correcto. Pero no me gusta que el entrenador decida de esta forma. El club hizo una importante inversión en Llorente hace dos veranos y es evidente que Montanier no ha sabido sacar partido de ella. Y, ojo, no es el único jugador del que no supo sacar partido.
¿Soluciona algo la cesión? La verdad es que no, independientemente del resultado que le dé Llorente a Osasuna. Si se sale, volvería a la Real pero si Montanier se mantiene en el banquillo txuri urdin para entonces el problema sería exactamente el mismo. Si fracasara en Pamplona, la cesión habría sido un fiasco del que la Real no habría sacado provecho... y el problema sería exactamente el mismo dentro de un año incluso si en el banquillo de Anoeta se sentara un entrenador que no sea el francés, que tendría que lidiar con un jugador con un año más perdido. Pero ahora pensemos por un momento en el peor de los escenarios. ¿Y si Montanier es cesado a lo largo de la Liga porque esta Real sucumbe en su nuevo intento de crecer y Llorente mientras tanto está haciendo que Osasuna, como la temporada pasada y muy por encima de la Real de Montanier, luche por Europa? ¿Cómo explicaría el club ese fracaso? Loren estaría así en una situación incómoda que él no habría generado, sino que sería consecuencia de este capricho de entrenador.
Aunque no se dijera con la suficiente fuerza, la garra de Llorente fue uno de los motivos por los que la temporada pasada se rompió el maleficio copero. El 4-1 ante el Granada en el partido de ida de la primera ronda que jugamos llevaba su sello y recuerdo haber leído en la crónica de Mikel Recalde para Noticias de Gipuzkoa que su trabajo de motivación a todo en el equipo durante el calentamiento fue para enmarcar. Ahora perdemos su raza. Perdemos su veteranía. Sus goles no tanto porque el año pasado no anotó ninguno, pero todos los que marque para Osasuna van en contra de nuestros intereses. No, no creo que la cesión de Llorente sea un motivo para estar satisfechos. Pone en tela de juicio todas las explicaciones que se dieron durante el último año sobre su suplencia, las de Montanier en primer lugar, y no soluciona el problema. Si acaso, lo pospone. Porque yo sí veo a Llorente triunfando en Osasuna. Es más, le deseo toda la suerte del mundo. Y me será difícil no cantar sus goles aunque, por un capricho de entrenador, lleve una camiseta roja y no una txuri urdin.
Pero más que eso, que puede salir bien porque al fútbol no se juega al fin y al cabo con el DNI, lo que me preocupa es el motivo de la salida de Llorente. No hay otro, y lo ha reconocido el delantero, que el hecho de que a Montanier no le gusta, que prefiere otros atacantes y que en la plantilla hay muchos (ojo, que a lo mejor nos llevamos una sorpresa con los minutos que puedan tener Zurutuza o Agirretxe). Eso quedó claro con los hechos, que no con las palabras, a lo largo de toda la temporada pasada. Y a mí, ya entonces, me sonaba a capricho de entrenador. El técnico del primer equipo tiene una misión muy sencilla de explicar: su trabajo es sacar rendimiento de la plantilla que le ofrece el club. Me gusta que se conforme de acuerdo a lo que quieren tanto el entrenador como la dirección deportiva, hasta ahí todo correcto. Pero no me gusta que el entrenador decida de esta forma. El club hizo una importante inversión en Llorente hace dos veranos y es evidente que Montanier no ha sabido sacar partido de ella. Y, ojo, no es el único jugador del que no supo sacar partido.
¿Soluciona algo la cesión? La verdad es que no, independientemente del resultado que le dé Llorente a Osasuna. Si se sale, volvería a la Real pero si Montanier se mantiene en el banquillo txuri urdin para entonces el problema sería exactamente el mismo. Si fracasara en Pamplona, la cesión habría sido un fiasco del que la Real no habría sacado provecho... y el problema sería exactamente el mismo dentro de un año incluso si en el banquillo de Anoeta se sentara un entrenador que no sea el francés, que tendría que lidiar con un jugador con un año más perdido. Pero ahora pensemos por un momento en el peor de los escenarios. ¿Y si Montanier es cesado a lo largo de la Liga porque esta Real sucumbe en su nuevo intento de crecer y Llorente mientras tanto está haciendo que Osasuna, como la temporada pasada y muy por encima de la Real de Montanier, luche por Europa? ¿Cómo explicaría el club ese fracaso? Loren estaría así en una situación incómoda que él no habría generado, sino que sería consecuencia de este capricho de entrenador.
Aunque no se dijera con la suficiente fuerza, la garra de Llorente fue uno de los motivos por los que la temporada pasada se rompió el maleficio copero. El 4-1 ante el Granada en el partido de ida de la primera ronda que jugamos llevaba su sello y recuerdo haber leído en la crónica de Mikel Recalde para Noticias de Gipuzkoa que su trabajo de motivación a todo en el equipo durante el calentamiento fue para enmarcar. Ahora perdemos su raza. Perdemos su veteranía. Sus goles no tanto porque el año pasado no anotó ninguno, pero todos los que marque para Osasuna van en contra de nuestros intereses. No, no creo que la cesión de Llorente sea un motivo para estar satisfechos. Pone en tela de juicio todas las explicaciones que se dieron durante el último año sobre su suplencia, las de Montanier en primer lugar, y no soluciona el problema. Si acaso, lo pospone. Porque yo sí veo a Llorente triunfando en Osasuna. Es más, le deseo toda la suerte del mundo. Y me será difícil no cantar sus goles aunque, por un capricho de entrenador, lleve una camiseta roja y no una txuri urdin.
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miércoles, julio 25, 2012
Olímpicos realistas
Iñigo Martínez será el decimoctavo jugador de la Real presente en el torneo de fútbol de unos Juegos Olímpicos. El central realista estará en Londres 2012 rompiendo con una larga racha de nada menos que 16 años sin la presencia de un futbolista txuri urdin en la mayor cita deportiva del mundo. Hubo presencia de realistas en cinco Juegos, los de Amberes de 1920, Amsterdam de 1928, Montreal de 1976, Moscú de 1980 y Atlanta de 1996. Agustín Aranzábal es el que más partidos olímpicos ha disputado, cuatro, y cinco de estos realistas (Mariano Arrate, Martín Marculeta, Ángel Mariscal, Txomin Zaldua y Santi Idígoras) tuvieron el honor de marcar un gol. Los primeros Juegos en los que el fútbol fue oficial fue en los de hace 104 años, los de Londres de 1908, pero hay que retroceder 92 años para encontrar a los primeros realistas olímpicos.
En la cita olímpica de 1920, celebrada en Amberes, hubo cuatro jugadores de la Real: Agustín Eizaguirre, Mariano Arrate, Juan Artola y Silverio Eizagirre. La selección española ganó en aquel torneo una medalla de plata lograda en singulares circunstancias. España ganó a Dinamarca en el primer partido por 0-1, gol del irundarra Patricio Arabolaza. Tras ver este encuentro, Agustín Eizaguirre decidió dejar el grupo y volverse a casa porque, tras la gran actuación de Ricardo Zamora, pensó que no iba a jugar. Aunque para muchos era Eizaguirre el mejor portero del momento, el seleccionador español, Paco Bru, apostó por Zamora como titular. En el segundo partido, Bélgica ganó 3-1 al combinado español, apeando ya de esta forma a España de las semifinales del torneo. Mariano Arrate hizo, de penalti, el tanto español en el minuto 80, con el partido ya casi decidido.
España ganó en el tercer partido a Suecia por 1-2, en el día que nació el concepto de la furia española, con el grito, discutido por la historia, de "¡A mí el pelotón, Sabino, que los arrollo!" que Belauste lanzó antes de empatar el partido en una acción de fuerza y raza. Pero entonces, cuando España estaba ya eliminada, aunque debía seguir jugando por la quinta plaza, sucedió lo inesperado. En la final del torneo Checoslovaquia se retira en protesta por el arbitraje, dando automáticamente el oro a Bélgica. Los organizadores decicen abrir la lucha por las otras dos medallas al resto de equipos, en lugar de jugar un partido entre los dos semifinalistas, Francia y Holanda. Pero los franceses rechazan jugar porque ya tiene a gran parte del equipo de regreso a su país.
De esta forma, España juega contra Italia para dilucidar qué equipo se jugará las medallas con Holanda. Con medio equipo español lesionado en la batalla contra los belgas, España ganó 2-0. La anécdota llega cuando, con Zamora lesionado, el realista Silverio tiene que jugar el último cuarto de hora bajo los palos... y mantiene su portería a cero. En el partido por las medallas, España ganó a Holanda por 1-3 y se lleva la de plata. Durante muchos años, hasta el gol de Marcelino que sirvió para ganar la Eurocopa de 1964, éste fue el mayor logro futbolístico de la selección. Arrate juega tres partidos, Artola juega dos y Silverio uno. Eizaguirre no llega a debutar. Los cuatro, en todo caso, consiguen la medalla de plata, inaugurando el palmarés olímpico de la Real.
Los Juegos de 1928, celebrados en Amsterdam, forman parte involuntaria de una épica narración de la historia txuri urdin. Real y Barça jugaron la final de Copa, empataron el partido y también hubo tablas en el marcador del encuentro de desempate. Como buena parte del equipo txuri urdin debía ir con la selección olímpica, a la que sólo acudían podían acudir futbolistas amateurs, el tercer partido se tuvo que posponer hasta después de los Juegos. Como es sabido, el cansancio de los realistas, que sí eran amateurs, y el tiempo que un Barça ya profesionalizado pudo dedicar a preparar ese tercer partido impidieron que la Real consiguiera entonces una más que merecida Copa, que habría sido la primera de su historia. Curiosamente, aquella situación se dio por una noble torpeza española. Todas las selecciones llevaron profesionales de forma encubierta, pero la Federación española sólo llevó amateurs, como los de la Real, mayoría en el combinado.
Nada menos que ocho jugadores de la Real estuvieron en Amsterdam. Martín Marculeta, Amadeo Labarta, Luis Iruretagoyena Kiriki y Trino Aizkorreta jugaron los tres partidos del torneo, Ángel Mariscal y Domingo Zaldúa jugaron dos, e Ignacio María Alcorta Cholín y Paco Bienzobas disputaron uno. El mítico Benito Díaz, entrenador txuri urdin en aquel entonces, acudió a la cita olímpica como ayudante del seleccionador, José Berraondo. En el primer partido, España machacó a Mexico por 7-1. Dos de los tantos los hicieron Marculeta y Mariscal. En el segundo, una gran Italia es el rival y el favorito para seguir adelante en el torneo precisamente por el carácter profesional de sus jugadores, pero España da la sorpresa y consigue empatar a uno con gol de Zaldúa, lo que obliga a un partido de desempate. En aquel, los transalpinos sí confirman los pronósticos y destrozaron al combinado español por un contundente 7-1.
No hubo participación española en el torneo de fútbol de los Juegos de Berlín de 1936, Londres de 1948, Helsinki de 1952, Melbourne de 1956, Roma de 1960, Tokio de 1964 y Munich de 1972. En México, en 1968, sí estuvo España, pero sin ningún jugador txuri urdin en la listam pues la Real apenas acababa de regresar a Primera tras el ascenso de Puertollano. Para ver a un nuevo realista en unos Juegos hubo que esperar hasta 1976. De la mano de Ladislao Kubala fueron dos a ese torneo disputado en Montreal, Luis Arconada y Santi Idígoras, que jugaron los dos partidos que disputó España en la primera fase (la retirada de Zambia dejó ese grupo con un equipo menos). Idígoras, de hecho, fue el autor del gol español en el primero de ellos y el único en todo el campeonato, aunque no sirvió para evitar la derrota ante Brasil por 2-1. La República Democrática de Alemania derrotó en el segundo encuentro a España por 1-0 y envío a la selección a casa a las primeras de cambio.
El siguiente olímpico txuri urdin fue Agustín Gajate, que vistió la camiseta de la selección española en los Juegos de Moscú, en 1980. El central, pilar defensivo junto a Kortabarria de la Real que fijó el récord de imbatibilidad en la Liga, jugó los tres partidos de España, tres empates (1-1 ante la República Democrática de Alemania y Argelia, 0-0 ante Siria) que no sirvieron para seguir adelante en la competición. La selección estuvo de nuevo ausente en la competición olímpica de fútbol en Los Ángeles en 1984 y Seul en 1988, y el carácter de anfitrión le devolvió una plaza en los Juegos que acogió Barcelona en 1992. España ganó el oro olímpico en esa cita, con una selección en la que no hubo ningún jugador de la Real pero sí dos futbolistas formados en Zubieta, Mikel Lasa y David Billabona, que entonces ya vestían respectivamente las camisetas de Real Madrid y Athletic de Bilbao.
Con el éxito de Barcelona en mente, España acudió a los Juegos de Atlanta en 1996 pensando en reeditar una medalla y con una selección cargada de estrellas como Raúl y De la Peña. Aunque ahora es inusual que el seleccionador nacional se haga cargo del combinado olímpico, Javier Clemente capitaneó aquel conjunto. Había dos jugadores de la Real, Agustín Aranzábal e Iñigo Idiákez. Javi De Pedro fue uno de los últimos descartados, aunque formó parte de la selección sub-21 que poco antes logró el subcampeonato de Europa. España pasó a los cuartos de final como segunda de grupo, por detrás de Francia, con la que empató a uno, y gracias a sus victorias 1-0 ante Arabia Saudí y 3-2 ante Australia. Pero en cuartos, Argentina vapuleó a España con un contundente 4-0 y se esfumaron las opciones de repetir medalla. Aranzabal, que tuvo la mala suerte de marcar en propia puerta el segundo gol argentino, jugó los cuatro partidos e Idiakez, que no partía como titular, se hizo con un puesto y disputó tres.
España volvió a las mieles del éxito y consiguió la medalla de plata en los Juegos de Sydney, celebrados en el año 2000. No había de nuevo realistas en aquel equipo, aunque dos de los 22 jugadores que formaron parte de la expedición, Tamudo y Jesuli, vistieron la camiseta txuri urdin más adelante. Hablando de estos realistas que lograron medalla sin estar vistiendo en aquel momento la camiseta txuri urdin, habría que recordar que Yaw, aquel futbolista ghanés que fichó Iriarte y que no llegó a triunfar, formaba parte de la selección que consiguió el bronce en Barcelona 1992. España no estuvo tampoco en Atenas 2004 ni en Pekín 2008, aunque estos últimos Juegos la Real estaba en Segunda División, lejos de poder aportar jugadores a la selección olímpica. Londres 2012 lleva de nuevo la camiseta de la Real a unos Juegos Olímpicos. Veremos si Iñigo Martínez se convierte en el quinto txuri urdin en poder lucir una medalla al cuello siendo jugador de la Real.
En la cita olímpica de 1920, celebrada en Amberes, hubo cuatro jugadores de la Real: Agustín Eizaguirre, Mariano Arrate, Juan Artola y Silverio Eizagirre. La selección española ganó en aquel torneo una medalla de plata lograda en singulares circunstancias. España ganó a Dinamarca en el primer partido por 0-1, gol del irundarra Patricio Arabolaza. Tras ver este encuentro, Agustín Eizaguirre decidió dejar el grupo y volverse a casa porque, tras la gran actuación de Ricardo Zamora, pensó que no iba a jugar. Aunque para muchos era Eizaguirre el mejor portero del momento, el seleccionador español, Paco Bru, apostó por Zamora como titular. En el segundo partido, Bélgica ganó 3-1 al combinado español, apeando ya de esta forma a España de las semifinales del torneo. Mariano Arrate hizo, de penalti, el tanto español en el minuto 80, con el partido ya casi decidido.
España ganó en el tercer partido a Suecia por 1-2, en el día que nació el concepto de la furia española, con el grito, discutido por la historia, de "¡A mí el pelotón, Sabino, que los arrollo!" que Belauste lanzó antes de empatar el partido en una acción de fuerza y raza. Pero entonces, cuando España estaba ya eliminada, aunque debía seguir jugando por la quinta plaza, sucedió lo inesperado. En la final del torneo Checoslovaquia se retira en protesta por el arbitraje, dando automáticamente el oro a Bélgica. Los organizadores decicen abrir la lucha por las otras dos medallas al resto de equipos, en lugar de jugar un partido entre los dos semifinalistas, Francia y Holanda. Pero los franceses rechazan jugar porque ya tiene a gran parte del equipo de regreso a su país.
De esta forma, España juega contra Italia para dilucidar qué equipo se jugará las medallas con Holanda. Con medio equipo español lesionado en la batalla contra los belgas, España ganó 2-0. La anécdota llega cuando, con Zamora lesionado, el realista Silverio tiene que jugar el último cuarto de hora bajo los palos... y mantiene su portería a cero. En el partido por las medallas, España ganó a Holanda por 1-3 y se lleva la de plata. Durante muchos años, hasta el gol de Marcelino que sirvió para ganar la Eurocopa de 1964, éste fue el mayor logro futbolístico de la selección. Arrate juega tres partidos, Artola juega dos y Silverio uno. Eizaguirre no llega a debutar. Los cuatro, en todo caso, consiguen la medalla de plata, inaugurando el palmarés olímpico de la Real.
Los Juegos de 1928, celebrados en Amsterdam, forman parte involuntaria de una épica narración de la historia txuri urdin. Real y Barça jugaron la final de Copa, empataron el partido y también hubo tablas en el marcador del encuentro de desempate. Como buena parte del equipo txuri urdin debía ir con la selección olímpica, a la que sólo acudían podían acudir futbolistas amateurs, el tercer partido se tuvo que posponer hasta después de los Juegos. Como es sabido, el cansancio de los realistas, que sí eran amateurs, y el tiempo que un Barça ya profesionalizado pudo dedicar a preparar ese tercer partido impidieron que la Real consiguiera entonces una más que merecida Copa, que habría sido la primera de su historia. Curiosamente, aquella situación se dio por una noble torpeza española. Todas las selecciones llevaron profesionales de forma encubierta, pero la Federación española sólo llevó amateurs, como los de la Real, mayoría en el combinado.
Nada menos que ocho jugadores de la Real estuvieron en Amsterdam. Martín Marculeta, Amadeo Labarta, Luis Iruretagoyena Kiriki y Trino Aizkorreta jugaron los tres partidos del torneo, Ángel Mariscal y Domingo Zaldúa jugaron dos, e Ignacio María Alcorta Cholín y Paco Bienzobas disputaron uno. El mítico Benito Díaz, entrenador txuri urdin en aquel entonces, acudió a la cita olímpica como ayudante del seleccionador, José Berraondo. En el primer partido, España machacó a Mexico por 7-1. Dos de los tantos los hicieron Marculeta y Mariscal. En el segundo, una gran Italia es el rival y el favorito para seguir adelante en el torneo precisamente por el carácter profesional de sus jugadores, pero España da la sorpresa y consigue empatar a uno con gol de Zaldúa, lo que obliga a un partido de desempate. En aquel, los transalpinos sí confirman los pronósticos y destrozaron al combinado español por un contundente 7-1.
No hubo participación española en el torneo de fútbol de los Juegos de Berlín de 1936, Londres de 1948, Helsinki de 1952, Melbourne de 1956, Roma de 1960, Tokio de 1964 y Munich de 1972. En México, en 1968, sí estuvo España, pero sin ningún jugador txuri urdin en la listam pues la Real apenas acababa de regresar a Primera tras el ascenso de Puertollano. Para ver a un nuevo realista en unos Juegos hubo que esperar hasta 1976. De la mano de Ladislao Kubala fueron dos a ese torneo disputado en Montreal, Luis Arconada y Santi Idígoras, que jugaron los dos partidos que disputó España en la primera fase (la retirada de Zambia dejó ese grupo con un equipo menos). Idígoras, de hecho, fue el autor del gol español en el primero de ellos y el único en todo el campeonato, aunque no sirvió para evitar la derrota ante Brasil por 2-1. La República Democrática de Alemania derrotó en el segundo encuentro a España por 1-0 y envío a la selección a casa a las primeras de cambio.
El siguiente olímpico txuri urdin fue Agustín Gajate, que vistió la camiseta de la selección española en los Juegos de Moscú, en 1980. El central, pilar defensivo junto a Kortabarria de la Real que fijó el récord de imbatibilidad en la Liga, jugó los tres partidos de España, tres empates (1-1 ante la República Democrática de Alemania y Argelia, 0-0 ante Siria) que no sirvieron para seguir adelante en la competición. La selección estuvo de nuevo ausente en la competición olímpica de fútbol en Los Ángeles en 1984 y Seul en 1988, y el carácter de anfitrión le devolvió una plaza en los Juegos que acogió Barcelona en 1992. España ganó el oro olímpico en esa cita, con una selección en la que no hubo ningún jugador de la Real pero sí dos futbolistas formados en Zubieta, Mikel Lasa y David Billabona, que entonces ya vestían respectivamente las camisetas de Real Madrid y Athletic de Bilbao.
Con el éxito de Barcelona en mente, España acudió a los Juegos de Atlanta en 1996 pensando en reeditar una medalla y con una selección cargada de estrellas como Raúl y De la Peña. Aunque ahora es inusual que el seleccionador nacional se haga cargo del combinado olímpico, Javier Clemente capitaneó aquel conjunto. Había dos jugadores de la Real, Agustín Aranzábal e Iñigo Idiákez. Javi De Pedro fue uno de los últimos descartados, aunque formó parte de la selección sub-21 que poco antes logró el subcampeonato de Europa. España pasó a los cuartos de final como segunda de grupo, por detrás de Francia, con la que empató a uno, y gracias a sus victorias 1-0 ante Arabia Saudí y 3-2 ante Australia. Pero en cuartos, Argentina vapuleó a España con un contundente 4-0 y se esfumaron las opciones de repetir medalla. Aranzabal, que tuvo la mala suerte de marcar en propia puerta el segundo gol argentino, jugó los cuatro partidos e Idiakez, que no partía como titular, se hizo con un puesto y disputó tres.
España volvió a las mieles del éxito y consiguió la medalla de plata en los Juegos de Sydney, celebrados en el año 2000. No había de nuevo realistas en aquel equipo, aunque dos de los 22 jugadores que formaron parte de la expedición, Tamudo y Jesuli, vistieron la camiseta txuri urdin más adelante. Hablando de estos realistas que lograron medalla sin estar vistiendo en aquel momento la camiseta txuri urdin, habría que recordar que Yaw, aquel futbolista ghanés que fichó Iriarte y que no llegó a triunfar, formaba parte de la selección que consiguió el bronce en Barcelona 1992. España no estuvo tampoco en Atenas 2004 ni en Pekín 2008, aunque estos últimos Juegos la Real estaba en Segunda División, lejos de poder aportar jugadores a la selección olímpica. Londres 2012 lleva de nuevo la camiseta de la Real a unos Juegos Olímpicos. Veremos si Iñigo Martínez se convierte en el quinto txuri urdin en poder lucir una medalla al cuello siendo jugador de la Real.
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jueves, julio 19, 2012
Ambiciosa euforia
Hay signos de evidente euforia en el entorno de la Real. Y no seré yo quien les ponga freno. Creo sinceramente que hay motivos para que esta Real despegue por fin y se ilusione con cotas más altas, las mismas que no se han querido mirar en los dos últimos años. El hecho de que el bloque se mantenga, y, ojo, es el mismo bloque con el que el equipo subió a Primera División, es un motivo más para pensar que no andaba demasiado desencaminado al demostrar confianza en el equipo en las dos últimas pretemporadas. Pero ahora parece que esa confianza, esa ambición, se ha instalado en los aficionados y en los medios de comunicación que siguen la actualidad del equipo. Me alegro, porque eso significará que se acabaron las excusas. No nos engañemos, Europa no puede ser nunca una obligación para la Real. Pero renunciar a esa altura de miras es algo que tampoco le corresponde a un equipo como el nuestro. Aspirar a más es necesario. Y no lograr aquello a lo que se aspira no es necesariamente un fracaso. Entenderlo será la clave para que esa confianza dure toda la temporada.
El principal motivo de esta euforia ha sido el fichaje de Carlos Vela. Es evidente que no llega a la Real en las mejores condiciones contractuales, con la posibilidad de que el Arsenal pueda respescarlo en cada uno de sus cuatro años de estancia en Donostia por una cantidad no muy elevada (cuatro millones de euros, habiendo pagado tres por él) y teniendo que compartir con el club inglés los réditos de un hipotético traspaso futuro, pero creo que es obligado considerarlo como un rotundo éxito de Jokin Aperribay y Loren. Ya me gustó que hace un año tuvieran la altura de miras para incorporar a un jugador del Arsenal (y otro del Inter, aunque nos saliera rana), y ahora prolongo el aplauso para lograr, del que probablemente es el negociador más duro de toda Europa, lo que a los aficionados nos interesaba: tener a Vela con la camiseta txuri urdin el próximo año.
Pero hay otro mensaje del Consejo y de la Dirección Deportiva de la Real, implícito en los movimientos de este verano, que habría que tener en cuenta. Sólo habrá un jugador nuevo que proceda del exterior en el vestuario de Anoeta, Chory Castro. Uno. Y hay que exigirle como lo que es, un jugador que viene a mejorar lo que ofrece Zubieta. Pero la confianza en la propia cantera es absoluta, incluso en algún caso por encima del respaldo que obtienen algunos jugadores entre los aficionados (mis dudas están en el lateral izquierdo... pero también en el pivote defensivo si no se le da ese puesto a Illarramendi). Que la Real siga compitiendo en torno al bloque logró el ascenso habla muy bien de este equipo. Pero hay otra lectura que el vestuario empieza a estar ya obligado a hacer. Si tanto se confía en lo que produce Zubieta no es sólo por pura subsistencia. Es porque realmente se cree que estos jugadores pueden hacer grandes cosas. Es, por tanto, su hora.
Xabi Prieto, ahora ya capitán, no puede permitirse una temporada como la pasada. Illarramendi, si tiene suerte con las lesiones, tiene que demostrar que se equivoca quien le ha dejado en tierra privándole de los Juegos Olímpicos de Londres. Pardo no se puede conformar con que Montanier le dé unos minutos, tenga la edad que tenga. Zurutuza debe asumir el reto de aumentar sus cifras goleadoras. Iñigo Martínez, Mikel González y Ansotegi tienen que responder al mensaje de confianza que supone no fichar a nadie si se marcha Demidov. Elustondo no se puede conformar con "mejorar", sino que tiene que dar el paso adelante que pruebe que puede ser titular. Agirretxe tiene que fijarse como claro objetivo marcar más goles que la campaña pasada. Bravo debe dejar claro durante toda la temporada que es el portero titular de la selección chilena. Griezmann debe trasladar al campo el hecho de que ésta sea su primera pretemporada normal. Todos deben dar un golpe en la mesa. Todos deben ser conscientes de su responsabilidad y ser ambicioso.
De Montanier también cabría esperar la misma ambición. Y admito, nunca lo he ocultado, que ahí es donde más dudas tengo. En la segunda mitad del segundo partido amistoso de la pretemporada, el francés alineó a Xabi Prieto y Griezmann en el centro del campo, con Sarpong, Chory Castro y Agirretxe por delante. Sí, el rival era el Eibar, un Segunda B, pero la Real tiene tanta dinamita en el ataque (contando, desde luego, con Ifran y Llorente), que me parece un desperdicio esa máxima autoimpuesta la temporada pasada de cinco atacantes en la convocatoria t tres en el once titular. No es cuestión de suicidarse en el Camp Nou ya de inicio, sino de asumir que la Real tiene muchas posibilidades y, sobre todo, mucho más potencial futbolístico del que nos dejaron creer la pasada temporada. Lo malo es que hace un año en la pretemporada se vio a una Real paciente, de toque y largas posesiones, que desapareció nada más iniciarse la competición. Hay un precedente desilusionante.
Montanier se equivocaría si nos pone la zanahoria de una Real ofensiva o, al menos, diferente, y luego nos la arrebata. Sería bueno que Montanier se dejara contagiar un poco por la euforia que vivimos y explote lo que tiene, sin prejuicios ni corsés. No pretendo, desde luego, trasladar ya a esta temporada las razonadas críticas que le hice al técnico txuri urdin en el pasado ejercicio. Es una nueva temporada y empezamos de cero. Y Montanier lo tiene todo sobre la mesa, todo a favor, para que la frustrante sensación que se instaló en el ambiente durante su primer curso en la Real no se repita en el segundo. Lo tiene todo. Y eso es lo que hace que yo también me sume a esta ambiciosa euforia de estos días.
El principal motivo de esta euforia ha sido el fichaje de Carlos Vela. Es evidente que no llega a la Real en las mejores condiciones contractuales, con la posibilidad de que el Arsenal pueda respescarlo en cada uno de sus cuatro años de estancia en Donostia por una cantidad no muy elevada (cuatro millones de euros, habiendo pagado tres por él) y teniendo que compartir con el club inglés los réditos de un hipotético traspaso futuro, pero creo que es obligado considerarlo como un rotundo éxito de Jokin Aperribay y Loren. Ya me gustó que hace un año tuvieran la altura de miras para incorporar a un jugador del Arsenal (y otro del Inter, aunque nos saliera rana), y ahora prolongo el aplauso para lograr, del que probablemente es el negociador más duro de toda Europa, lo que a los aficionados nos interesaba: tener a Vela con la camiseta txuri urdin el próximo año.
Pero hay otro mensaje del Consejo y de la Dirección Deportiva de la Real, implícito en los movimientos de este verano, que habría que tener en cuenta. Sólo habrá un jugador nuevo que proceda del exterior en el vestuario de Anoeta, Chory Castro. Uno. Y hay que exigirle como lo que es, un jugador que viene a mejorar lo que ofrece Zubieta. Pero la confianza en la propia cantera es absoluta, incluso en algún caso por encima del respaldo que obtienen algunos jugadores entre los aficionados (mis dudas están en el lateral izquierdo... pero también en el pivote defensivo si no se le da ese puesto a Illarramendi). Que la Real siga compitiendo en torno al bloque logró el ascenso habla muy bien de este equipo. Pero hay otra lectura que el vestuario empieza a estar ya obligado a hacer. Si tanto se confía en lo que produce Zubieta no es sólo por pura subsistencia. Es porque realmente se cree que estos jugadores pueden hacer grandes cosas. Es, por tanto, su hora.
Xabi Prieto, ahora ya capitán, no puede permitirse una temporada como la pasada. Illarramendi, si tiene suerte con las lesiones, tiene que demostrar que se equivoca quien le ha dejado en tierra privándole de los Juegos Olímpicos de Londres. Pardo no se puede conformar con que Montanier le dé unos minutos, tenga la edad que tenga. Zurutuza debe asumir el reto de aumentar sus cifras goleadoras. Iñigo Martínez, Mikel González y Ansotegi tienen que responder al mensaje de confianza que supone no fichar a nadie si se marcha Demidov. Elustondo no se puede conformar con "mejorar", sino que tiene que dar el paso adelante que pruebe que puede ser titular. Agirretxe tiene que fijarse como claro objetivo marcar más goles que la campaña pasada. Bravo debe dejar claro durante toda la temporada que es el portero titular de la selección chilena. Griezmann debe trasladar al campo el hecho de que ésta sea su primera pretemporada normal. Todos deben dar un golpe en la mesa. Todos deben ser conscientes de su responsabilidad y ser ambicioso.
De Montanier también cabría esperar la misma ambición. Y admito, nunca lo he ocultado, que ahí es donde más dudas tengo. En la segunda mitad del segundo partido amistoso de la pretemporada, el francés alineó a Xabi Prieto y Griezmann en el centro del campo, con Sarpong, Chory Castro y Agirretxe por delante. Sí, el rival era el Eibar, un Segunda B, pero la Real tiene tanta dinamita en el ataque (contando, desde luego, con Ifran y Llorente), que me parece un desperdicio esa máxima autoimpuesta la temporada pasada de cinco atacantes en la convocatoria t tres en el once titular. No es cuestión de suicidarse en el Camp Nou ya de inicio, sino de asumir que la Real tiene muchas posibilidades y, sobre todo, mucho más potencial futbolístico del que nos dejaron creer la pasada temporada. Lo malo es que hace un año en la pretemporada se vio a una Real paciente, de toque y largas posesiones, que desapareció nada más iniciarse la competición. Hay un precedente desilusionante.
Montanier se equivocaría si nos pone la zanahoria de una Real ofensiva o, al menos, diferente, y luego nos la arrebata. Sería bueno que Montanier se dejara contagiar un poco por la euforia que vivimos y explote lo que tiene, sin prejuicios ni corsés. No pretendo, desde luego, trasladar ya a esta temporada las razonadas críticas que le hice al técnico txuri urdin en el pasado ejercicio. Es una nueva temporada y empezamos de cero. Y Montanier lo tiene todo sobre la mesa, todo a favor, para que la frustrante sensación que se instaló en el ambiente durante su primer curso en la Real no se repita en el segundo. Lo tiene todo. Y eso es lo que hace que yo también me sume a esta ambiciosa euforia de estos días.
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lunes, julio 09, 2012
Los retos de Montanier
Sobre lo que es, lo que puede llegar a ser y lo que le falta al equipo hay un consenso bastante extendido. En el otro extremo, la figura de Philippe Montanier sigue siendo lo más discutido en el entorno de la Real. Su primera temporada no fue nada fácil, estuvo al borde del despido, tuvo que anunciarse su continuidad al final de la Liga y muchos aficionados siguen sin tener claro que el francés pueda tener éxito en el banquillo txuri urdin. Lo cierto es que su primer año en la Real dejó suficientes elementos positivos, propiciados por él o ajenos a su gestión, como para que, puliendo los defectos, el resultado pueda ser bastante más ilusionante que el de su primera tentativa. Estos son los retos que tiene ante sí Montanier para lograr el objetivo de que la Liga 2012-2013 sea mejor que la anterior.
Una mejor defensa. Él mismo se ha puesto ese objetivo ya desde la primera rueda de prensa de la pretemporada. Y no le falta razón. Sobre todo porque no lo ha personalizado en los hombres que ocupan la retaguardia (la única línea en la que no habrá ninguna incorporación este verano), en muchos casos los más regulares de la pasada temporada. Pero la Real tiene un problema en ese sentido. El equipo de Montanier encajó menos goles que el de Lasarte, 52 contra 66, pero la sangría sigue ahí y urge frenarla. La Real no fue en la pasada Liga un equipo especialmente presionante y eso es algo que convendría cambiar, Montanier lo sabe y lo ha dicho, sobre todo si el técnico persiste en su predilección por un modelo de ataques rápidos y fulminantes, que se vería favorecido por robos de balón más cerca del área rival.
La posición de los centrocampistas. Una de las razones por las que el juego de la Real fue bastante impersonal la pasada temporada es que Montanier no terminó de encontrar un centro del campo que funcionara, y quizá en eso hizo más daño del que se piensa la infructuosa presencia de Mariga en la primera vuelta. Sí sacó rendimiento con Elustondo por detrás y Aranburu y Zurutuza por delante, pero ausente ya el capitán se abre un periodo de incógnitas. Montanier tiene que definir con claridad la posición que ocuparán en el campo Illarramendi, Pardo y Ros. Elustondo y Markel estarán detrás, Zurutuza delante. Pero los tres canteranos recién llegados tienen que tener un papel más definido. No tenerlo, además de las lesiones, lastró el año pasado a Illarra, que tan pronto defendía casi ejerciendo de tercer central como estaba obligado a llegar a la frontal del área rival. Montanier tendrá un problema adicional sobre esta cuestión si Illarra va finalmente a los Juegos Olímpicos, ya que no podrá trabajar con él en toda la pretemporada.
Gestión de los atacantes. Sin pensar en nombres, sólo el número ya obliga a Montanier a pensarse mucho la elección de sus tres atacantes. La pasada temporada, el francés anunció en varias ocasiones su máxima de convocar a cinco y jugar con tres, aunque la incumplió en bastantes ocasiones. Al final repartió la práctica totalidad de los minutos entre cuatro jugadores: Griezmann, Xabi Prieto, Vela y Agirretxe. Con la llegada de Chory Castro y si regresa Vela o se ficha otro jugador de vanguardia, como parece que sucederá, serán cinco los que tengan la etiqueta inicial de titular. La pasada temporada ya sorprendió que Xabi Prieto perdiera en varias ocasiones la titularidad. Esta temporada habría que añadir otro jugador más a la lista de damnificados y serían dos los que se quedarían fuera. El reparto de minutos que haga Montanier puede ser decisivo para tener un ataque sobresaliente.
Llorente e Ifrán. La situación anterior ya sería delicada sin Llorente e Ifrán, lo es mucho más porque de momento no parece que ninguno de los dos vaya a dejar el club. No es que haya dos fuera del once, es que en realidad serían cuatro y lo normal sería que tres vieran el partido desde la grada. Una papeleta muy difícil para hacer convocatorias y que la gente las entienda. Es evidente, por mucho que se utilicen eufemismos y buenas palabras, que a Montanier no le gusta ninguno de estos dos atacantes. También está claro que no van a mejorar mucho sus números sobre el terreno de juego en la próxima temporada. El club no quiere desprenderse de ellos y el entrenador no quiere utilizarlos en su equipo. Y ambos, además, cuentan con el cariño de la afición. Esto es mucho más que un reto para Montanier, es un problema de muy difícil solución pase lo que pase de aquí al comienzo de la Liga.
Los laterales. Quizá los que peor rendimiento dieron la pasada temporada en conjunto fueron los laterales, algo que no creo que pueda entenderse como casualidad sino como resultado de la acción general del equipo y su cuerpo técnico. Sólo Estrada se acercó a lo que se puede esperar de ellos. Carlos Martínez y De la Bella, los teóricos titulares a comienzos de la pasada temporada, estuvieron muy por debajo del nivel que pueden dar y Cadamuro no es lateral izquierdo. Puede jugar ahí como recurso de emergencia, Lasarte ya tuvo que poner en ambos costados a Mikel González por necesidad, pero es una cojera de la plantilla. No es cuestión de exigir a la dirección deportiva un fichaje en esa zona porque es evidente que no es fácil encontrar soluciones baratas y solventes, pero si se va a contar sólo con lo que se tiene ahora mismo sería bueno un trabajo específico para mejorar el rendimiento de los cuatro laterales. Hacen falta en defensa y en ataque.
La Copa. Si Montanier quiere que le tomen en serio, la Copa tiene que ser algo más que una fuente continua de decepciones. Hace pocos días se cumplieron 25 años de la final que dio su único título a la Real. Desde entonces, y excepción hecha del subcampeonato de 1988, todo han sido ridículos, a cada cual más vergonzoso. Montanier cosechó el suyo en la infame noche de Mallorca, pero curiosamente después de hacer historia eliminando a un equipo de Primera, el Granada, después de 23 años sin hacerlo. Un buen arranque copero, por mucho que al final la Real acabe eliminada, daría más confianza e ilusión de lo que casi todo el entorno de la Real es capaz de comprender después de 24 años de sinsabores inagotables.
Mayor papel del Sanse. No se trata de poner en cuestión la valentía de Montanier para poner a los jóvenes sobre el césped o de reevaluar su obcecación en no dar a Pardo la titularidad que se ganó. Pero sí resulta chocante que, teniendo buenas generaciones de potrillos, llevemos ya dos años sin que ninguno haya dado el salto después de comentar la temporada. Lasarte, en su segundo año, no subió a nadie y apenas dio minutos a un Illarramendi que ya había debutado con Lillo. Montanier contó desde el principio con Cadamuro, Iligo Martínez y el propio Pardo, que completó la pretemporada con el primer equipo, pero durante la temporada, incluso con bajas, se resistió a tirar del Sanse, lo que incluso dejó coja una convocatoria. Ros estuvo en dos listas pero no jugó. Loren ya habla de la necesidad de tomar decisiones con respecto a los laterales del Sanse y las ausencias por lesión de la pasada temporada ya invitaban a dar un paso adelante en otros puestos. Hay una mezcla de valentía y temor cuando, históricamente, pocas veces el Sanse ha fallado a la Real en una hora de necesidad.
La estrategia. El balón parado es una de las grandes asignaturas pendientes de la Real. El txuri urdin fue uno de los pocos equipos que el año pasado no marcó de falta directa, y el fichaje de Chory Castro puede ayudar a solucionar ese problema. En contra, Bravo vive un calvario con las faltas directas y es de los que más encaja. Al margen de los números, que no son especialmente elogiables, la sensación de que falta trabajo en los córners y faltas de estrategia, especialmente en ataque, está muy asentada y con razón. El poderío aéreo y la altura de nuestros centrales no se aprovechó para marcar ningún gol. Sólo Agirretxe y Elustondo culminaron con gol un córner. Urgen soluciones ahí.
Una mejor defensa. Él mismo se ha puesto ese objetivo ya desde la primera rueda de prensa de la pretemporada. Y no le falta razón. Sobre todo porque no lo ha personalizado en los hombres que ocupan la retaguardia (la única línea en la que no habrá ninguna incorporación este verano), en muchos casos los más regulares de la pasada temporada. Pero la Real tiene un problema en ese sentido. El equipo de Montanier encajó menos goles que el de Lasarte, 52 contra 66, pero la sangría sigue ahí y urge frenarla. La Real no fue en la pasada Liga un equipo especialmente presionante y eso es algo que convendría cambiar, Montanier lo sabe y lo ha dicho, sobre todo si el técnico persiste en su predilección por un modelo de ataques rápidos y fulminantes, que se vería favorecido por robos de balón más cerca del área rival.
La posición de los centrocampistas. Una de las razones por las que el juego de la Real fue bastante impersonal la pasada temporada es que Montanier no terminó de encontrar un centro del campo que funcionara, y quizá en eso hizo más daño del que se piensa la infructuosa presencia de Mariga en la primera vuelta. Sí sacó rendimiento con Elustondo por detrás y Aranburu y Zurutuza por delante, pero ausente ya el capitán se abre un periodo de incógnitas. Montanier tiene que definir con claridad la posición que ocuparán en el campo Illarramendi, Pardo y Ros. Elustondo y Markel estarán detrás, Zurutuza delante. Pero los tres canteranos recién llegados tienen que tener un papel más definido. No tenerlo, además de las lesiones, lastró el año pasado a Illarra, que tan pronto defendía casi ejerciendo de tercer central como estaba obligado a llegar a la frontal del área rival. Montanier tendrá un problema adicional sobre esta cuestión si Illarra va finalmente a los Juegos Olímpicos, ya que no podrá trabajar con él en toda la pretemporada.
Gestión de los atacantes. Sin pensar en nombres, sólo el número ya obliga a Montanier a pensarse mucho la elección de sus tres atacantes. La pasada temporada, el francés anunció en varias ocasiones su máxima de convocar a cinco y jugar con tres, aunque la incumplió en bastantes ocasiones. Al final repartió la práctica totalidad de los minutos entre cuatro jugadores: Griezmann, Xabi Prieto, Vela y Agirretxe. Con la llegada de Chory Castro y si regresa Vela o se ficha otro jugador de vanguardia, como parece que sucederá, serán cinco los que tengan la etiqueta inicial de titular. La pasada temporada ya sorprendió que Xabi Prieto perdiera en varias ocasiones la titularidad. Esta temporada habría que añadir otro jugador más a la lista de damnificados y serían dos los que se quedarían fuera. El reparto de minutos que haga Montanier puede ser decisivo para tener un ataque sobresaliente.
Llorente e Ifrán. La situación anterior ya sería delicada sin Llorente e Ifrán, lo es mucho más porque de momento no parece que ninguno de los dos vaya a dejar el club. No es que haya dos fuera del once, es que en realidad serían cuatro y lo normal sería que tres vieran el partido desde la grada. Una papeleta muy difícil para hacer convocatorias y que la gente las entienda. Es evidente, por mucho que se utilicen eufemismos y buenas palabras, que a Montanier no le gusta ninguno de estos dos atacantes. También está claro que no van a mejorar mucho sus números sobre el terreno de juego en la próxima temporada. El club no quiere desprenderse de ellos y el entrenador no quiere utilizarlos en su equipo. Y ambos, además, cuentan con el cariño de la afición. Esto es mucho más que un reto para Montanier, es un problema de muy difícil solución pase lo que pase de aquí al comienzo de la Liga.
Los laterales. Quizá los que peor rendimiento dieron la pasada temporada en conjunto fueron los laterales, algo que no creo que pueda entenderse como casualidad sino como resultado de la acción general del equipo y su cuerpo técnico. Sólo Estrada se acercó a lo que se puede esperar de ellos. Carlos Martínez y De la Bella, los teóricos titulares a comienzos de la pasada temporada, estuvieron muy por debajo del nivel que pueden dar y Cadamuro no es lateral izquierdo. Puede jugar ahí como recurso de emergencia, Lasarte ya tuvo que poner en ambos costados a Mikel González por necesidad, pero es una cojera de la plantilla. No es cuestión de exigir a la dirección deportiva un fichaje en esa zona porque es evidente que no es fácil encontrar soluciones baratas y solventes, pero si se va a contar sólo con lo que se tiene ahora mismo sería bueno un trabajo específico para mejorar el rendimiento de los cuatro laterales. Hacen falta en defensa y en ataque.
La Copa. Si Montanier quiere que le tomen en serio, la Copa tiene que ser algo más que una fuente continua de decepciones. Hace pocos días se cumplieron 25 años de la final que dio su único título a la Real. Desde entonces, y excepción hecha del subcampeonato de 1988, todo han sido ridículos, a cada cual más vergonzoso. Montanier cosechó el suyo en la infame noche de Mallorca, pero curiosamente después de hacer historia eliminando a un equipo de Primera, el Granada, después de 23 años sin hacerlo. Un buen arranque copero, por mucho que al final la Real acabe eliminada, daría más confianza e ilusión de lo que casi todo el entorno de la Real es capaz de comprender después de 24 años de sinsabores inagotables.
Mayor papel del Sanse. No se trata de poner en cuestión la valentía de Montanier para poner a los jóvenes sobre el césped o de reevaluar su obcecación en no dar a Pardo la titularidad que se ganó. Pero sí resulta chocante que, teniendo buenas generaciones de potrillos, llevemos ya dos años sin que ninguno haya dado el salto después de comentar la temporada. Lasarte, en su segundo año, no subió a nadie y apenas dio minutos a un Illarramendi que ya había debutado con Lillo. Montanier contó desde el principio con Cadamuro, Iligo Martínez y el propio Pardo, que completó la pretemporada con el primer equipo, pero durante la temporada, incluso con bajas, se resistió a tirar del Sanse, lo que incluso dejó coja una convocatoria. Ros estuvo en dos listas pero no jugó. Loren ya habla de la necesidad de tomar decisiones con respecto a los laterales del Sanse y las ausencias por lesión de la pasada temporada ya invitaban a dar un paso adelante en otros puestos. Hay una mezcla de valentía y temor cuando, históricamente, pocas veces el Sanse ha fallado a la Real en una hora de necesidad.
La estrategia. El balón parado es una de las grandes asignaturas pendientes de la Real. El txuri urdin fue uno de los pocos equipos que el año pasado no marcó de falta directa, y el fichaje de Chory Castro puede ayudar a solucionar ese problema. En contra, Bravo vive un calvario con las faltas directas y es de los que más encaja. Al margen de los números, que no son especialmente elogiables, la sensación de que falta trabajo en los córners y faltas de estrategia, especialmente en ataque, está muy asentada y con razón. El poderío aéreo y la altura de nuestros centrales no se aprovechó para marcar ningún gol. Sólo Agirretxe y Elustondo culminaron con gol un córner. Urgen soluciones ahí.
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martes, julio 03, 2012
Hemos vuelto
La Real ha sido madrugadora este año y ya ha vuelto a los entrenamientos. La foto de grupo del primer día, la imagen de las incorporaciones del equipo y la primera rueda de prensa del entrenador. Todos esos detalles son los que hacen que siempre, irremediablemente, se parta de cero cada verano. Las dudas de la temporada anterior forman parte ya del pasado, aun teniendo todavía a Philippe Montanier como comandante del barco en esta nueva travesía. El capitán es ya Xabi Prieto, aunque tanto los jugadores como los aficionados nos sintamos raros al ver una estampa del equipo sin la figura de Aranburu. A mediados de agosto todo empieza de nuevo, sin ataduras. No valen excusas ni viejas explicaciones. Ni siquiera los viejos temores. La Real 2012-2013 ya está en marcha y no tiene por qué repetir aciertos o errores de la Real 2011-2012.
Sin embargo, el pasado está ahí por algo y no se puede olvidar. Eso es lo que tienen que tener en cuenta la Real y sus responsables esta temporada. A muchos, entre los que me incluyo, nos costó entender la falta de ambición que se respiró durante la pasada Liga. La excusa estaba en la juventud del equipo y en la falta de experiencia con el grupo y en la Liga española de Montanier. Ya no valen esas excusas. El grupo tiene un año de experiencia en Primera División y sólo habrá en la plantilla un jugador que no haya debutado en la máxima categoría, Javi Ros (que tuvo, no lo olvidemos, su bautismo de fuego con el primer equipo hace ya tres años, por lo que algo sabrá acerca de qué va esto). ¿Y Montanier? En el técnico siguen puestas muchas miradas, y con razón.
En su primera rueda de prensa, el francés ha explicado que el reto es mejorar la pasada temporada. No me quito de encima la sensación de que está hablando más de cuestiones clasificatorias que de otras cosas que generaron más frustración en el último año que la propia tabla, pero aún así es cierto. Hay que mejorar. Hay que mejorar mucho y en muchos aspectos. La Real cuenta con una buena plantilla que hace que el mensaje de Xabi Prieto en la víspera, ejerciendo ya de capitán, me haya convencido muchísimo. Hay equipo para pelear por grandes objetivos. Con todos los defectos exhibidos desde el regreso a Primera y a pesar de que la permanencia ha sido el único objetivo que se ha permitido este equipo a sí mismo, Europa no ha estado en realidad tan lejos en ninguna de las dos campañas. Es hora de dar un paso al frente del que todos se hagan responsables. No darlo sería una profunda decepción.
Esa incógnita, en todo caso, planeará sobre el equipo hasta los dos primeros meses de competición. Será entonces cuando muchas dudas comiencen a resolverse. Y, a menos que el verano nos traiga movimientos, será entonces cuando sepamos si es verdad que Montanier cuenta con todos los jugadores de su plantilla. Llorente e Ifrán siguen estando en el centro del pensamiento del aficionado txuri urdin. Toda la temporada pasada, las vacaciones y la primera rueda de prensa del entrenador no han servido para aclarar en nada su futuro, más bien al contrario. Quizá ahora no se puede decir mucho más de lo que ha afirmado Montanier, que en pretemporada cuenta con todos y que ya veremos si hay salidas durante el verano, pero no me contenta esa incertidumbre. Hemos vuelto, pero el verano, por mucho que la Liga vaya a empezar antes que nunca, será largo para todos.
Sin embargo, el pasado está ahí por algo y no se puede olvidar. Eso es lo que tienen que tener en cuenta la Real y sus responsables esta temporada. A muchos, entre los que me incluyo, nos costó entender la falta de ambición que se respiró durante la pasada Liga. La excusa estaba en la juventud del equipo y en la falta de experiencia con el grupo y en la Liga española de Montanier. Ya no valen esas excusas. El grupo tiene un año de experiencia en Primera División y sólo habrá en la plantilla un jugador que no haya debutado en la máxima categoría, Javi Ros (que tuvo, no lo olvidemos, su bautismo de fuego con el primer equipo hace ya tres años, por lo que algo sabrá acerca de qué va esto). ¿Y Montanier? En el técnico siguen puestas muchas miradas, y con razón.
En su primera rueda de prensa, el francés ha explicado que el reto es mejorar la pasada temporada. No me quito de encima la sensación de que está hablando más de cuestiones clasificatorias que de otras cosas que generaron más frustración en el último año que la propia tabla, pero aún así es cierto. Hay que mejorar. Hay que mejorar mucho y en muchos aspectos. La Real cuenta con una buena plantilla que hace que el mensaje de Xabi Prieto en la víspera, ejerciendo ya de capitán, me haya convencido muchísimo. Hay equipo para pelear por grandes objetivos. Con todos los defectos exhibidos desde el regreso a Primera y a pesar de que la permanencia ha sido el único objetivo que se ha permitido este equipo a sí mismo, Europa no ha estado en realidad tan lejos en ninguna de las dos campañas. Es hora de dar un paso al frente del que todos se hagan responsables. No darlo sería una profunda decepción.
Esa incógnita, en todo caso, planeará sobre el equipo hasta los dos primeros meses de competición. Será entonces cuando muchas dudas comiencen a resolverse. Y, a menos que el verano nos traiga movimientos, será entonces cuando sepamos si es verdad que Montanier cuenta con todos los jugadores de su plantilla. Llorente e Ifrán siguen estando en el centro del pensamiento del aficionado txuri urdin. Toda la temporada pasada, las vacaciones y la primera rueda de prensa del entrenador no han servido para aclarar en nada su futuro, más bien al contrario. Quizá ahora no se puede decir mucho más de lo que ha afirmado Montanier, que en pretemporada cuenta con todos y que ya veremos si hay salidas durante el verano, pero no me contenta esa incertidumbre. Hemos vuelto, pero el verano, por mucho que la Liga vaya a empezar antes que nunca, será largo para todos.
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