Illarramendi, cabizbajo, ante otro gol más encajado. |
Desde luego, y aunque el miedo es libre, pensar que lo único en lo que puede pensar la Real de Eusebio es en la permanencia parece exagerado, al menos por ahora. Pero los datos son contundentes y no permiten demasiado optimismo. La Real 2006-2007 acabó la temporada sumando 35 puntos en 38 jornadas, lo que supone el 30,7 por ciento de los puntos en juego. Si contamos solo los partidos de Lotina, fueron 33 de 93 puntos posibles, un 35,9 por ciento. La de Eusebio lleva ahora mismo el 42,2, 19 de 45 puntos posibles. Es decir, de momento este equipo está con sus números por encima de lo cosechado por aquel de tan triste recuerdo, incluso si obviamos el catastrófico inicio de Liga con Bakero, esas siete jornadas sin conocer la victoria. Pero quitemos ahora esos tres triunfos con los que abrió la Liga la Real de Eusebio y que ahora ya parecen de otra época. Serían 10 de 36 puntos lo que ha sumado la Real, un 27,7 por ciento, números que ya empeoran los del equipo con el que se acabó en Segunda División, con mucho si solo cogemos la etapa de Lotina.
Vamos a los goles, auéntico talón de aquiles actual del equipo de Eusebio. Es evidente que las cifras anotadoras son buenas. A pesar de partidos como el que sufrido ante el Málaga, en el que daba la sensación de que era imposible batir al meta visitante y no precisamente por sus intervenciones, no está en tela de juego el potencial ofensivo de la Real. Pero los tantos encajados son las que están matando cualquier aspiración que pueda tener el conjunto realista. Son 28 goles los que ha recibido Rulli en los quince partidos de Liga que ya hemos visto, 1,9 de media, una cifra insostenible para cualquier equipo que quiera mirar hacia arriba. Y por si no queda claro ese carácter devastador de los números de la Real del presente, volvamos a la temporada del descenso, en la que Asier Riesgo primero y Bravo después encajaron 47 goles en 38 partidos. ¿La media? 1,2 por encuentro. Con Lotina, 33 en 31 partidos, 1,1 por encuentro.
Ha tenido que ganar el colista, el Málaga, en Anoeta, para que Eusebio admita que está preocupado. Estas cifras, desde luego, dan razones para la intranquilidad. Y viene el derbi en San Mamés.
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