Odriozola, en el partido de la pasada temporada en el Calderón. |
Tras la debacle del miércoles, Eusebio ha optado por la vía más fácil. Dos jugadores tenía que dejar fuera de la convocatoria por motivos técnicos, y nadie podrá sorprenderse de los elegidos, Carlos Martínez y Rubén Pardo. El primero acabó sin fuelle, agotado tras once meses sin jugar, y el segundo es claramente el jugador que menos le gusta a su técnico. Juega cuando no queda más remedio en la política de rotaciones de esta temporada. Con este panorama, quizá el club habría tenido que ser valiente y venderle. Porque ahora mismo se está destruyendo la carrera de Pardo, así de claro, y eso es algo que no merece ninguno de nuestros jugadores. Junto a ellos, verán el partido en la grada el sancionado Llorente y por razones médicas los tres nombres ya conocidos de antemano, Guridi, Agirretxe y un Januzaj que no se ha recuperado del virus que ya le impidió jugar en Copa.
Como en la Copa hubo rotaciones, lo normal es que el once que juegue en el Wanda Metropolitano se acerque mucho al once preferido de Eusebio. Rulli volverá a la portería tras descansar en la Copa y ya con visos de jugar todo lo que queda en la temporada, con Iñigo Martínez y Navas en el centro, con Odriozola y Kevin como laterales, ambos regresando a la titularidad. El centro del campo lo volverán a forma Illarramendi, Zurutuza y Xabi Prieto. Y en el ataque hay una plaza en el aire, toda vez que Oyarzabal y Willian José parecen fijos, incluso aunque el canterano, inicialmente descartado, tuviera que suplir a Januzaj en la convocatoria ante el Lleida. Canales y Juanmi parecen disputársela. Da la impresión de que Aritz Elustondo, De la Bella, Zubeldia y Bautista tienen muchas menos papeletas de formar en el once inicial y acompañar a Toño Ramírez en el banquillo.
El empate de la pasada jornada ante el colista, Las Palmas, impidió que la Real pudiera asomarse a las plazas europeas, y sigue siendo séptima, con 19 puntos y a dos de la sexta plaza. El Atlético de Madrid es tercero, ocho puntos por encima del cuadro txuri urdin, con 27. Aunque el Wanda Metropolitano es vulnerable, y tres equipos de los cinco que han pasado por allí han sacado un empate, todavía nadie ha ganado como visitante en el nuevo estadio atlético, un estadio en el que apenas se ven goles, cinco de los locales y dos de sus rivales en los cinco partidos disputados. El Atlético es, de hecho, uno de los tres equipos invictos de la competición junto a Barcelona y Valencia. La Real, por su parte, es el quinto mejor visitante de la Liga, con diez puntos sumados a domicilio, con tres victorias y un empate. Eso sí, el equipo realista no ha ganado en sus dos últimas salidas y solo ha sumado los tres puntos en uno de los últimos cinco partidos jugados.
Tras las visitas a Real Madrid y Barcelona, la historia determina que viajar a Madrid para jugar contra el Atlético ofrece el peor de los pronósticos. De los 65 partidos que han jugado ambos equipos en la historia de la Liga, todos ellos en Primera, 46 se saldaron con triunfo local, solo seis con triunfo txuri urdin y los 13 restantes fueron empates. Tan complicado es esta salida que la victoria más holgada lograda por la Real es el 0-3 de la temporada 1928-1929, en el primero de los encuentros entre ambos equipos, con goles de Bienzobas, Cholín y Kiriki. La peor goleada sufrida aconteció en el antiguo Metropolitano, el 6-2 de la temporada 1942-1943. Desde la temporada 2006-2007, si la Real marcó, al menos puntuó. Lo malo es que no marca desde la última vez que ganó, 0-1 en la temporada 2012-2013 con un tanto de Xabi Prieto. Desde entonces, cuatro derrotas, 10 goles en contra y, efectivamente, ninguno a favor.
La pasada temporada, la 2016-2017, la Real cayó por la mínima pero sin opciones reales de sacar algo de su última visita al Vicente Calderón. Sin Illarramendi y con Zubeldia, de hecho fue este último el mejor del partido, el equipo txuri urdin estuvo siempre a merced de los colchoneros. Filipe Luis hizo el único gol del partido al filo de la media hora tras una doble combinación en la frontal del área. Antes del descanso, el Atlético tuvo que marcar algún gol más, pero falló ocasiones increíbles, sobre todo una doble de Torres, y Rulli sacó alguna que otra jugada de gol. En la segunda parte la Real mantuvo cierto control del partido pero sin llegar a crear ninguna ocasión verdaderamente clara. Las pocas llegadas que tuvo murieron sin problemas en las manos de Oblak. De hecho, y a pesar de lo mal que lo pasó la grada del Calderón, siempre estuvo más cerca el 2-0 que el 1-1.
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