Canales, el mejor realista ante el Depor. |
Y es que, una vez pasados los dos partidos fuera de casa y sin poder disponer aún de Vela, Moyes volvió a su plan habitual, con Pardo y Granero en el doble pivote, el intercambio continuo de posiciones entre Chory Castro, Canales y Xabi Prieto, con Agirretxe en punta. ¿Funcionó? No. Faltó motivación, y como ya hemos visto esta película procede advertir al escocés. Ese plan no bastó para que la Real entrara en el partido con el ritmo necesario y por momentos, efectivamente, parecía un dueloo de pretemporada. Ni siquiera el Deportivo, que en teoría se está jugando la permanencia en Primera, ponía picante al choque. Es verdad que presionaba algo más arriba, pero no parecía vivir con urgencias. La Real, como Pardo hizo el peor partido de la temporada, pasando completamente desapercibido, perdió toda salida de balón. Claro que, como ya ha pasado en otras ocasiones, cuando el equipo txuri urdin daba dos toques seguidos en la zona ofensiva acababa generando peligro.
De esta manera, Canales, de largo el mejor realista del partido, gozó de las tres ocasiones de cierto peligro del equipo en los primeros 45 minutos. La primera en una larga conducción en la que no acabó por encontrar el pase a ninguno de los dos lados y decidió disparar, fácil para Fabricio. La segunda, cuando un defensa se le adelantó en el momento en que iba a disparar. Y la tercera, abortada por Fabricio para forzar un córner. El Depor gozó también de algunas aproximaciones de peligro, ninguna de ellas provocando intervención de Rulli, aunque dejando la sensación de que la Real defendía con el piloto automático, sin demasiada tensión y sin demasiada atención. Como en pretemporada, vaya. Y, claro, como el partido estaba insulso, el árbitro aprovechó para tomar un protagonismo que nunca tendría que corresponderle. Como Pérez Montero es de los malos de verdad, encontró una ocasión perfecta, como se suele decir, para salir por la tele.
En lo único que acertó en un partido calamitoso fue en el penalti que señaló a favor de la Real, una mano tan clara como incomprensible de José Rodríguez, pero por alguna razón imposible de comprender no le mostró tarjeta amarilla. Cuando quieran los árbitros españoles pueden volver a explicar qué manos merecen amonestación, porque ya resulta bastante evidente que ni ellos mismos lo saben. En cualquiera caso, el penalti sirvió para que la Real se adelantara en el marcador por primera vez. Xabi Prieto, infablible, convirtió el penalti aumentando su leyenda en esa suerte futbolística, con 18 de 19 penas máximas convertidas en Primera, una cifra portentosa. Su paradinha puso quizá la jugada al borde de la repetición, y habiendo incontables jugadores de ambos equipos ya dentro del área parece claro que el penalti debió lanzarse de nuevo, lo protestó todo el Depor y Pérez Montero, con chulería y sin necesidad, amonestó a Fabricio. Debió de quedarse con mala conciencia el colegiado, porque aprovechó la mínima ocasión para igualar las tornas.
En realidad, todo partió de una ficción intolerable de su linier y de una antideportividad manifiesta de los jugadores del equipo gallego que en una Liga como la española no sólo queda sin castigo sino que además se lleva un inmerecido premio. En un barullo estos pidieron con vehemencia, una mano de Iñigo Martínez que no existió, la jugada continuó, el linier se comió un fuera de juego de libro y el Depor volvió a pedir una mano de Ansotegi que tampoco tuvo lugar, con una intensidad tal que parecía que el realista había cogido la pelota con las dos manos. Y ese mismo linier, en un grado sumo de incompetencia, indicó a Pérez Montero que podía pitar el penalti que tantas ganas parecía tener de señalar. Lo que podría haber provocado más de una amarilla para jugadores del Depor acabó en el penalti que subió el 1-1 al marcador. Lanzó Lucas Pérez y Rulli acertó, pero el balón salió despedido hacia arriba y el guardameta argentino perdió las referencias del esférico, de la portería y hasta del lanzador depòrtivista, lo que le dio tiempo a este a llegar a tiempo de enmendar su error y marcar el empate.
Las ideas de la Real no parecieron mejorar tras el descanso, a pesar de que Canales puso un centro maravilloso desde la izquierda que Xabi Prieto, en otro partido de bajo nivel que aún así acabó sin ser uno de los sustituidos, no tuvo el arrojo suficiente para entrar a rematar, permitiendo el despeje de Manuel Pablo. Moyes, que no había parado de indicar a su equipo que adelantara su posición y que mejorara la precisión en el pase, no debía ver muy claro el escenario, porque preparó un doble cambio que iba a realizar mucho antes de lo habitual. Pero en el minuto 56 llegó el momento del partido, el que tendría que haber sido definitivo. Un maravilloso pase con rosca de Canales, esta vez desde la derecha, encontró a Chory en el segundo palo, alejado de la portería. Desde allí, el uruguayo conectó el portentoso disparo que entró de forma inapelable en la portería del Depor y que el realista celebró alborozado, como guinda perfecta a su partido número cien en el equipo. Y ahora, la frase tópica: si en vez de Chory lo marcan Messi o Cristiano Ronaldo lo veríamos mil veces repetido. Otra razón más para seguir lamentando el estado del fútbol español.
El partido tendría que haber acabado ahí, pero que se le torcieran los planes a Moyes ya tendría que haber indicado que el final no iba a ser feliz. Con Zurutuza y Vela ya preparados para salir en busca del gol de la victoria, el escocés paró el doble cambio y no precisamente por la ventaja recién adquirida. Iñigo Martínez tuvo que retirarse lesionado y en su lugar entró Elustondo, que ya había dejado fuera de la convocatoria a Mikel González. Será casualidad, si es que eso existe en el fútbol, pero a partir de ese momento el Deportivo sí empezó a llevar peligro y a enganchar disparos que inquietaron a Rulli. Con menos de media hora por delante, el guardameta argentino tuvo que protagonizar una doble parada, la segunda de ellas de mucho mérito en la mejor ocasión de los gallegos. Moyes tembló y el plan de sacar a Zurutuza para darle minutos ya no le pareció tan bueno. Así, apostó por Markel y retiró a Granero, y trató de buscar la sentencia colocando a Vela por Chory Castro. Fue raro que no quitara a un Agirretxe desafortunado y encomendara a su equipo con claridad el contragolpe como vía para matar el partido. Aún así, Vela estuvo muy cerca de sentenciar con una de sus prodigiosas roscas que se marchó fuera por poco.
A falta del 3-1, llegó el 2-2. Y de la forma más triste además, con una jugada defendida peor que si estuviéramos en pretemporada. Un envío deportivista desde la izquierda encontró una dejada de cabeza en el flanco derecho del ataque gracias a la absoluta pasividad de Xabi Prieto y, sobre todo, de Yuri, en otro partido para olvidar a pesar de su innegable entusiasmo. Ninguno de los dos hizo siquiera el amago de saltar y molestar a sus rivales. En el centro del área, Elustondo viraba de un lado a otro sin tener opción alguna de intervenir, sin cubrir a nadie y sin un papel claro, y de esa manera Toché llegó al balón antes de que Zaldua pudiera recuperar la posición y subió el empate a dos en el marcador. Ya con ese resultado, Pérez Montero decidió no expulsar a Cavaleiro por una patada alevosa sobre Vela teniendo ya tarjeta amarilla. A partir de ahí, la Real quiso lanzarse a por el gol del triunfo y el Deportivo se conformó con el empate. El partido, en todo caso, murió sin más ocasiones para ninguno de los dos equipos, y eso que quedaban doce minutos más los cuatro que añadió Pérez Montero. Al colegiado, en todo caso, le dio tiempo a evitar otro posible penalti sobre Vela ya con el tiempo cumplido.
Si el empate del Málaga contra el Atlético del sábado y la derrota del Athletic en el encuentro anterior al de Anoeta abrían en este partido una última posibilidad de luchar por la séptima plaza, la Real ha dejado claro que no es un combate que le interese. Moyes habló de la dificultad de lograr ese premio y no de su inutilidad, por lo que cabe pensar que la responsabilidad del ritmo de pretemporada que por momentos ha tenido el partido contra el Depor está sobre el césped. La Real, quizá consciente del daño que provocó en la presente campaña la eliminación en Krasnodar y por no tener la seguridad en su capacidad para que dentro de unos meses se pudiera repetir algo así, parece optar por dar carpetazo a la Liga. Se intuyó en el Calderón con la deficiente salida que provocó el 2-0 del Atlético en apenas diez minutos y se ha confirmado ante un Deportivo muy escaso de recursos. Si Moyes no endereza esta predisposición, el final de la Liga se le puede hacer muy largo a la Real y partidos como este se pueden repetir. Así de triste es el final de una temporada que, incluso con algunas luces y una tranquilidad final que se ha conseguido con cierto mérito, merece el mismo calificativo: triste.
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