domingo, marzo 08, 2015

REAL SOCIEDAD 1 - ESPANYOL 0 A caballo regalado...

Chory Castro, el más activo en la primera mitad.
Nueva victoria de la Real en Anoeta, una que se antojaba importante para no seguir mirando de reojo a los puestos de descenso y para que la salvación virtual sea una realidad cuando antes. Y llegó en un mal partido, mejor en la segunda mitad que en la primera, pero que se resolvió en el minuto 38 con uno de esos regalos a los que no se puede decir que no. Antes de que finalizara esa aburrida primera mitad, Canales aprovechó un clamoroso error de Casilla, que le dio un pase para que marcara a puerta vacía. Eso fue suficiente para que los tres puntos se los quedara la Real, que para variar no supo aprovechar sus mejores minutos para sentenciar el partido, aunque supo convivir con su exigua renta durante buena parte de la segunda mitad, en la que sólo llegó a sufrir al final. Si no en el juego, que sólo se ha visto a cuentagotas, David Moyes sí ha traído esa necesaria mejoría en los resultados y eso, a pesar del enorme borrón de la trayectoria del equipo como visitante, hace que la impresión de lograr la permanencia sin esfuerzo sea cada vez más certera.

Eso sí, uno de los síntomas más claros de que hay que llegar cuanto antes al final de la temporada y replantearse qué puede mejorar en la Real es que, desplegando un fútbol más que escaso, la apuesta de Moyes no cambia en cuanto a nombres, limitada una vez más por las ausencias, que esta vez le dejaron sólo 16 jugadores del primer equipo y provocó la convocatoria del canterano Capilla. Sólo las lesiones, y fundamentalmente en la línea defensiva, lo que hace que sea ahí donde es más difícil precisar un once tipo, parecen trastocar los planes de un once inicial en el que la profesionalidad de Ansotegi se ha ganado con creces un puesto, y en el que la confianza del técnico escocés en Xabi Prieto, Canales y Chory Castro parece total. Y como no parece que la calidad de cada uno de los escogidos vaya a emerger ya a estas alturas de la temporada, a pesar de que se les sigue suponiendo, sólo queda esperar que la gasolina llegue para que la salvación sea holgada. Desde luego, sumar tres puntos ante el Espanyol era un paso muy importante para que el camino hasta el mes de mayo sea el más sencillo posible y haya margen para pensar en el futuro de este equipo.

En realidad, el partido no se alejó demasiado de lo esperado. La Real sigue buscando un control que no consigue del todo, incluso en los mejores minutos en los que sí hace bastantes cosas bien, y las ocasiones de gol siguen brillando por su ausencia, sin que tampoco se vea excesiva claridad a la hora de definirlas. La firmeza defensiva intenta reproducirse partido a partido, aunque el arranque de su choque contra el Espanyol fue de lo más desesperanzador, porque a los 30 segundos todos sus jugadores habían dejado unas dudas más que razonables con un único ataque del Espanyol, en el que Caicedo estuvo a punto de aprovechar un despeje defectuoso de Yuri para quedarse solo ante Rulli. Menos mal que eso fue un espejismo, y el equipo txuri urdin se organizó mucho mejor atrás, hasta el punto de que las opciones más claras del Espanyol no llegaron hasta el tramo final del partido. Eso sí, la escasez de ideas de la Real le permitía rondar el área realista en los primeros 45 minutos, aunque los dos porteros vivieron muy tranquilos durante muchos minutos.

Resultó muy complicado encontrar acciones trascendentes en la primera mitad. Por el lado realista, un balón lateral encontró una leve peinada de Xabi Prieto que acabó en manos de Casilla, en una jugada en la que el capitán realista evitó un remate más claro por detrás de Agirretxe. Por el espanyolista, y antes de la opción local, Rulli atrapó con seguridad un disparo no demasiado contundente de Sergio García. El partido sólo podía resolverse como se acabó resolviendo, con un regalo descomunal. Casilla controló un balón fácil que sólo Canales acudió a presionar. Y con opciones a ambos lados, el guardameta visitante se confió tanto que mandó el balón a los pies del realista, que ni siquiera tuvo que esforzarse para parar el balón y enviarlo al fondo de las mallas sin oposición alguna. Sin hacer prácticamente nada, aunque sufriendo de la misma e inapreciable manera, el marcador ya sonreía a los de Moyes. Y no era un reflejo precisamente de un partido que merecía un rotundo 0-0 por la incapacidad de ambos equipos.

Pero con esa ventaja, el trabajo a realizar era claro, el que otros días, sobre todo lejos de Anoeta, no se supo hacer: mantenerla. Y esta vez la Real sí pareció entender los derroteros por los que se tenía que mover el partido. Su salida en la segunda mitad fue mucho mejor que su actuación en la primera. Eso sí, las dificultades para generar peligro real siguieron siendo la constante a la que estamos ya habituados. Tanto es así que la ocasión más clara fue una que no se tuvo, un centro al área de Pardo que Ansotegi no llegó a cabecear por muy poco. Una espléndida jugada de Chory, de largo el más activo de los realistas durante todo el encuentro hasta que fue sustituido como siempre cuando la gasolina se le acabó, acabó con un disparo de un desacertado Agirretxe que Casilla sacó con el cuerpo. Tan poco acierto estaba teniendo Agirretxe que ni siquiera pudo meter un cabezazo franco en posición de fuera de juego. El delantero realista lo dejó todo en el campo pero hoy no fue precisamente su día.

Aunque el Espanyol no estaba apretando demasiado, el ritmo del partido invitaba a pensar en un final preocupante. Moyes quiso evitarlo con un doble cambio. Por un lado, buscaba mantener arriba la electricidad de Chory Castro con la entrada de Hervías, que sigue siendo una de las mejores noticias de la temporada aunque le falte algo de precisión, y por otro oxigenar el centro del campo dando minutos a Markel en lugar de un algo desaparecido Granero. No fue un buen síntoma que en su primera acción Markel se estorbó con los centrales y dejó una buena jugada que el Espanyol no aprovechó. Para encontrar ocasiones claras de los visitantes hubo que ir ya hasta el minuto 83. Primero Stuani probó fortuna y después fue Caicedo, los dos de cabeza, los dos en centros al segundo palo que la defensa no supo anticipar y los dos encontrándose con un segurísimo aunque poco exigido Rulli. Con todo, las tornas habían cambiado y en realidad el partido se jugaba mucho más cerca del área de Casilla, pero siempre fallaba algo, el último pase o el desmarque de algún realista. Por eso, apenas hubo ocasiones verdaderamente claras para hacer el 2-0 en los minutos finales.

Como reza el dicho popular, a caballo regalado... Y eso es justo lo que aplicó la Real, un regalo en todo regla de Casilla que al final sirvió para decidir un mal partido, con mucha voluntad, eso no se le puede reprochar a los jugadores de Moyes, pero con escasísimo acierto. El partido fue un recital de balones perdidos, pases fallados y carreras de uno a otro lado. Agirretxe fue quizá el emblema del partido por lo aplicado y a la vez fallón que estuvo, pero poco se puede destacar. Sí los tres puntos, que no es poco, porque la Real está en una fase en la que necesita sumar de tres en tres para finiquitar cuanto antes la temporada y plantearse qué quiere ser a partir de ahí. De momento sí es un equipo al que cuesta hacerle gol, al que es difícil generarle ocasiones claras, que defiende mejor de lo que sus propios jugadores parecen creer y de lo que muchos saben ver con un doble pivote formado por Pardo y Granero, pero que tiene demasiados jugadores de calidad agazapados o muy por debajo del nivel que tienen. Aún así, con un colchón de ocho puntos sobre el descenso, eso tendría que ser más que suficiente para no pasar los apuros que sí se han podido temer durante buena parte de la temporada. No es poca cosa.

1 comentario:

Juan Rodríguez Millán dijo...

Javi, pues sí, hay que llegar al final de la temporada cuanto antes, y más si el octavo no tiene ese premio europeo que me parece complicado. Y en lo de Finnbogason estoy de acuerdo. Son más las sensaciones que los números, aunque por desgracia los números tampoco acompañan.