Si hay un nombre que personifica mejor que nadie la decepcionante temporada de la Real, ese es el de Alfred Finnbogason. Fichado con la etiqueta de máximo goleador de la liga holandesa, honor que han tenido a lo largo de la historia arietes tan descomunales como Romario, Ronaldo o Van Nistelrooy, es ya uno de los delanteros que con peor pie han aterrizado en el equipo txuri urdin, pase lo que pase en lo que resta de temporada y siga o no en el equipo en la próxima campaña. Tanto es así que desde el extraordinario fichaje de John Aldridge en 1989, sólo hay un delantero extranjero que tardó más tiempo en anotar su primer gol en Liga, Necati Ates, que sólo vistió la camiseta realista una temporada, la 2008-2009 y se tomó nada menos que 29 partidos y 1.229 minutos para ver puerta por primera vez. Aquel gol ante el Celta, por cierto, fue el único que hizo en la Real.
Finnbogason aún no ha igualado los lamentables números de Necati, pero está siguiendo los tristes pasos del turco y, además, prolongando las sensaciones que ya dejó la temporada pasada Haris Seferovic. El islandés suma ya 591 minutos y 18 encuentros de Liga, apenas cuatro de ellos como titular, sin haber conseguido estrenarse en Liga. Sus únicos tantos son los dos que le hizo al Oviedo, un Segunda B, en la primera eliminatoria copera que disputó el equipo esta temporada. Y eso es algo inadmisble, teniendo en cuenta que es el segundo fichaje más caro de la historia de la Real sólo superado por Vela, y por mucho que hoy por hoy el delantero titular del equipo sea Agirretxe. Es obvio que el pobre rendimiento de su fichaje estrella es una de las causas del triste deambular realista esta temporada.
Al hablar de Finnbogason suelen mencionarse los problemas de adaptación como una de las causas de que no se haya estrenado. Incluso Loren, director deportivo de la Real, lo hizo esta misma semana. Pero lo cierto es que sus números superan negativamente y con creces la adaptación de otros atacantes. Finnbogason ya ha empeorado los números de otras grandes decepciones como Andrija Delibasic e Igor Cvitanovic. El primero, en la temporada 2007-2008, la primera en Segunda tras el último descenso, tardó 583 minutos y diez partidos en estrenarse como goleador ante el Gimnastic. El segundo, en la 1997-1998, necesitó de doce presencias sobre el césped y 419 minutos hasta marcar su primer tanto, contra el Compostela. Estos cuatro jugadores mencionados son los únicos que anotaron por primera vez de txuri urdin tras jugar al menos diez encuentros.
En el extremo opuesto al que ocupan Necati y ahora Finnbogason se encuentran dos delanteros que consiguieron estrenarse en su primer partido. Edgaras Jankauskas demostró el acierto de su fichaje en el mercado invernal de la 1999-2000 y el ya mencionado Seferovic, quién lo diría, está en este grupo histórico al debutar también con gol en la Liga, en el encuentro ante el Getafe de la 2013-2014. Incluso fichajes tan nefastos como los de Germán Herrera o Víctor Bonilla no esperaron tanto para colaborar con un gol. El argentino, fichaje invernal de Miguel Ángel Lotina en la temporada 2006-2007, se estrenó en su séptimo partido, ante el Zaragoza, y el colombiano, el relevo de Kovacevic que le dieron a Bernd Krauss en la 1999-2000, marcó, y por partida doble, en su segundo partido, ante el Atlético de Madrid.
Estos datos se refieren únicamente a los atacantes que llegaron a la Real para jugar como delantero centro. Por ese motivo no se incluyen los números de Carlos Vela que, sorprendentemente, le colocarían entre los peores de la historia reciente de la Real si atendemos al tiempo que tardó en llegar su primer gol. El mexicano tardó diez partidos pero nada menos que 690 minutos de la temporada 2012-2013, más de los que por el momento ha jugado esta campaña Finnbogason, en estrenarse como goleador ante el Betis en el Benito Villamarín. Y Luis García, que aún siendo un 9 puro fue relegado a la banda por Toshack para dejar como punta a Kodro, se fue de la Real sin marcar un solo gol y habiendo disputado 448 minutos en diez partidos. En el otro extremo, Ricardo Sa Pinto, que actuaba también en la banda dejando el puesto más adelantado a Kovacevic, se estrenó en su primer partido de la temporada 1998-1999, ante el Oviedo.
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