domingo, febrero 08, 2015

REAL SOCIEDAD 1 - CELTA 1 El peligro de descender es real

Canales fue titular, pero no tuvo un papel destacado.
Como la Real no se dé cuenta ya de que existe peligro de descender a Segunda División, lo va a pasar muy mal en lo que queda de competición. De hecho, ya lo está pasando mal. Pena por los partidos sin rumbo, sin identidad, sin fútbol y acordándose ya de la ausencia de Vela, sobreviviendo con un ligero colchón sobre los tres últimos puestos de la clasificación por coraje, por fortuna o por aguante, pero no por sus méritos. El Celta empató en Anoeta, certificando que el último cuarto de hora es fatal para el equipo txuri urdin. Esa igualada llegó casi sin casi ocasiones de gol, ni en una portería ni en otra, en otro partido aburridísimo y sin que la Real supiera administrar otra ventaja más conseguida en los primeros minutos. Es decir, más de lo mismo. Y si el equipo realista no ocupa plazas de descenso ya no es porque sea mejor que otros, sino porque el nivel de la Liga es paupérrimo. Pero ojo, que cualquiera de los equipos de abajo ya ha demostrado tener capacidad de ganar dos partidos seguidos y la Real, el único que no ha  vencido como visitante, no. Y eso, cuando encima pincha en Anoeta, hace que el riesgo de descenso sea muy real.

El once de Moyes que tan pobres sensaciones dejó en los 90 minutos ya dejó algunos datos interesantes antes de que arrancara el partido. El primero, que la Real juega como juega, con o sin Vela, y no está dispuesta a cambiarlo. Por eso, el escocés mantuvo el esquema y la presencia de los pesos pesados que ha designado desde que llegó al equipo. Eso quiere decir que Xabi Prieto y Canales se mantuvieron en el once, el segundo casi por sorpresa después de abandonar lesionado el Santiago Bernabéu. Ese mensaje también lleva implícita la presencia de jugadores del Sanse sólo cuando sea necesario. De esta forma, Aritz Elustondo fue uno de los descartados y Zaldua recuperó la titularidad en el lateral derecho. Mikel González se mantiene definitivamente como central titular junto a Iñigo Martínez. Pardo y Granero forman ya el doble pivote consagrado que relega a Markel al banquillo. Y Agirretxe está por delante de Finnbogason, toda vez que el mantenimiento del esquema descarta por el momento la presencia de los dos arietes en el once inicial. Muchas lecturas sin duda ya desde antes de empezar el encuentro.

Y cuando el árbitro, Jaime Latre, pitó el inicio, lo que se vio fue más o menos lo esperado. Con los jugadores que tenía sobre el césped, y aunque viendo el resultado parezca mentira, la Real tenía la capacidad de crear fútbol, pero esa sigue siendo una clara asignatura pendiente, lo que convierte los partidos en encefalogramas planos con algún pico puntual. El fútbol llega con cuentagotas, aunque al menos en el choque contra el Celta eso bastó para que el equipo se pusiera por delante en el marcador. El final de unos diez primeros minutos muy movidos, con constantes idas y venidas de un campo a otro, fue el 1-0. Una excepcional acción personal de Granero por la banda derecha continuó con un pase al área que Xabi Prieto ganó de cabeza, asistiendo a Agirretxe para que hiciera gol también con la testa. Un buen gol en una de las buenas jugadas que sí trenzó de vez en cuando la Real en este intercambio de golpes. El segundo ejemplo lo remató también Agirretxe al cuarto de hora, después de un buen pase de Chory Castro desde la izquierda. Tuvo la opción de controlar, pero optó por jugar de primeras y eso supuso un disparo muy centrado.

El Celta, mientras tanto, aprovechó esa soltura que había en el partido para cumplir con el guión previsto y hacerse con la posesión del esférico. La ventaja para la Real, que es verdad que recuperó cierta solidez defensiva que se había hecho añicos en el Bernabéu, es que apenas fue capaz de provocar ocasiones de gol, sobre todo en una inofensiva primera mitad. Fontás estuvo cerca de aprovechar un pase al interior del área desde una posición de fuera de juego no señalada, pero Mikel González estuvo muy rápido al corte y Santi Mina pudo marcar en el segundo palo al rematar un córner no muy bien defendido para variar y no demasiado bien controlado por Rulli. El arquero realista apenas intervino, sólo lo hizo en algún despeje de puños y una salida cerca de la media hora en la que hizo sufrir un poco más a Anoeta, al llevarse un golpe en el codo que hizo necesaria la intervención de los médicos realistas. Lo mejor para la Real de ese dominio del Celta fue lo estéril que resultó. Rondó el área de Rulli, pero no llegó a probarse en los primeros 45 minutos, ni siquiera con disparos fuera de su marco.

Viendo un partido tan malo, desde fuera se puede pensar en que el tiempo de descanso pueda ser movido en ambos vestuarios, pero nada cambió en la segunda parte. Con el Celta conformándose con cierta posesión cercana al área de Rulli, la Real mantuvo su juego a nada, confiando en chispazos puntuales, en las inagotables carreras de Zaldua, de largo el mejor jugador del encuentro, en alguna aparición más que esporádica de Chory Castro, en alguna conexión entre Prieto y Canales o en alguna segunda jugada que propiciara Agirretxe. Dicho así parece que la Real tenía muchas opciones de hacer daño, pero no es así. Salvo lo del lateral derecho, lo del resto fue lamentable, porque en el partido en el que debían dar un paso adelante y demostrar que sin Vela hay equipo en el que confiar, el equipo dejó una sensación paupérrima. De hecho, se hace difícil de entender que casi cualquiera de los que jugó esté tapando la progresión de cualquier jugador del Sanse. Es verdad, por citar algo positivo, que Pardo y Granero son un doble pivote en el que confiar, porque roban y tienen salida de balón, pero no pueden sostener solos a la Real. Pero ya.

Convertido Jaime Latre en un árbitro innecesariamente protagonista con incontables faltas y amarillas en un partido que ni de lejos pareció para tanto, el poquísimo juego que hubo en la primera mitad acabó completamente diluido en las interrupciones. La Real, una vez más, se encomendó a sus escasísimas llegadas a gol para tratar de hacer un 2-0 que, viendo los antecedentes (el equipo no ha marcado más de un gol desde el ya lejanísimo 3-0 al Elche con tres goles, no por casualidad, de Vela), parecía ya una químera. ¿Ocasiones de gol realistas? Una y francamente difusa, un pase atrás de Xabi Prieto que no llegó a cabecear Agirretxe. Y corría el minuto 49 cuando se produjo, lo que da una idea de lo que fue su segunda mitad. A partir de ahí, nada. No contribuyeron mucho los cambios de Moyes, que falló en el diagnóstico y en los hombres escogidos por repetir fórmulas trilladas. Su primer movimiento, el único que pudo decidir, fue doble, colocar sobre el césped a Finnbogason y Zurutuza por Agirretxe y Chory Castro. Nada consiguió el escocés con ese doble relevo, que tampoco afectó al dominio de la pelota que tenía el Celta.

Es más, cada minuto que juega el islandés es ya un insulto a Iker Hernández y un empujón para que el chaval se busque la vida deportiva fuera de la Real, como ya hizo en su día Joseba Llorente. Y la comparación es odiosa, porque aquel tuvo que marcharse porque quienes jugaban era Kovacevic y Nihat. Con el islandés en el campo, la Real perdió el único sostén que tenía, la pelea de Agirretxe, con lo que su centro del campo se empezó a ver más desbordado. Aún así, el esfuerzo Granero y Pardo fue encomiable, de lo poquito destacable. Poco a poco, el Celta fue sumando ocasiones de gol. No demasiado claras, siguiendo con la tónica del partido, pero alertando de la posibilidad del empate. Rulli despejó una volea de Santi Mina a los diez minutos de la reanudación, Larrivey cabeceó fuera otra jugada de estrategia que la Real no supo defender a los 24, cinco minutos después Nolito decidió mal en una jugada con muchas opciones y su disparo se fue arriba, y Santi Mina tuvo la más clara en el minuto 77, obligando a Rulli a responder con su seguridad habitual.

Y llegó el gol del empate, claro. La impotencia de la Real comenzó apenas unos segundos antes, cuando Mikel González tuvo que dejar el partido lesionado. La enésima lesión de este equipo sin que haya muchas explicaciones sobre ese hecho. Con Ansotegi en la grada, su puesto lo ocupó Elustondo. No fue el culpable directo del empate, pero que el gol llegara sólo tres minutos después es una de esas malditas casualidades que se buscan los equipos que, como la Real, juegan con fuego en tantos terrenos. Ante una cierta pasividad en el avance del debutante en Liga Bondonga, este pudo meter el balón al interior del área para que Nolito conectara un buen disparo cruzado ante cuatro defensores realistas, sorprendiendo a Rulli. Hay que ser muy inocente para pensar que el empate no era algo más que posible, incluso con el escasísimo peligro real que estaba generando el Celta. No hizo falta más que una jugada aislada para que la Real tirara a la basura su esfuerzo, lo único que ofrece ya en los partidos, y perdiera otros dos puntos. Cualquier otro equipo habría visto la falta en el lateral del área, ya en el descuento, como una oportunidad de redención, pero la Real hace ya demasiado tiempo que desprecia la estrategia, con lo que el empate no se movió.

Pase lo que pase en el Córdoba - Almería de esta misma jornada, la Real mantendrá un colchón de al menos cuatro puntos sobre la zona de descenso, que son cinco después de jugar su partido. Parecen muchos, pero las sensaciones invitan a pensar en lo peor. Y además es precisamente el Almería su rival de la próxima semana, lo que convierte ese partido en vital, a vida o muerte, si no se quieren vivir sudores fríos en lo que queda de temporada. Quizá la mención al descenso haga que se tome así y no se juegue tan a la ligera como de costumbre, pero no se puede ser optimista. Y es que la Real está ya en otra racha terrible, con sólo una victoria en sus últimos tres partidos en casa sin haber jugado contra ningún equipo de la parte noble de la tabla, prolonga su terrorífica estadística sin Vela (ninguna victoria en nueve encuentros) y deja una sensación pura y sincera de que o las cosas cambian ya o el riesgo de descenso va a planear sobre Anoeta hasta el mes de mayo. Y eso que el colchón es de momento interesante y hay muchos equipos envueltos en esta pelea. Pero torres más altas han caído y no mirar de reojo a esas tres últimas posiciones puede acabar dando un disgusto serio a este equipo triste y desangelado.

2 comentarios:

Antonio R. dijo...

El partido...un quiero y no puedo de la Real. Al final, estacazo y optimismo 0. Qué cruz de equipo(con minúsculas).

Juan Rodríguez Millán dijo...

Antonio, totalmente, un quiero y no puedo. Y esa es la tónica. Urge que se pongan las pilas...

Javi, pues esa es la pregunta que se tienen que hacer en el vestuario...