Willian José, en el partido en Ipurúa de la pasada temporada. |
Jugar un viernes por la noche y además en Eibar, permite que Garitano pueda esconder sus cartas un poco más de tiempo, ya que el último entrenamiento se celebra el mismo día del partido. Eso hace que las dudas que hay en la confección de la lista se mantengan hasta última hora. Aunque parecía que el técnico realista no iba a recuperar a ninguna efectivo, Navas y Moyá han terminando entrenando con normalidad, por lo que podrían entrar entre los 18 elegidos. Ya sin Agirretxe después de anunciar su retirada y con Guridi como lesionado de larga duración, el único al que Garitano no tendrá de los lesionados de hace una semana es a Januzaj. A él podría unirse Merino, que ha tenido molestias durante toda la semana. La noticia estará también en la situación de Merquelanz, descartado en los dos primeros encuentros y a la espera de una oportunidad.
A la espera de ver el estado físico de los jugadores que son duda y si Garitano decide arriesgar o no con ellos, el once inicial se presume muy parecido al de las dos primeras jornadas. Rulli estará bajo palos con una defensa formada por Zaldua y Theo en los laterales y Héctor Moreno y Elustondo en el centro. Navas es el único que parece tener opciones de entrar. Con Illarramendi fijo, la confianza que el técnico está depositando en Zubeldia y la más que probable baja de Merino, parece que Pardo y Zurutuza se juegan un puesto en el once. Y en ataque lo más probable es que repitan Oyarzabal, Juanmi y Willian José. Más sorprendente, viendo lo sucedido en las dos primeras jornadas, sería que Garitano optará por los jóvenes de la plantilla, ya que Gorosabel, Kevin, Sangalli o Merquelanz aún no han debutado esta temporada.
Al finalizar la segunda jornada, la Real quedó en la séptima posición con cuatro puntos, como el quinto de los siete puntos que sumaron un empate y una victoria tras esos dos primeros encuentros y como uno de los nueve que todavía no conocen la derrota. El Eibar, por su parte, es penúltimo sin haber logrado todavía puntuar, el único equipo que está todavía a cero junto con el Rayo Vallecano. A pesar de haber jugado sus dos primeros partidos fuera de casa, y el tercero será el de Ipurúa, solo hay un equipo que haya marcado más goles que la Real, el Real Madrid, que suma seis. Y solo el Rayo, con cinco, ha encajado más goles que el Eibar, que ha recogido el balón de su portería en cuatro ocasiones.
Ipurúa no ha conocido todavía una victoria de la Real Sociedad en Primera División. Cuatro visitas, tres triunfos del Eibar y un empate. La estadística recuerda una paradoja curiosa, y es que la Real jamás había sido derrotada del campo armero jugando en Segunda o en Copa del Rey, por mucho que estos duelos siempre fueran de muy pocos goles. La victoria más amplia del Eibar es el 2-0 que logró en la temporada 2016-2017, después de dos victorias por la mínima (1-0 y 2-1) en las dos campañas anteriores. Ese 2-1 de la 2015-2016 es el derbi guipuzcoano en Primera en el que más goles se han visto. En Segunda, no obstante, la Real jamás cayó en Eibar. Venció por 0-1 en la temporada 2007-2008, con un gol de penalti conseguido por Gerardo, y empató a uno en la siguiente campaña. La otra forma de ver estas estadísticas es que la Real nunca ha logrado hacer dos goles en Eibar.
El único resultado positivo que ha sacado la Real en Primera de Ipurúa fue el empate a cero que logró el equipo txuri urdin la pasada temporada, la 2017-2018. El partido se recuerda ahora con especial cariño porque fue el primero de Imanol Alguacil en el banquillo del primer equipo, después de tomar el relevo de manos de Eusebio Sacristán. El partido no fue bueno, se desarrolló en términos eminentemente defensivos y dejó muy pocas ocasiones en las dos porterías. Imanol, no obstante, tenía claro que había que frenar la sangría de goles que estaba sufriendo el equipo y se afanó en dotar a los suyos de un poder defensivo que no se había visto prácticamente en toda la temporada. Aunque la resaca fue dura y nadie parecía creer en la remontada, fue la primera piedra de la recuperación anímica de la Real, que incluso llegó a plantarse en Sevilla, a dos jornadas del final, pensando que se podía llegar a Europa.
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