Pardo, en la visita del Málaga a Anoeta de la pasada campaña. |
Muchísimas noticias en la convocatoria, bastante inesperadas algunas, y tanto para bien como para mal. Hay tres bajas que no formaban parte del plan, las de Oier Olazabal, la de Markel Bergara y, probablemente la más descorazonadora, la de Zurutuza, porque unas nuevas molestias musculares frenan su regreso al equipo. Además, como ya era conocido, las tarjetas vistas en San Mamés hacen que Elustondo, Illarramendi y Jonathas no puedan formar parte del grupo. Por contra, la espléndida noticia que deja esta convocatoria es el regreso de Agirretxe, todavía y con diferencia el máximo goleador del equipo, que aún no ha podido jugar en 2016 después de lesionarse en el último partido del año pasado en el Santiago Bernabéu. Ante tan numerosas ausencias, son cuatro los potrillos que se cuelan en la lista. Al ya habitual y consolidado Oyarzabal se suma Bardají como portero suplente, Capilla y Bautista.
Las bajas harán que el once que presente Eusebio ante el Málaga tenga novedades. No en la portería, donde Rulli será titular. Iñigo Martínez y Mikel González serán los centrales y lo normal es que Zaldua y Yuri ocupen los laterales. Por delante de ellos, el técnico tendrá que escoger para tres puestos entre Reyes, Pardo, Xabi prieto y Granero, probablemente quedándose este último en el banquillo. Y la gran incógnita es quién jugara en punta. Parece pronto para que Agirretxe vuelva como titular, aunque no es descartable. Lo más probable es que la posición más adelantada la ocupe Vela u Oyarzabal, ambos fijos en el once, con opciones también para que Bautista, que lleva 12 goles con el Sanse esta temporada, debute con los mayores y lo haga además como titular. Si no hay debut ni tampoco regreso del máximo goleador, lo normal es que Bruma vuelva al once. De esta manera, quedarían con seguridad para el banquillo Bardají, Héctor y Capilla.
Lograr doce de doce puntos posibles ha disparado a la Real en la tabla, alcanzando ahora mismo la novena posición con 33 puntos, a cinco de la zona europea. El Málaga, por su parte, está tres puestos y dos puntos por debajo. El equipo realista suma cinco victorias en doce partidos jugados en Anoeta, de ahí que no sea ni mucho menos uno de los más goleadores en su propio estadio (16 goles), pero en los cuatro últimos ha hecho de su campo el deseado fortín, con tres triunfos y un empate, diez puntos de doce posibles. El equipo de Javi Gracia es el quinto menos goleado a domicilio, ha puntuado casi en la mitad de sus salidas, tres victorias (1-2 al Rayo, 0-1 al Levante y 1-2 de nuevo ante el Eibar) y tres empates (0-0 ante el Real Madrid y Athletic y 1-1 ante Las Palmas) en 13 partidos, pero ojo, porque todos los resultados positivos los ha conseguido en sus últimos ocho partidos fuera, perdiendo sólo ante dos equipos de la zona noble, 2-1 ante el Sevilla y 1-0 ante el Villarreal.
Hay 33 precedentes entre ambos equipos en partidos de Liga jugados en Donostia, 30 de ellos en Primera División. En la máxima categoría, la Real ganó 14 de esos choques, seis se fueron para Málaga y los diez restantes se saldaron con empate. La goleada más abultada lograda por el equipo txuri urdin en estos partidos es el 4-0 de la temporada 2000-2001, cuando marcaron Idiakez, De Paula, Khokhlov y Tayfun. La victorias más clara del Málaga es el 1-3 de la campaña 2004-2005. Además, el Málaga se ha acostumbrado a puntuar recientemente en Anoeta, lo ha hecho en seis de los últimos diez partidos disputados en el estadio donostiarra, con tres victorias y otros tantos empates, y no pierde desde el 4-2 logrado por la Real en la campaña 2012-2013. Desde entonces, el equipo realista no ha conseguido marcarle ningún gol al Málaga y sólo ha sumado un punto de seis posibles contra el equipo andaluz.
La pasada campaña, la 2014-2015, dejó una de esas victorias del Málaga, por 0-1, y fue el partido que le costó el puesto de entrenador realista a Jagoba Arrasate. El equipo txuri urdin firmó un partido lamentable, indigno de la presión que se había puesto sobre la cabeza del técnico y de la defensa del mismo que habían hecho los jugadores en las jornadas previas. Con todo, Zurutuza pudo adelantar a la Real en la primera mitad con un cabezazo que repelió la madera. En el minuto 50, Juanmi culminó una buena contra para hacer el 0-1, aprovechando una alarmante pasividad de toda la Real, que no se reactivó ni con los cambios y que se entregó a su destino con una enorme dejadez. Fue, efectivamente, el último partido de Arrasate en el banquillo de Anoeta, que estalló contra un equipo al que en diez jornadas de Liga aún no había visto ganar más que en una ocasión y que coronaba así un catastrófico inicio de temporada, temprana eliminación europea incluida.
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