martes, marzo 13, 2012

Más respeto y menos revanchismo

No le falta razón a Montanier cuando habla de la presión mediática que hay sobre un club como la Real en comparación de la que vivió en su etapa en el Valenciennes. Que la sufra el entrenador, y siempre que sea en unos cauces de respeto y argumentación (que son los que ha vivido el actual técnico realista a pesar de la incomprensión que han generado muchas de sus decisiones y la amargura que han dejado momentos de esta temporada como el farolillo rojo liguero y la vergonzosa eliminación copera), es algo hasta cierto punto lógico, pues es el jefe de la nave que todos queremos ver navegando hacia los triunfos. Es el máximo responsable de los éxitos y de los fracasos deportivos que acumule la Real en esta temporada y en todas las que esté en Donostia. ¿Que son diez años, como manifestó que es su deseo? Por mí sería maravilloso, porque eso quiere decir que las cosas van de fábula, que la Real consigue objetivos importantes y que no hay ningún motivo para pensar en su despido. Si gana la Real, ganamos todos, incluso los que no ven satisfechas sus legítimas ansias personales.

En todo caso, esa presión mediática creo que está expandiéndose hacia derroteros que no le competen y que me resultan ciertamente preocupantes porque dividen a los realistas. ¿Os acordáis de lo que dijo Lasarte en la fiesta del ascenso? "No se desunan". Pues algo de eso creo que se está viendo, y es difícil de asimilar que sea justo ahora que la Real está recuperando la vida. El signo más alarmante llegó hace algunas semanas, cuando varios cronistas culparon directamente a la afición de la derrota ante el Atlético de Madrid. Creo que pocas cosas hay más sagradas en la Real que su gente, esa que siempre ha demostrado su fidelidad, especialmente en los malos momentos. Son incontables los desplazamientos masivos de la afición txuri urdin a estadios a los que jamás sospechamos que tendríamos que rendir visita. No ha existido la protesta masiva cuando parecía que el club se iba a pique, cuando iba a Segunda, cuando todo se hacía mal, porque era más importante salvarlo que mostrar desacuerdos. Y aún así llovieron palos en la dirección equivocada en la resaca de aquella derrota.

Ahora surge otra variante de esa demagógica postura revanchista. Cada vez que la Real sale victoriosa de un encuentro, se destata una tormenta revanchista contra los críticos, preguntándonos, percibo que hasta con cierta chulería y sin darnos la posibilidad real de responder, qué motivos tenemos para la crítica ahora que ganamos; diciéndonos qué listos éramos en nuestras críticas cuando ahora vamos bien. Da la impresión de que algunos quieren hacer que parezca que nos alegramos de que la Real pierda para así poder dar rienda suelta a las críticas. Esa impresión se me creó cuando leí aquel artículo de Mikel Recalde en Noticias de Gipuzkoa en el que contaba cómo el segundo entrenador de la Real, Michel Troin, dijo en una conversación con los periodistas que se desplazaron a Mallorca a cubrir la debacle copera que así tenían más cosas que contar. Eso, ni en broma. Y esa impresión crece con muchos artículos de prensa que se publican los días posteriores a cada una de las más recientes victorias del equipo txuri urdin. A mí me provoca recelo abrir ciertas páginas porque sé que me voy a encontrar algo así. No alegría por el triunfo de la Real, sino revanchismo contra quien en alguna ocasión vio un defecto a corregir.

Flaco favor hace a la Real, y a Montanier menos que nadie, que exista ese revanchismo hacia quienes detectamos aspectos preocupantes en torno a nuestro equipo y los manifestamos públicamente. Como he dicho muchas veces, no se trata de jugar a ser entrenador y decir quién tiene que jugar y cómo tiene que hacerlo, porque cada uno sacaríamos un once y un esquema diferentes. Se trata de entender las decisiones que toma el técnico que se sienta en el banquillo. Si no las entiendo, lo digo. Y si perdemos partidos por ello, con más motivo. ¿Tan preocupante resulta eso? ¿Tanto molesta a los defensores del entrenador que haya un sector crítico con su labor, independientemente del tamaño que éste pueda tener en el seno de la afición? Para mí es muy preocupante que la Real reciba aplausos sin crítica cuando el marcador le da la razón, porque algún día el resultado nos la negará y no sabremos cómo responder. Yo, desde luego, respetaré que haya gente que quiera limitarse a eso, a cantar las excelencias del equipo cuando sea ganador y ocultar sus carencias, sus errores o sus irresponsabilidades. Pero del mismo modo y con la misma fuerza pido respeto hacia las posiciones críticas y proclamo que no acepto el revanchismo, porque una victoria de la Real es una victoria de todos.

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