Rubén Pardo. |
Lo más inmediato es analizar los datos de la presente temporada y estos son muy poco alentadores para Pardo. Eusebio le ha convocado en seis de los ochos partidos de Liga que ya hemos consumido. Jugó el partido completo en El Sadar, donde la Real ganó 0-2, y jugó 67 minutos contra el Betis en Anoeta. Jornadas 2 y 3. Desde entonces, desde hace ya más de un mes, Pardo no ha pisado el verde sin que se entienda muy bien por qué. Curioso que siempre parezca responsabilizársele de los males del juego de la Real, sobre todo si tenemos en cuenta que la estadística con él en el campo es de cuatro puntos de seis posibles, sin conocer la derrota, y eso que la Real ya ha perdido la mitad de sus partidos ligueros. Es verdad que Eusebio ha querido dar continuidad al centro del campo que forman Illarramendi, Zurutuza y Oyarzabal, y que a la par que Pardo han caído en el ostracismo un Markel Bergar que en todo caso ha jugado más que el riojano (192 minutos en cuatro partidos) a o un Gaztañaga que ni siquiera ha llegado a entrar en convocatoria alguna. Pero aún así es difícil de entender.
Esta situación de Pardo con Eusebio, no obstante, no sorprende si se analiza lo que ha vivido el jugador desde que se asomó al primer equipo. Los datos globales así lo indican. Pardo debutó con el primer equipo en la jornada 11ª de la temporada 2011-2012, en el 0-1 ante el Real Madrid de aquella Liga. Contado ese encuentro y hasta el día de hoy, la Real ha jugado 188 partidos de Liga. El riojano ha estado convocado en 171. Es decir, es un jugador fiable que apenas se ha perdido encuentros por lesión y que en las tres pasadas temporadas estuvo en las convocatorias para 36 de los 38 partidos de Liga. Sin embargo, se quedó en el banquillo mirando el partido en nada menos que 38 de esos 171 encuentros. Jugó en 133, un 77,7 por ciento de los que fue convocado. Fue titular en apenas 75, un 43,8 por ciento. Y disputó los 90 minutos sólo en 40, el 23,3 por ciento. Su media de minutos por partido apenas supera los 54.
Dicho de otra manera, Pardo nunca ha sido titular en la Real. Ha tenido buenas rachas y cierta continuidad en algunos momentos, sobre todo cuando David Moyes y el propio Eusebio Sacristán llegaron a la Real. Pero ningún entrenador ha confiado plenamente en él. Y eso que en lo más medible de su juego, los asistencias, temporada tras temporada ha estado entre lo mejor de la Real. Pardo lleva ya 28 pases de gol desde que se asomó al primer equipo. Su punto más álgido en esta estadística, los 11 que dio en la temporada 2013-2014, la que dirigió de forma completa Jagoba Arrasate, un entrenador que en todo caso apostó por fortalecer físicamente al jugador cuando eso mismo pareció llevarse por delante la frescura y el desparpajo con los que irrumpió en Primera. Puede, en todo caso, que no sea casualidad que fuera en esa Liga 2013-2014 cuando más partidos jugó, 35, 21 de ellos como titular y 16 completos. La única estadística que ha mejorado en algún otro campeonato liguero es la de minutos, puesto que en la siguiente campaña, la 2014-2015, jugó 1.919 minutos, 23 más que en la 2013-2014.
El enigma Pardo continúa y pierden a la vez tanto el jugador, que a estas alturas parece que se va a quedar la etiqueta de eterna promesa, como el club, que no ha sabido sacar partido de un diamante en bruto. Probablemente, el hecho de que se está hablando de él le ayudará a que Eusebio le devuelva a la lista la próxima jornada e incluso le dé minutos, sea como titular o partiendo desde el banquillo. Pero el jugador parece abocado a que la historia se le repita una y otra vez, incluso aunque ahora encadenara cinco partidos seguidos como titular. Y así, la Real está perdiendo ya, si no lo ha perdido, a uno de los jugadores más prometedores que se han asomado desde su cantera sin que nadie sea capaz de explicar el motivo.
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