La celebración del primer gol. |
Pensemos en cualquier faceta del juego. En todas y cada una de ellas, la Real fue hoy mucho más que el Barcelona. Mucho más. Y eso tiene dos explicaciones básicas. La primera está en su banquillo. De Arrasate se pueden decir muchas cosas, pero una de ellas no será nunca su falta de valentía. Tienes unas ideas y muere por ellas. Pero muere, además, sacando resultados y sorteando los muchos problemas que ha tenido desde que se sentó en el banquillo txuri urdin, lo que incrementa el peso de su valentía. Aún sin haber ganado nunca desde el ascenso de 2010, el Barcelona nunca fue tan claramente superado en Anoeta como lo ha sido hoy, porque la Real nunca había leído un partido con tanto acierto como en esta ocasión. Y si eso implica colocar a Elustondo en el campo, Arrasate le coloca. Si eso implica mantener a Zaldua en el once, se le mantiene. Y si eso supone tener en el banquillo a Pardo, Prieto o Chory, se les tiene. No hay unanimidad de los realistas en torno a sus decisiones, ni sería bueno que la hubiera, pero Arrasate se merece el aplauso por su tesón, por la firmeza con la que defiende su idea futbolística por encima de presiones.
La segunda explicación está en el campo. La Real tiene un auténtico equipazo, con una calidad como pocas veces ha tenido a lo largo de su historia, algo que no deja de crecer a tenor del resultado ya palpable del fichaje de Canales, y que ha sido capaz de superar el mayor freno que tenía: la falta de ambición. Esto arranca en Segunda División, con un Martín Lasarte que insufló espíritu ganador a un equipo que entonces se rompía con enorme facilidad, y con la inagotable buena estrella de Griezmann, y con el crecimiento que ha tenido esta generación y que va a permitir que tenga una continuidad en el futuro por el sensacional trabajo en Zubieta. Pero no se ganan los partidos sólo con calidad. Si algún chaval de Zubieta piensa que vale con ser muy bueno, hay que darle la grabación de este partido. Además de ser muy bueno, hay que luchar cada balón como si fuera el último. Bravo, Zaldua, Iñigo, Mikel, José Ángel, Markel, Elustondo, Zurutuza, Canales, Griezmann y Vela, y después Prieto, Ansotegi y Pardo, jugaron así hoy. Y así superaron al Barcelona desde el primer hasta el último minuto.
Porque el resultado fue de 3-1, pero pudo ser más abultado. Debió serlo, en realidad. Si hasta hoy el Barça siempre se adelantó en el marcador jugando con relativa comodidad en Anoeta, hoy no se acercó hasta el área de Bravo hasta el minuto 19, con un disparo de Pedro que se marchó fuera. La presión de la Real, cuando podía hacerla cerca de la parcela de Valdés, sí daba en cambio una enorme sensación de peligro continuo. Y ahí hubo un hombre que se antojó determinante en el desarrollo del partido: Canales. El ex valencianista ha demostrado en poco más de dos partidos que va a encajar con mucha facilidad en el fútbol de la Real. Cubriendo una inmensa cantidad de terreno, robaba y asistía. Él dio el primer aviso serio al Barça de que este partido iba a ser más duro de lo que seguramente pensaban robando un balón y provocando la tarjeta amarilla a un Busquets desbordado y que hoy no tenía el mismo sentido del humor que no dudó en mostrar en el partido de Copa. Vela compensó la ocasión de gol de Pedro con un doble disparo, el primero fuera y el segundo provocando la primera intervención de Valdés.
La Real, a diferencia de las últimas visitas del Barcelona, se adelantó en el marcador. Canales botó en corto un córner hacia Vela, el mexicano le devolvió la pelota y el reciente fichaje realista colocó un maravilloso centro en el área que peinó Elustondo, tocó en Song y se introdujo en la portería. La celebración de Elustondo estaba más que justificada, por la importancia del partido y por el desquite personal que supuso para él, no olvidemos que fue silbado ante el Barcelona en el duelo copero de hace diez días. La suerte, en todo caso, sonrió al Barcelona, porque empató casi en la siguiente jugada, tres minutos después. Fue su primer tiro a puerta, ya en el minuto 35, por supuesto una pequeña maravilla de un Messi hasta entonces desaparecido, anulado por el enorme trabajo de la Real. Sin la necesidad de buscar culpables en el gol sencillamente porque no los hubo, el enorme mérito del equipo txuri urdin fue no hundirse por tan temprano empate. Ayudó, probablemente, que la Real tuviera una inmejorable ocasión para empatar a renglón seguido, pero Vela, tras sentar a Piqué, disparó alto.
Con el empate a uno se llegó al descanso, pero también con la sensación de que el marcador no era justo con los méritos de uno y otro. La Real había hecho mucho más que el Barcelona en la primera mitad y había salido triunfante, incluso a pesar del empate en el marcador, con su empuje, su presión y su ambición. Había contenido espléndidamente al Barcelona, pero estaba jugando para ganar. En la segunda mitad, los primeros en golpear fueron los centrales. Bartra remató primero a las manos de Bravo y Mikel González después no encontró portería en otro testarazo a pesar de la mala salida de Valdés, en una falta con la que un bravísimo Zaldua, que firmó su mejor partido con el primer equipo, había conseguido una amarilla para Piqué. Casi a continuación, la Real se puso en ventaja. Un saque largo de Bravo fue peinado atrás por Bartra ante la presión de Zurutuza, habilitando a Carlos Vela. El mexicano, partidazo el suyo, cruzó el área con su envío para que Griezmann, en el segundo palo, rematara y superara la salida de Valdés. 15 goles lleva el francés. Cifras propias del crack que es.
El Barcelona quiso lanzarse a por el empate, pero Bravo ejerció una vez más del porterazo que es y sacó a córner un balón de Song que se colaba. Y justo después llegó el 3-1. Llegó porque el partido estaba mucho más para 3-1 que para 2-2 y hoy el fútbol fue justo con la Real. Griezmann colgó un balón al área desde la banda derecha y Zurutuza, colándose como un puñal por entre la defensa blaugrana y sin marca alguna, se adelantó a Valdés en su salida para subir al marcador la enorme superioridad que mostró el equipo txuri urdin durante todo el partido. Quedaba media hora para el final y el Barcelona, con Martino en la grada después de ver la roja en el túnel de vestuarios durante el descanso por menospreciar a Txema Lumbreras, quiso poner atacantes buscando recortar distancias. Arrasate respondió reforzando el centro del campo con Xabi Prieto y después la defensa con Ansotegi. Y el Barcelona apenas tuvo una ocasión de Messi, que Mikel González evitó como un jabato.
Por contra, la Real daba siempre sensación de peligro y sobre todo Vela estuvo cerca de firmar el cuarto al lanzar al palo un balón que le había cedido Prieto. Todo salió tan perfecto que hubo tiempo hasta para que Arrasate propiciara la ovación a Elustondo cambiándole en el descuento por Pardo. La felicidad era absoluta porque se ganó bien y siguiendo el plan. Más posicionalmente que con robos de balón, Markel, Elustondo, Zurutuza y Canales asfixiaron al Barcelona por el centro, haciendo que ni Messi ni Neymar fueran participes nunca del juego. Cuando el balón llegaba a los extremos, la defensa de la Real fue impecable, con un gran partido de José Ángel pero sobre todo uno excepcional de Zaldua, valiente apuesta de Arrasate y a quien ya se puede considerar ya como miembro de pleno derecho del primer equipo. Sufrir sólo se sufrió a balón parado, en los innumerables córners que botó el equipo culé. Y cuando tocaba salir, la inteligencia de Canales y la categoría de Griezmann y Vela bastaban para que el Barcelona se las viera y se las deseara para cortar cada avance realista.
Así fraguó Arrasate la victoria de la Real, porque fue su plan lo que salió bien y es justo reconocerlo. Luego los jugadores lo hicieron posible, pero se ganó desde el vestuario. O, como se ha dicho, desde el partido de vuelta de la Copa, porque todo eso cuenta, por mucho que técnico y jugadores le hayan querido quitar importancia. Quizá es su forma de decir que al Barcelona simplemente se le ha ganado hoy jugando mucho mejor al fútbol que el equipo de Martino. Y ojo, que eso tiene un mérito enorme. Cuatro años ya lleva el Barcelona sin ganar en Anoeta. Ni con su árbitro fetiche, un Fernández Borbalán, con quien el Barça acumulaba 15 victorias consecutivas. Ni con su liderato, que se queda en Donostia para que lo exhiba, quizá, el Real Madrid en su próxima visita. Ni con la prepotencia de algunos jugadores blaugranas y de algunos integrantes de su entorno, quienes hoy han de esconderse debajo de alguna piedra, derrotados por el fútbol y la dignidad de un equipo y de su escudo. La Real, con enorme brillantez, se mete de lleno en lo que busca, la pelea por la cuarta plaza. La que busca y la que poco a poco va mereciendo otra vez.
5 comentarios:
Lo celebro a distancia porque vivo en Pontevedra, y con gente como tu tú Juan, este equipo es muy grande. Mi alma siempre será Blanca y Azul, en todo momento, ganen o pierdan, se vaya quien se vaya yo siempre estaré ahí, apoyando a la Real. Gora Txuri Urdinak! Soy fan incondicional desde los tres años. Éste es el mejor equipo del mundo.
Siempre qué leo tus estupendas crónicas, encuentro de vez en cuando alguna pequeña diferencia de opiniones; pero hoy el fútbol ha salido ennoblecido, y la Real Sociedad su protagonista.Todo perfecto.
Grande, Grande, Grande : Orgullo realista.
Solo puedo decir una cosa. ESTE EQUIPO Y ESTA AFICIÓN SON MUY MUY GRANDES
Toni, y como tú, es fantástico que haya gente de la Real por todas partes.
Karpov Gon, me encanta que encuentres diferencias. Aquí estamos para informar y debatir, para disfrutar juntos de nuestra Real, nunca para pontificar.
Antonio, enorme. Y sí, muchísimo orgullo.
Campanilla, muy, muy grandes. Sin duda.
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