miércoles, julio 03, 2013

"Este es vuestro equipo", segunda parte

La primera foto de la Real 2013-2014.
Hay una escena en la película Hoosiers que marcó profundamente mi percepción sobre cómo hay que sentir los colores de un equipo. En el filme, Gene Hackman interpreta a Norma Dale, un entrenador antaño de éxito que afronta una última oportunidad en el modesto equipo de una pequeña escuela superior de Indiana. En la presentación del equipo, la gente del pueblo acaba coreando el nombre de un chaval, el mejor jugador que había, que ha decidido no formar parte del equipo por el dolor que le causó la muerte del anterior entrenador. Dale coge el micrófono y defiende a los seis, sólo seis muchachos que forman parte del equipo. Defiende su compromiso y su entrega, recordando al público que son ellos, los que están, quienes les representarán durante la temporada. "Este es vuestro equipo", dice Dale a los aficionados, en medio de un atronador silencio.

Recordé esa escena para hablar de la Real en el verano de 2008, cuando nadie creía en el equipo o en la forma de jugar que quería implantar Lillo, cuando la corta plantilla que vestía la camiseta txuri urdin alarmó a tantos ante la escasez de refuerzos y cuando la precaria situación económica en la que estaba el club amenazaba incluso su supervivencia. Lo que no pensé entonces es que tendría que recordar de nuevo esa escena ahora, cuando tendría que reinar la felicidad. La Real culminó una brillante temporada hace poco más de mes. Un mes. Y en estas cinco semanas todo se ha recibido con una desmesurada desilusión. Colocar en el banquillo a Jagoba Arrasate parecía una claudicación miserable, no fichar a Muniesa era como dejar pasar a un Balón de Oro a precio de saldo, jugar un amistoso contra el equipo de reservas del Tottenham se vio como una humillación impropia de un equipo de Champions, y ahora la bola de nieve que se ha creado con Illarra es el torpedo que por lo visto va a acabar por hundir a la Real en la miseria.

Lo siento mucho, no voy a sumarme de ninguna de las maneras a esta corriente destructiva, desilusionante e irracional, a la que no encuentro explicación sólo unas semanas después de cerrar un año formidable y, por el momento, manteniendo a casi toda la plantilla que nos llevó hasta allí. Nuestro equipo es el que hoy ha arrancado en Zubieta, con el añadido de los jugadores internacionales que tienen una semana más de vacaciones. Nuestro equipo será siempre el que viste la camiseta txuri urdin. Y lo forman aquellos que quieren formar parte de él. No hay más. Siempre he defendido, y no creo ser el único, que lo esencial para jugar en la Real es querer hacerlo. Soñar con hacerlo. Dejarse la vida por hacerlo. Eso va por Martino, Muniesa, Verdú o tantos otros nombres que han salido en las últimas semanas como posibles fichajes realistas y que han preferido otro equipo. No lamento ni por un instante que no hayan fichado por la Real, sean bueno o malos, aporten o no aporten, sencillamente porque no han querido estar aquí.

La famosa portada de Marca.
De la misma forma que no defiendo el fichaje de quien prefiere otras cuestiones antes que defender la camiseta de la Real, nunca he sido partidario de cerrar las puertas a ningún jugador que quisiera marcharse. Puedo dudar de sus motivos, pensar que comete un error o perder el cariño que siento hacia él. ¿Pero cerrarle las puertas? Eso no. Si alguien no quiere estar en la Real, que salga. Lo que no creo que sea sano es plantearse situaciones hipotéticas de forma constante. Hace unos días había que calibrar qué hacer si De la Bella aceptaba una oferta de la Premier, hemos pasado meses dándole vueltas a la posibilidad de que el Arsenal repesque a Vela, pensando si el Barcelona va a querer a Iñigo Martínez en lugar de a Thiago Silva... y ahora todo este follón de Illarramendi, que ha multiplicado hasta el infinito el impacto de algo que no deja de ser un rumor de verano, por muy fundamentado que pueda estar.

Hay que asumir las cosas como vienen. Lo normal era que los grandes se fijaran en nuestros jugadores porque son muy buenos y han hecho una temporada excepcional. Lo normal es que quieran ficharlos y que entablen contacto, con el jugador o con la Real. El Real Madrid siempre tendrá aspiraciones deportivas más grandes que la Real, y eso no será un camino equivocado para los nuestros. Siempre podrá pagar más que nosotros (ojo, no son los únicos; en la temporada 2011-2012 el sueldo medio de la Real era el decimocuarto de Primera), y desde luego que eso jamás será responsabilidad de quien dirija a la Real. Y siempre habrá jugadores que, por mucha identificación que sientan hacia la Real, optarán algún día por marcharse. De la misma forma que las aspiraciones deportivas de la Real satisfarán a algunos jugadores de nivel internacional, los sueldos que se puede permitir la entidad serán suficiente para ellos y querrán quedarse para siempre y ser un One Club Man. Hasta el día de hoy, Illarra siempre se ha mostrado más cerca de lo segundo que de lo primero, así que mientras no diga lo contrario apuesto por mantener la calma.

Este es nuestro equipo. El que hoy hemos visto en Zubieta más los ausentes. Con su entrenador y con los jugadores que ya están y los que quieran estar, los que pueda traer un club que no cuenta con las ventajas económicas de otros. Nada de lo que ha sucedido en estas semanas ha laminado mi ilusión en lo más mínimo, porque nada se sale de lo que siempre ha querido ser la Real. No hay nada tan extraño o anormal, por mucho que ahora el altavoz de las redes sociales amplifique hasta el infinito el impacto que pueda tener un rumor, una noticia o incluso un hecho. A día de hoy, Illarra es txuri urdin y la Real alineará en la previa un equipo muy parecido al que nos llevó a la cuarta posición. No veo que haya que tirar ya por tierra lo que pensábamos hace un mes, que la temporada 2013-2014 sería ilusionante, con el anhelado regreso a Europa (ganando o perdiendo la previa), con una Liga en la que muchos equipos han perdido potencial y con una Copa que volverá a brindarnos una oportunidad de ser campeones.

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