La Real certificó en Vigo su clasificación europea. |
No era fácil en agosto de 2016 predecir que este iba a ser el resultado de la temporada. El club ha perdido el miedo a hablar de Europa, pero son muchos los equipos que arrancan la Liga con ese objetivo. El comienzo de la Liga no ayudó a ser optimista. Eusebio Sacristán se plantó en la primera jornada con muchas bajas, con un once que se fue demostrando muy alejado de sus preferencias, y sin plantar resistencia ante el Real Madrid. La victoria en Pamplona apaciguó los ánimos, pero el empate en Anoeta ante el Espanyol y la derrota en Villarreal reforzaban los pronósticos menos optimistas. Dado el bajo nivel de la parte baja de la tabla, y a pesar de la irregularidad de perder fuera y ganar en casa, la Real se plantó en San Mamés en la octava jornada con la opción de pegar un salto enorme, superar al conjunto bilbaíno y entrar en plazas europeas. Y se cayó con estrépito. No por el marcador, 3-2, sino por sensaciones, en un partido en el que parecía fácil puntuar y en el que se regaló la derrota.
Así fue el gol al Barcelona en Anoeta. |
El equipo de Eusebio se había convertido en la sensación de la Liga. Era quinta y se había metido no en la pelea por Europa sino directamente por la Champions. La clave, haber dado con un centro del campo portentoso que hacía que el equipo jugara con la precisión de un cirujano, el que forman Illarramendi, Zurutuza y Xabi Prieto. Pero el segundo de ellos se lesionó y al equipo txuri urdin le dominó un pánico inesperado. Riazor, como un año antes El Molinón, sirvió para que la Real pusiera los pies en el suelo con un inadmisible e incomprensible 5-1 en contra. Los chicos de Eusebio se levantaron bien con dos nuevas victorias consecutivas, a las que siguió un suspenso en la prueba de nivel que suponía la visita del Sevilla a Anoeta. Ganar habría supuesto ponerse a un punto de la tercera plaza. Pero la Real perdió por 0-4 y quedó claro que el lugar de a Real era la pelea, como mucho, por la cuarta posición.
Para entonces, la Real ya se había adentrado en la fase de la temporada en la que se acumulaban las semanas de tres partidos. Eusebio, en una de las grandes y todavía no demasiado reconocidas aportaciones al club, se tomó muy en serio la Copa del Rey. Primero superó al Valladolid con solvencia. Después al Villarreal, por segunda vez en los últimos cuatro años, lo que tiene un mérito que tampoco se ha apreciado en su justa medida. Y el siguiente rival era el Barcelona. Por caprichos de los rectores del fútbol español, que hace tiempo dejaron de tener en cuenta al aficionado y a clubes que no sean los de más alto nivel, la Real tuvo que jugar en la víspera de San Sebastián y en un horario tardío. El Barcelona ganó en Anoeta después de muchos años y decantó en el Camp Nou una eliminatoria que, eso sí y a pesar del 6-2 final, estuvo viva hasta que faltaban diez minutos. La Real más seria en la Copa se quedó en cuartos.
El Villarreal venció en Anoeta en el descuento. |
Tras caer en Mendizorroza quedó claro que la lucha por la Europa League la iban a protagonizar tres equipos. El Eibar quiso meterse en esa pelea, pero acabó descolgado cuando el Athletic ganó en Ipurua también en el último minuto. Con la final de Copa ya decidida entre Barcelona y Alavés las cuentas quedaron claras. De entre Villarreal, Athletic y Real Sociedad, dos terminarían la Liga con celebración y uno pendiente de resolución de la competición del KO. El equipo de Eusebio sufrió muchos en esas semanas, empezando a notarse que la gasolina no daba para mantener el altísimo nivel de juego mostrado en buena parte de la Liga. En la jornada 30, la derrota en el Calderón, confirmando el otro gran problema de la Real, los partidos contra los equipos de la parte alta de la clasificación (solo venció al Atlético en Anoeta y empató ante Sevilla y Barcelona), dejó al cuadro txuri urdin en la séptima posición.
Juanmi dio la victoria ante el Granada en Anoeta. |
De ese último encuentro recordaremos toda la vida el gol de Juanmi en el 94. Pero para llegar a ese punto se vivieron antes muchas emociones. El Atlético le marcó dos goles muy rápidamente al Athletic para despedir el Calderón con victoria, pero el Villarreal ya se había adelantado antes. La sensación fue que la quinta plaza nunca estuvo realmente a tiro, a pesar de que el Valencia llegó a empatar el encuentro. Cuando eso sucedió, la Real ya estaba por debajo en el marcador, por un penalti que confirmó que la temporada arbitral ha sido como poco cuestionable en los encuentros del cuadro txuri urdin. Oyarzabal despertó el júbilo marcando en el 80, cuando el Athletic había recortado distancias. El Celta pareció detener el latido del corazón txuri urdin en el 90, con un golazo de Hjulsag. Pero llegó el testarazo de Juanmi para hacer el 2-2. Como en Gijón. En el último suspiro, desatando la alegría de quienes tanto habíamos sufrido. Con un éxito al final, como más vale la pena saborearlos y haciendo justicia a lo que ha sido una espléndida temporada.
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