lunes, mayo 26, 2025

RESUMEN DE LA TEMPORADA 2024-25 (1) Una Liga de sufrimiento

Se puede resumir la temporada de la Real de muchas maneras, pero seguramente en todas las que se nos puedan ocurrir hay una palabra que se repetirá: sufrimiento. El curso ha sido de todo menos placentero. Y eso es noticia en una Real que ha sufrido lo alargada que ha sido su propia sombra. Aunque es verdad que hubo cierta agonía en algunas de las cinco clasificaciones europeas que ha firmado la Real de la mano de Imanol, entonces contamos con la satisfacción del triunfo para mitigar la angustia. En este caso no, y eso se ha notado en el ánimo general con el que se ha desarrollado el curso. Hubo algunas advertencias en el primer tercio del campeonato, cuando Jokin Aperribay habló del nuevo libro o cuando Imanol valoró que el rendimiento óptimo de esta plantilla tardaría en verse dos o tres años, pero ha costado ver la realidad. Y esa realidad es que, después de cinco años, la Real no ha llegado a posiciones europeas, incluso se despidió de cualquier opción dos jornadas antes de acabar la Liga, ya finalizada su participación en las copas. Una valoración ecuánime pasa por decir que el equipo ha dado todo lo que tenía, con la excepción del inexplicable apagón del Metropolitano, pero a la vez la crítica, necesaria, obliga a destacar que lo que tenía el equipo (o lo que el equipo ha mostrado) no era suficiente.

La Real finalizó la Liga en undécima posición, la peor de la era Imanol (en temporadas que él empezó), la única en la que el equipo no no se ha clasificado para la Copa de la UEFA. Hay que retroceder la mirada hasta la campaña 2017-18, con Eusebio como entrenador, para encontrar a la Real en una peor posición, entonces la duodécima. Y las razones han sido múltiples. Habrá quien quiera buscar un culpable concreto, como si se tratara de rellenar una de esas encuestas en redes sociales o algunos medios que buscan fijar las miradas en un único punto, pero la realidad es que todo ha salido mal esta temporada, lo que tenía lógica y lo que no, lo que dependía del club y sus empleados y lo que no. No hay nada de lo vivido desde el mes de agosto de 2024 que se pueda extrapolar a una temporada de éxito. Y si nada rinde al máximo, es muy complicado lograr los objetivos. De esa manera, la Real se ha quedado fuera de Europa en una temporada en la que la Liga garantizó hasta ocho posiciones europeas.

Si miramos a los fríos datos, es imposible lograr cualquier objetivo mínimamente ambicioso cuando se han perdido casi la mitad de los partidos, 18. Por comparar, el Leganés, habiendo perdido 16, se ha ido a Segunda. Es todavía más complejo aspirar a algo grande cuando no se ha marcado un solo gol en la mitad de los encuentros, 19. Y todavía más cuando la cifra total de goles en Liga se queda en unos pírricos 35, ni siquiera una media de uno por partido. Solo dos equipos de Primera han marcado menos: el Getafe, decimotercero, se quedó en 34 y el colista Valladolid ha vuelto a Segunda haciendo solo 26. La mayor racha de puntos seguidos fue de apenas siete, la de victorias solo dos. Anoeta solo vio ocho triunfos, el mismo número de derrotas. Contra los diez primeros clasificados, solo logró el equipo txuri urdin un average a favor, con el Villarreal. Y solo ganó los dos partidos contra uno de los dos equipos descendidos. Muchos números malos que saltan a la vista de cualquiera.

Y sin embargo, la temporada podría haber acabado de otra forma con un tramo final distinto. La Real sumó en la segunda vuelta diez puntos menos que en la primera, 18 por 28, y solo ganó uno de los últimos ocho partidos de Liga, el último que se jugó en Anoeta, contra el Girona y ya sin nada más en juego que brindar a Imanol una despedida decente. Ese nefasto tramo de la competición comenzó cuando la Real había sumado ese récord de siete puntos consecutivos, un meritorio empate a dos en Vallecas que muchos despreciaron (y que viendo la clasificación europea del Rayo parece cobrar más valor) y dos victorias ante el Valladolid en casa y Las Palmas fuera, siete puntos que parecían recuperar la mejor versión de este equipo sin partidos entre semana. Sin embargo, las dos derrotas en casa ante Mallorca y Celta, dos rivales directos en la pelea por la zona europea, sepultaron cualquier opción de la Real de sellar una vez más el pasaporte para el Viejo Continente. Eso, independientemente de las sensaciones, es una realidad. Por muy mal que hiciera las cosas la Real antes de esos dos partidos, las jornadas 31 y 36, estaba metida en la pelea y en la jornada número 30 ocupaba la octava plaza, la que daba acceso a la Conference League.

Solo ahí y en el tramo intermedio de la temporada, entre las jornadas 16 a 21, el equipo de Imanol ha estado entre los ocho primeros, poco bagaje para un equipo acostumbrado a vivir en las alturas. El mal inicio condicionó buena parte del desarrollo de la temporada, eso es evidente. La Real solo ganó uno de los siete primeros partidos, 0-1 al Espanyol en la segunda jornada, y perdió sus tres primeras comparecencias en Anoeta, algo inverosímil para un equipo que aspira a buscar puestos de cabeza. Rayo y Alavés ganaron 1-2 y el Real Madrid lo hizo por 0-2. Hasta la visita del Valencia, un cómodo 3-0, no se vio a la Real que se esperaba, pero fue todo un espejismo con momentos de lucidez, como el golazo de Sucic que sirvió para empatar en Anoeta ante el Atlético de Madrid o el gol de Becker que sirvió para tumbar a un Barcelona ya entonces líder y al final campeón de Liga. Esa es la paradoja, en Anoeta solo ha perdido la Real ante un equipo Champions, el ya mencionado partido ante el Real Madrid, y sumó ocho puntos como local ante los cinco primeros clasificados finales.

Mucho sufrimiento para un equipo que había acostumbrado a su gente a cosas muy distintas. Muchas derrotas para una Real que había hecho de la fortaleza defensiva una de sus señas de identidad. Y muy pocos goles para hacer que su juego, más previsible este año que nunca, pudiera ser rentable. La Liga ha acabado, la era Imanol también y no tiene sentido ocultar que la despedida no ha sido la que todos, incluido él mismo, hubiéramos deseado. La derrota final en el Santiago Bernabéu, con decisiones arbitrales que otros días no se dan, fallando goles inverosímiles y sin demasiada tensión competitiva, aquí ya por la falta de objetivos, es el resumen perfecto de una Liga imperfecta.

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