martes, junio 03, 2025

RESUMEN DE LA TEMPORADA (7) Qué difícil es arbitrar

Uno de esos tópicos que cansan hasta la saciedad es aquel de qué difícil es arbitrar. Cualquier profesión es difícil, mucho más si no se domina o si no hay unas normas claras que aplicar. Da igual en qué profesión estéis pensando, todo es difícil si se hace mal o si no se sabe hacer. Y sí, se arbitra mal porque el fútbol es el único deporte que presume de sus desigualdades, dicen algo así como que es la salsa del fútbol. Pero es que el fútbol es también el único deporte que no es capaz de explicar esas jugadas y el único en el que un mismo reglamento sirve para justificar una decisión y la contraria en situaciones prácticamente idénticas. Qué difícil es arbitrar, sí, lo cuando cuando se hace de manera honesta y justa y el error, esto sí, se entiende como parte del juego, pero qué fácil podría ser en muchas situaciones con autocrítica y colaboración con quienes, por mucho que a veces parezca que les molesta, son los auténticos protagonistas del juego.

La temporada de la Real quedó marcada para siempre con una triste noche, la del 13 de marzo. Aquel día, Old Trafford vivió el que parece uno de los mayores escándalos arbitrales de la historia de la Europa League... sin que pasara absolutamente nada. El francés Benoît Bastien tuvo que decidir sobre cuatro jugadas de penalti y una expulsión. Se equivocó en todas y en todas decidió a favor del Manchester United. Otros sabrán mucho más de estadística, pero es algo que parece improbable que sucede si se está aplicando justicia correctamente. Una semana después de aquello, Bastien estaba arbitrando el partido entre Bulgaria e Irlanda de la Liga de Naciones, torneo organizado por la misma UEFA que le envió a arbitrar el Manchester United - Real Sociedad. Será que, como dicen por ahí, el equipo txuri urdin no tiene repercusión mundial.

Aquel día sirvió para certificar que lo del arbitraje europeo no existe, es una leyenda que se aplica solo a algunos que visten otras camisetas, como también quedó claro cuando el arbitraje del belga Lawrence Visser decidió desnivelar al Lazio - Real Sociedad expulsando a Aihen antes de la media hora de juego con dos faltas que a esos otros equipos que todos tenemos en mente jamás se las sacarían. ¿Eran justas con el reglamento en la mano? Igual sí, aunque ahora sea francamente difícil saber qué es cada cosa según un manoseado reglamento que ya no aclara nada, pero el problema está en el agravio comparativo. Y ahí los arbitrajes europeos conectan con los españoles, que son expertos en esa injusta aplicación de las normas, algo que han convertido en un arte que incluso retuerce las voluntades de los propios aficionados de los equipos que en realidad han sido perjudicados.

Un ejemplo claro. O, mejor dicho, dos. Las expulsiones de Zubeldia en el Benito Villamarín y de Aritz en Montjuic contra Betis y Barcelona respectivamente fueron muy parecidas, aunque el propio Imanol quiso diferenciarlas. Dos faltas en el centro del campo cometidas por un supuesto último defensor a cuarenta metros de la portería de Remito. Ambas fueron sancionadas con roja directa. Ni VAR, ni nada. Si se buscan hay muchas jugadas idénticas juzgadas con distinto rasero, pero el culmen de este disparate fue ver en un Barcelona - Real Madrid, cómo no, una falta de un último defensor, no a cuarenta metros de la portería sino en el mismo borde del área, que se castigó con tarjeta amarilla. Por mucho que quieran negarlo, no se pita igual a equipos de distinta camiseta o con distintos objetivos en la Liga, y eso, se mire como se mire, se llama adulterar la competición.

Podemos pensar en otras muchas jugadas que han rozado el absurdo. La roja a Oyarzabal en una jugada que en vivo fue sancionada con falta del Alavés y que no deja de ser un incidente de juego sin maldad ni intención ahora por lo visto hay que asumirla como algo no solo normal, sino incluso lógico. La mano que, VAR mediante, no se quiso pitar en el área del Celta en su visita a Anoeta, siendo además el partido que sentencia de una manera evidente las opciones de la Real de pelear hasta el final por la Europa League, cuando una igual de accidente se entiende como un penalti clarísimo en su ya intrascendente visita al Bernabéu de la última jornada. O el famoso penalti residual, como lo llaman ahora, que Martínez Munuera pitó a Aramburu sobre Vinicius, cuando tantos otros han dejado de señalarse a favor de la Real. Han sido tantas las situaciones absurdas e injustas que sería imposible recopilarlas todas, y lo que a veces resulta agotador es que, sin análisis, la única vía que parece quedar para alzar la voz sea la ironía en las redes sociales oficiales del club.

Con todo, podemos seguir mirando a situaciones de lo más llamativo. Juntar dos datos como que Kubo ha sido el jugador que más faltas ha recibido con el hecho de que la Real ha sido un equipo que no ha jugado ni un solo minuto en superioridad numérica por expulsión del rival es una llamada a la reflexión evidente. Da la sensación de que con la Real el arbitraje ha sido en general muy quisquilloso a la hora de castigar sus faltas en la presión alta y muy permisivo a la hora de castigar las infracciones sufridas. Si con el evidente bajón en muchas facetas del juego experimentado por el equipo txuri urdin se le elimina una de las armas que sí ha sabido aplicar en distintas fases de la temporada (¿recordamos cómo llegó al gol de la temporada 2023-24 al Inter hoy campeón de Europa y alimentamos la duda de si hoy o en la Liga se hubiera pitado falta...?). el resultado lógicamente supone una piedra más en el camino que la Real no supo culminar con la sexta clasificación consecutiva para competiciones continentales.

Gil Manzano fue uno de los árbitros que se significó, sobre todo con una actuación en Sevilla contra el Betis ya mencionada, pero que incluso hizo que el siempre comedido Imanol levantara la voz. ""i lo ha pitado lo habrá visto claro, aunque creo que lo podía haber revisado, era evitable y teniendo el VAR además. Había muchas ganas de pitarlo, igual que el penalti", dijo tanto de la referida expulsión de Zubeldia como de la pena máxima que le señaló a Aihen, elementos clave para que el Betis ganara aquel día con un claro 3-0 que le permitió al equipo txuri urdin en la tabla y dispararse a un final de Liga extraordinario que le permitió clasificarse para la Europa League e incluso soñar en algún momento con disputar alguna plaza Champions. Cómo debió ver el Comité Técnico de Árbitros estas jugadas para no interponer una denuncia contra Imanol por sus palabras, algo que han hecho con tantos y tantos protagonistas de la Liga que se han quejado en términos parecidos.

¿Se ha quedado la Real fuera de Europa por los arbitraje? No, aunque no hay que olvidar que el claro fuera de juego de Mbappé en una jugada clave para que la Real no mantuviera en el Santiago Bernabéu el 1-3 que le habría llevado a la final de Copa podría haber cambiado la historia de esta temporada de una manera evidente. No, la Real ha sumado muchos deméritos que, sobre todo en la Liga, han hecho que esté muy lejos del nivel que tendría que haber demostrado. Pero tampoco parece razonable escudarse de manera continua en un mal juego o unos escasos resultados para eliminar de la ecuación la influencia del arbitraje, sus enormes desigualdades y su nivel por momentos bajísimo. Ni el propio colectivo arbitral parece estar dispuesto a manejar, con lo cual todo esto se convierte en una queja anual que no sirve para nada, pero es imprescindible que este grito no decaiga. Si el fútbol no encuentra justicia por esta vía, está en serio peligro de convertirse en algo mucho más feo de lo que ha sido siempre. Y urge ponernos ya manos a la obra.

No hay comentarios: